lunes, 6 de agosto de 2018

En la casa de Cornelio |...


En Jope, Pedro se hospedó con un tal Simón, curtidor de oficio (Hech. 9:43). Mientras tanto, en Cesarea, a unos cuarenta kilómetros de Jope, vivía un centurión romano llamado Cornelio. Él y su familia eran adoradores devotos de Dios, aunque todavía no se habían adherido formalmente al judaísmo, lo que significaba que Cornelio todavía era un gentil incircunciso. En una visión de Dios, se le indicó que enviara mensajeros a Jope para invitar a Pedro a hacerle una visita (Hech. 10:1-8). Lee Hechos 10:9 al 16, 28, 34 y 35. ¿Qué experimentó Pedro, y cómo lo interpretó?

Es importante destacar que el tema de la visión de Pedro no era la comida sino las personas. Con todo, era cerca del mediodía, Pedro tenía hambre, y la voz le dijo que matara y comiera. No obstante, Dios no utilizó la visión para eliminar la distinción entre animales limpios e inmundos, sino para manifestarle a Pedro el carácter inclusivo del evangelio. 

La visión tenía la intención explícita de quebrar la resistencia de Pedro contra los gentiles. La concepción de Pedro era que si entraba en la casa de Cornelio y confraternizaba con él se contaminaría y no podría adorar en el Templo ni acudir ante la presencia de Dios. Los judíos del siglo I de Judea y sus alrededores no se relacionaban con los gentiles incircuncisos. 

El problema era la teología contemporánea, que excluía a los gentiles de la comunidad de Israel, a pesar de que esta idea se había convertido en una perversión de la finalidad de la existencia de Israel como nación, que era alcanzar al mundo con el conocimiento del Dios verdadero. 

Debido a que la circuncisión era la señal del pacto abrahámico, los gentiles no circuncidados eran segregados y tratados con desprecio. No podían participar de las bendiciones del Pacto a menos que aceptaran la circuncisión y se hicieran judíos. No obstante, ese concepto era incompatible con el alcance universal de la muerte de Jesús, hecho que los primeros creyentes, con el tiempo, estaban empezando a comprender. 

Lee Tito 2:11, Gálatas 3:26 al 28 y Efesios 2:11 al 19. ¿Qué nos enseñan estos versículos sobre la universalidad del mensaje evangélico? ¿Y sobre el hecho de que los cristianos alberguen prejuicios contra algún grupo basados en la etnia?


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