La Ley y el evangelio.
A fin de ser candidatos para el cielo, debemos hacer frente a los requerimientos de la ley: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu Corazón y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo". Lucas 10:27.
Solo podemos hacer esto al aferrarnos por fe de la justicia de Cristo. Contemplando a Jesús recibimos en el corazón un principio viviente y que se expande; el Espíritu Santo lleva a cabo la obra y el creyente progresa de gracia en gracia, de fortaleza en fortaleza, de carácter en carácter. Se amolda a la imagen de Cristo hasta que en crecimiento espiritual alcanza la medida de la estatura plena de Cristo Jesús.
Así Cristo pone fin a la maldición del pecado y libera al alma creyente de su acci6n y efecto. Solo Cristo puede hacer esto, pues "debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del mundo. Pues en cuanto él mismo padeci6 siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados". Hebreos 2:17, 18 (Mensajes selectos, t. 1, p. 463).
Cristo Ilevó verdaderamente el castigo de los pecados del mundo, para que su justicia pudiese ser imputada a los pecadores, para que por medio del arrepentimiento y la fe pudieran llegar a ser semejantes a él en santidad del carácter. Él dice: "Yo llevo la culpa de los pecados del hombre. Permíteme llevar el castigo, y que el pecador arrepentido esté inocente delante de ti". En el momento en que el pecador crea en Cristo, es considerado a la vista de Dios como sin condenación; porque la justicia de Cristo es suya: le es imputada la obediencia perfecta de Cristo. Pero debe colaborar con el poder divino, y ejercer su esfuerzo humano en subyugar el pecado, y levantarse completo en Cristo.
El rescate pagado por Cristo es suficiente para la salvación de todos los hombres; pero se aplicará solo a aquellos que lleguen a ser nuevas criaturas en Cristo Jesús, sujetos leales al reino eterno de Dios. Su sufrimiento no escudará del castigo al pecador desleal, no arrepentido (Fundamentals of Christian Education, pp. 429, 430).
El apóstol Pablo, refiriéndose a los últimos días, dijo: "Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina". 2 Timoteo 4'.3. Ya hemos entrado de lleno en ese tiempo. Las multitudes se niegan a recibir las verdades bíblicas porque estas contrarían los deseos de los corazones pecaminosos y mundanos; y Satanás les proporciona los engaños en que se complacen.
Pero Dios tendrá en la tierra un pueblo que sostendrá la Biblia y la Biblia sola, como piedra de toque de todas las doctrinas y base de todas las reformas. Ni las opiniones de los sabios, ni las deducciones de la ciencia, ni los credos o decisiones de concilios tan numerosos y discordantes como lo son las iglesias que representan, ni la voz de las mayorías, nada de esto, ni en conjunto ni en parte, debe ser considerado como evidencia en favor o en contra de cualquier punto de fe religiosa.
Antes de aceptar cualquier doctrina o precepto debemos cerciorarnos de si los autoriza un categ6rico "Así dice Jehová". Satanás trata continuamente de atraer la atenci6n hacia los hombres en lugar de atraerla hacia Dios. Hace que el pueblo considere como sus guías a los obispos, pastores y profesores de teología, en vez de estudiar las Escrituras para saber por sí mismo cuáles son sus deberes. Dirigiendo luego la inteligencia de esos mismos guías, puede entonces también encaminar las multitudes a su voluntad (El conflicto de los siglos, pp. 580, 581). Viernes 6 de abril: Para estudiar y meditar En los lugares celestiales, p. 120. Nuestra elevada vocación, p. 127.
================ Notas de Elena G. de White Lección 1: Para el 7 de abril de 2018 El conflicto cósmico Escuela Sabática – Segundo trimestre 2018 PREPARACIÓN para el tiempo del fin
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