jueves, 5 de abril de 2018

Cristo, poder para limpiar



«Vinieron, pues, a Jerusálén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas». Marcos 11: 15, RV60

Durante la Pascua, los atrios del templo se llenaban de oferentes. Muchos no podían llevar el sacrificio que había de ser entregado, por lo que allí se compraban y vendían animales para las ofrendas. Además, en el atrio exterior, se cambiaba el dinero extranjero por la moneda del Santuario. Los negociantes se aprovechaban de ello exigiendo precios exorbitantes, y luego repartían las ganancias con los sacerdotes. Tristemente, el templo se había convertido en una cueva de ladrones.

Entonces llegó Jesús y volcó las mesas. Ante su autoridad como Dios, los negociantes, sacerdotes y líderes del pueblo huyeron de su presencia quedando solo los enfermos y los humildes que se acercaron para adorarlo. El templo se llenó de nuevo de almas sinceras que sí creían y aceptaban a Cristo en su corazón; personas obedientes, necesitadas de la ayuda de un Dios Todopoderoso y de la gracia divina. Al limpiar el templo de toda corrupción, Jesús quería enseñar una lección significativa a sus discípulos.

La limpieza del templo simboliza la limpieza del alma. Nuestra naturaleza pecaminosa ha desplazado a Dios del lugar que le pertenece; sin embargo, el Señor nos llama para que volvamos a él y pueda limpiarnos, pues nuestro cuerpo es el templo del Espíritu. Hemos recibido este cuerpo de Dios, pero no es nuestro, porque hemos sido comprados con la sangre preciosa de Cristo (1 Corintios 6: 19, 20).

En una ocasión, un predicador visitó a un joven para hablarle de Jesús. Al pasar a su cuarto, vio las paredes llenas de cuadros obscenos, pero no comentó nada al respecto; solo le dijo que tenía algo hermoso para él: un precioso cuadro de Cristo. Cuando el predicador se fue, el joven colgó el cuadro de Jesús en medio de los demás, e inmediatamente percibió que no podían estar juntos, por lo que se deshizo de todos los cuadros salvo de ese. Contemplar a Jesús allí todos los días hizo que terminara aceptándolo y que abandonara todos sus pecados.

Oremos a Dios para alcanzar misericordia y para que nos llene de su presencia, la cual puede limpiarnos.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2018
FUENTES DE VIDA
David Javier Pérez
Lecturas devocionales para Adultos 2018

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