"...Lo triste de esto es que Eva sabía cuáles habían sido las palabras de Dios. Ella las repitió: “Del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis” (Gén. 3:3). Aunque la Biblia no menciona nada en cuanto a tocar el fruto, ella sabía a ciencia cierta que comer de él conduciría a la muerte.
Satanás, entonces, abierta y descaradamente, contradice estas palabras. “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis” (Gén. 3:4).
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