domingo, 8 de abril de 2018

Fieles en lo muy poco | Escue...



Fieles en lo muy poco | Escuela Sabática
Dios había elegido a Israel. Lo había llamado para conservar entre los hombres el conocimiento de su ley, así como los símbolos y las profecías que señalaban al Salvador. Deseaba que fuese como fuente de salvación para el mundo. Como Abraham en la tierra donde peregrinó, José en Egipto y Daniel en la corte de Babilonia, había de ser el pueblo hebreo entre las naciones. Debía revelar a Dios ante los hombres (El Deseado de todas las gentes, p. 19). 

Únicamente merced a la fidelidad en las cosas pequeñas puede el alma prepararse para actuar con fidelidad en las responsabilidades mayores. Dios puso a Daniel y a sus compañeros en relación con los grandes hombres de Babilonia, a fin de que estos paganos pudieran llegar a familiarizarse con los principios de la verdadera religión. En medio de una nación de idólatras, Daniel había de representar el carácter de Dios. ¿Cómo llegó él a estar preparado para un puesto de tanta confianza y honor? Fue su fidelidad en las cosas pequeñas lo que le dio carácter a su vida entera. Él honraba a Dios en los deberes más pequeños, y el Señor cooperaba con él. Dios dio a Daniel y a sus compañeros conocimiento e inteligencia en todas letras y ciencia: mas Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños" Daniel 1:17

Así como Dios llamó a Daniel para que le fuera testigo en Babilonia, él nos llama a nosotros para que le seamos testigos en el mundo hoy día. Tanto en los pequeños como en los más grandes asuntos de la vida él desea revelar a los hombres los principios de su reino (Palabras de Vida del gran Maestro, p. 291). 

Los que hoy ocupan puestos de confianza deben procurar aprender la lección enseñada por la oración de Salomón. Cuanto más elevado sea el cargo que ocupe un hombre y mayor sea la responsabilidad que ha de llevar, más amplia será la influencia que ejerza y tanto más necesario será que confíe en Dios. Debe recordar siempre que juntamente con el llamamiento a trabajar le llega la invitación a andar con circunspección delante de sus semejantes. Debe conservar delante de Dios la actitud del que aprende. Los cargos no dan santidad de carácter. Honrando a Dios y obedeciendo sus mandamientos es como un hombre llega a ser realmente grande. 

El Dios a quien servimos no hace acepción de personas. El que dio a Salomón el espíritu de sabio discernimiento está dispuesto a impartir la misma bendición a sus hijos hoy. Su palabra declara: "Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela a Dios, el cual da a todos abundantemente, y no zahiere; y le será dada". Santiago 1:5 (Profetas y reyes, p. 21). 

Notas de Elena G. de White Lección 2: Daniel y el tiempo del fin Para el 14 de abril de 2018 Escuela Sabática – Segundo trimestre 2018
PREPARACIÓN para el tiempo del fin

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