miércoles, 25 de julio de 2018

Jesús en la corte celestial



JESÚS EN LA CORTE CELESTIAL

Esteban, el primer mártir cristiano, en su terrible conflicto con los principados, las potestades y las malicias espirituales en lugares encumbrados, exclamó: "Veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre de pie a la diestra de Dios". Le fue revelado el Salvador del mundo como si estuviera contemplándolo desde el cielo con el más profundo interés, y la luz gloriosa del rostro de Cristo brilló sobre Esteban con tal fulgor, que hasta sus enemigos vieron que su rostro resplandecía como el rostro de un ángel. 

Si permitiéramos que nuestra mente meditara más en Cristo y en el mundo celestial, hallaríamos un estímulo y un apoyo poderoso para pelear las batallas del Señor. El orgullo y el amor al mundo perderán su poder al contemplar las glorias de esa tierra mejor que tan pronto será nuestro hogar. Junto a la belleza de Cristo, todos los atractivos terrenales parecerán de poco valor (Mensajes para los jóvenes, p. 78). 

Aunque estaba a la mitad de su sermón, [Esteban] concluyó abruptamente... El prisionero leyó su suerte en los rostros crueles que lo rodeaban, pero no flaqueó. El temor de la muerte lo había abandonado. 

Los sacerdotes rabiosos y la turba embravecida no observaron terror en él. La escena que tenía ante su vista se desvaneció. Para él las puertas del cielo estaban abiertas de par en par, y al mirar hacia adentro vio la gloria de los atrios divinos, y a Cristo, como si acabara de levantarse de su trono, listo para sostener a su siervo que se encontraba a punto de sufrir el martirio por su causa ... La descripción de la escena gloriosa que se desarrollaba delante de él era más de lo que sus perseguidores podían soportar. Tapándose los oídos para no escuchar más sus palabras, y profiriendo fuertes gritos, se abalanzaron furiosamente contra él movidos por una misma intención. 

"Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les lomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió ... El sello de Dios se veía en el rostro de Esteban, y sus palabras, que penetraron en las mismas almas de los que las escucharon, permanecieron en las mentes de los observadores y dieron testimonio de la verdad acerca de la cual había hablado (Exaltad a Jesús, p. 98).

Si los siervos de Dios cumplen fielmente el cometido a ellos confiado, grande será su recompensa cuando el Maestro diga: "Da cuenta de tu mayordomía" [Lucas 16:2].

La ferviente labor, el trabajo abnegado, el esfuerzo paciente y perseverante, serán recompensados abundantemente. Jesús dirá: Ya no os llamo siervos, sino amigos [véase Juan 15:15]. 

El Maestro no concede su aprobación por la magnitud de la obra hecha, sino por la fidelidad manifestada en todo lo que se ha hecho. No son los resultados que alcanzamos, sino los motivos por los cuales obramos, lo que más importa a Dios. Él aprecia sobre todo la bondad y la fidelidad (Obreros evangélicos, p. 282). 

================== NOTAS DE ELENA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA III TRIMESTRE DEL 2018 Narrado por: Patty Cuyan Desde: California, USA =================== || www.drministries.org ||

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