PREPARACIÓN PARA EL PENTECOSTÉS.
En su respuesta de Hechos 1:7 y 8, Jesús no asumió ningún compromiso con respecto al tiempo. No obstante, el significado natural de sus palabras era que, inmediatamente después de que el Espíritu viniera y los discípulos completaran su misión, él regresaría (ver además Mat. 24:14).
La observación de los ángeles (Hech. 1:11) tampoco respondió la pregunta de cuándo vendría el Reino, pero se podía entender como que no faltaba mucho. Esto parece explicar por qué los discípulos “volvieron a Jerusalén con gran gozo” (Luc. 24:52). La promesa de la segunda venida de Jesús en un tiempo indeterminado, que debía darles un estímulo adicional para su misión, se interpretó como que el final ocurriría en breve. Otros acontecimientos de Hechos demostrarán esta idea.
Lee Hechos 1:12 al 14. ¿Quiénes más estaban en el aposento alto, y de qué modo se prepararon para la venida del Espíritu?
Al regresar del Monte de los Olivos, los discípulos se reunieron en la habitación de huéspedes de la planta alta (en latín, cenaculum) de una casa particular de dos pisos, en Jerusalén. Algunas seguidoras (Luc. 8:1-3; 23:49; 24:1-12), así como la madre y los hermanos de Jesús, estaban allí con los discípulos. Los hermanos de Jesús (Mar. 6:3) eran hijos más jóvenes de José y María (Mat. 1:25; Luc. 2:7) o, más probablemente, hijos de un primer matrimonio de José, en cuyo caso José habría sido viudo cuando tomó a María por esposa.
Su presencia entre los discípulos es una sorpresa, ya que siempre habían sido bastante escépticos respecto de Jesús (Mar. 3:21; Juan 7:5). Sin embargo, la resurrección y la aparición especial de Jesús a Jacobo (1 Cor. 15:7) parece haber marcado la diferencia. Más tarde, aparentemente, Jacobo reemplazó a Pedro en la conducción de la comunidad cristiana (Hech. 12:17; 15:13; 21:18; Gál. 2:9, 12).
En constante oración (Hech. 1:14), y alabando a Dios en el Templo (Luc. 24:53), todos ellos indudablemente participaron de un tiempo de confesión, arrepentimiento y aborrecimiento del pecado. Pese a que, en su mente, la venida del Espíritu conducía inmediatamente al regreso de Jesús, su actitud espiritual estaba en completa armonía con lo que estaba a punto de suceder, ya que el Espíritu Santo vino en respuesta a la oración. Al tomar nuestras decisiones diarias, ¿de qué manera ayudamos a preparar el camino para la obra del Espíritu en nuestra vida?
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