LA VENIDA DEL ESPÍRITU.
Conforme a la orden de Jesús, los creyentes esperaron en Jerusalén el cumplimiento de la promesa del Espíritu, y lo hicieron con oración ferviente, arrepentimiento sincero y alabanzas. Cuando llegó el día, “estaban todos unánimes juntos” (Hech. 2:1), probablemente en el mismo aposento alto de Hechos 1. Sin embargo, pronto se mudarían a un lugar más público (Hech. 2:6-13).
Lee Hechos 2:1 al 3. ¿Qué elementos sobrenaturales acompañaron el derramamiento del Espíritu?
La escena era intensa. Primero hubo un ruido repentino proveniente del cielo como el rugido de una tormenta violenta que llenó todo el lugar, y luego apareció algo similar a llamas de fuego y se posó sobre los que estaban allí. En la Biblia, frecuentemente, al viento y al fuego se los relaciona con una “teofanía” o una manifestación divina (por ejemplo, Éxo. 3:2; 19:18; Deut. 4:15). Además, también se utiliza al fuego y al viento para representar al Espíritu de Dios (Juan 3:8; Mat. 3:11).
En el caso del Pentecostés, sea cual fuere el significado preciso de estos fenómenos, fueron señales que presentaron un momento único en la historia de la salvación: el derramamiento prometido del Espíritu Santo. El Espíritu siempre había estado obrando. Su influencia en el pueblo de Dios en la época del Antiguo Testamento se reveló, a veces, de una manera notable, pero nunca en su plenitud. “Durante la era patriarcal, la influencia del Espíritu Santo se había revelado a menudo en forma señalada, pero nunca en su plenitud.
Ahora, en obediencia a la palabra del Salvador, los discípulos ofrecieron sus súplicas por este don y, en el cielo, Cristo añadió́ su intercesión. Reclamó el don del Espíritu para poder derramarlo sobre su pueblo” (HAp 30). Juan el Bautista predijo el bautismo del Espíritu por parte del Mesías venidero (Luc. 3:16, comparar con Hech. 11:16), y el mismo Jesús se refirió a él varias veces (Luc. 24:49; Hech. 1:8). Este derramamiento sería su primer acto de intercesión ante Dios (Juan 14:16, 26; 15:26). En Pentecostés, la promesa se cumplió.
Aunque el bautismo del Espíritu en Pentecostés fue un acontecimiento único relacionado con la victoria de Jesús en la Cruz y su exaltación en el cielo, estar llenos del Espíritu es una experiencia que se repite continuamente en la vida de los creyentes (Hech. 4:8, 31; 11:24; 13:9, 52; Efe. 5:18). ¿Qué evidencias tienes de la obra del Espíritu Santo en tu vida?
Escuela Sabática con el Pastor Daniel Herrera Esta semana: Lección 2: El Pentecostés Para el 14 de julio del 2018 Lecciones de Escuela Sabática – Tercer trimestre 2018 EL LIBRO DE HECHOS
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