jueves, 5 de julio de 2018

EL DUODÉCIMO APÓSTOL



Bienvenidos al estudio sistemático de la Biblia. Corresponde a julio, agosto y septiembre 2018. Lección 1: Para el 7 de julio de 2018. ME SERÉIS TESTIGOS. Jueves 5 de julio. EL DUODÉCIMO APÓSTOL


La primera medida administrativa de la primera comunidad cristiana, que contaba con unos 120 creyentes (Hech. 1:15), fue escoger el sucesor de Judas.

Lee Hechos 1:21 y 22 ( CB ) . ¿Qué cualidades debía tener el sucesor de Judas? ¿Por qué eran tan importantes? 

Era necesario que fuese un testigo de la resurrección de Jesús (comparar con Hech. 4:33); esto es crucial porque, vez tras vez, la resurrección es considerada una poderosa evidencia del mesianismo de Jesús y de la verdad de toda la fe cristiana. 

No obstante, la elección debía hacerse entre los que habían acompañado a los apóstoles durante todo el ministerio de Jesús. Más adelante, Pablo insistiría en que él, a pesar de no haber estado con el Jesús terrenal, tenía derecho al oficio apostólico porque su encuentro con Jesús camino a Damasco lo capacitaba para dar testimonio de su resurrección (1 Cor. 9:1). A pesar de admitir que era como “un abortivo” (1 Cor. 15:8), Pablo se negaba a considerarse menos calificado que los demás apóstoles (1 Cor. 9:2; Gál. 2:6-9). Por ende, solo los Doce y Pablo eran “apóstoles” en el sentido técnico y autorizado (Hech. 1:25, 26); sin embargo, en su sentido general básico como enviados o mensajeros, el término también podía ser usado por otros obreros evangélicos (Hech. 14:4, 14; Gál. 1:19). 

Lee Hechos 1:23 al 26. ¿De qué forma fue escogido Matías? 

El método que usaron para elegir a Matías puede parecer extraño, pero echar suertes era una forma tradicional de tomar decisiones (por ejemplo, Lev. 16:5-10; Núm. 26:55). Además, la elección fue entre dos candidatos previamente reconocidos de igual calificación, y no un paso hacia lo desconocido. 

Los creyentes también oraron creyendo que el resultado reflejaría la voluntad de Dios (comparar con Prov. 16:33). No hay pruebas de que la decisión haya sido cuestionada alguna vez. Después del Pentecostés, el echar suertes ya no fue necesario debido a la conducción directa del Espíritu (Hech. 5:3; 11:15-18; 13:2; 16:6-9). 

Si alguien viniera a ti y te preguntara: “¿Cómo puedo saber cuál es la voluntad de Dios para mi vida?”, ¿qué responderías y por qué? 


Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Corintios 12 – Durante esta semana, DTG caps. 45, 46.

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