EL REGRESO DE NUESTRO SEÑOR JESÚS.
El Dador de la vida llamará a su posesión adquirida en la primera resurrección y hasta que llegue la hora triunfal cuando suene la última trompeta y ese inmenso ejército se levante de la tumba para la eterna victoria, todos los santos que duermen serán guardados seguros como una preciosa joya que Dios conoce por nombre.
Resucitarán de la muerte por el poder del Salvador que estaba en ellos mientras vivían y porque llegaron a ser participantes de la naturaleza divina. Nuestras más caras esperanzas a menudo parecen marchitarse. La muerte nos arrebata a nuestros amados. Cerramos sus ojos y los vestimos para la tumba y allí los depositamos fuera del alcance de nuestra vista. Pero la esperanza renace y anima nuestro espíritu. No estamos separados para siempre. Nos reuniremos con los amados que duermen en Jesús. Regresarán de la tierra del enemigo. Viene el Dador de la vida. Millares de santos ángeles lo escoltan. Él rompe las ataduras de la muerte y los grillos de la tumba y los preciosos cautivos salen rebosantes de salud y belleza inmortal (La fe por la cual vivo, p. 187).
Mediante la fe los hijos de Dios obtienen un conocimiento de Cristo y acarician la esperanza de su aparición para juzgar al mundo con justicia, hasta que llega a ser una gloriosa expectación; porque entonces le verán tal como él es, y serán hechos semejantes a él, y estarán siempre con el Señor. Los santos que duermen en sus tumbas serán entonces resucitados para recibir una gloriosa inmortalidad.
Cuando llegue el día de la liberación, "entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia ... entre el que sirve a Dios y el que no le sirve". Cuando Cristo venga, será para ser admirado por todos los que creyeron, y los reinos de este mundo han de ser los reinos de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Los que están esperando la manifestación de Cristo en las nubes del cielo con poder y gran gloria, como Rey de reyes y Señor de señores, mediante su vida y carácter procurarán representarlo ante el mundo .. . Aborrecerán el pecado y la iniquidad, así como Cristo aborreció el pecado. Guardarán los mandamientos de Dios, como Cristo guardó los mandamientos de su Padre (Fe y obras, p. 118).
================== NOTAS DE ELENA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA II TRIMESTRE DEL 2018 Narrado por: Patty Cuyan Desde: California, USA
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