jueves, 14 de junio de 2018

El Sábado como el sello




El cuarto mandamiento, que Roma ha tratado de poner a un lado, es el único precepto del Decálogo que señala a Dios como Creador de los cielos y la tierra, y por lo tanto distingue al verdadero Dios de los dioses falsos. El sábado fue instituido para conmemorar la obra de la Creación, y dirigir las mentes de los hombres al Dios vivo y verdadero. Su poder creador se menciona a lo largo de las Escrituras como prueba de que el Dios de Israel es superior a las deidades paganas ... Esta institución, que señala a Dios como el Creador, es una señal de su legítima autoridad sobre los seres que creó (La historia de la redención, pp. 401, 402). 

"La importancia del sábado, como institución conmemorativa de la creación, consiste en que recuerda siempre la verdadera razón por la cual se debe adorar a Dios", porque él es el Creador, y nosotros somos sus criaturas. "Por consiguiente, el sábado forma parte del fundamento mismo del culto divino, pues enseña esta gran verdad del modo más contundente, como no lo hace ninguna otra institución. El verdadero motivo del culto divino, no tan solo del que se tributa en el séptimo día, sino de toda adoración, reside en la distinción existente entre el Creador y sus criaturas. Este hecho capital no perderá nunca su importancia ni debe caer nunca en el olvido" (J. N. Andrews, History of the Sabbath, cap. 27). 

Por eso, es decir, para que esta verdad no se borrara nunca de la mente de los hombres, instituyó Dios el sábado en el Edén y mientras el ser él nuestro Creador siga siendo motivo para que le adoremos, el sábado seguirá siendo señal conmemorativa de ello (El conflicto de los siglos, p. 433). 

La muerte de Cristo demuestra el gran amor de Dios por el hombre. Es nuestra garantía de salvación. Quitarle al cristiano la cruz sería como borrar del cielo el sol. La cruz nos acerca a Dios, y nos reconcilia con él. Con la perdonadora compasión del amor de un padre, Jehová contempla los sufrimientos que su Hijo soportó con el fin de salvar de la muerte eterna a la familia humana, y nos acepta en el Amado. Sin la cruz, el hombre no podría unirse con el Padre. De ella depende toda nuestra esperanza. 

De ella emana la luz del amor del Salvador; y cuando al pie de la cruz el pecador mira al que murió para salvarle, puede regocijarse con pleno gozo; porque sus pecados son perdonados. Al postrarse con fe junto a la cruz, alcanza el más alto lugar que pueda alcanzar el hombre. Mediante la cruz podemos saber que el Padre celestial nos ama con un amor infinito. ¿Debemos maravillarnos de que Pablo exclamara: "Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo"? Gálatas 6: 14 (Los hechos de los apóstoles, p. 170).

 ================== NOTAS DE ELENA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA II TRIMESTRE DEL 2018 Narrado por: Patty Cuyan Desde: California, USA

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