TEMED A DIOS Y DADLE GLORIA.
Juan en el Apocalipsis predice la proclamación del mensaje evangélico precisamente antes de la segunda venida de Cristo. Él contempla a un "ángel volar por en medio del cielo, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a todos los que moran en la tierra, y a toda nación y tribu y lengua y pueblo, diciendo en alta voz: Temed a Dios, y dadle honra; porque la hora de su juicio es venida". Apocalipsis 14:6,7.
En la profecía, esta amonestación referente al juicio, con los mensajes que con ella se relacionan, es seguida por la venida del Hijo del hombre en las nubes de los cielos. La proclamación del juicio es el anunció de que la segunda aparición del Salvador está por acaecer. Y a esta proclamación se denomina el evangelio eterno. Así se ve que la predicación de la segunda venida de Cristo, el anunció de su cercanía, es una parte esencial del mensaje evangélico (Palabras de vida del gran Maestro, p. 179).
Sus mandamientos y su gracia están adaptados a nuestras necesidades, y sin ellos no podemos ser salvos, no importa qué hagamos. Requiere una obediencia que él pueda aceptar. La ofrenda de bienes, o cualquier otro servicio, sin la participación del corazón, no será aceptado. La voluntad debe ser sometida a él. El Señor requiere de ustedes una mayor consagración, una mayor separación del espíritu y la influencia del mundo ...
La conducta de los cristianos es como la de su Señor. Él enarboló el estandarte, y a nosotros nos corresponde decidir si nos vamos a reunir en torno de ese estandarte o no. Nuestro Señor y Salvador dejó a un lado su dominio, sus riquezas y su gloria, y vino a buscarnos, para poder salvamos de la miseria y hacer de nosotros seres semejantes a él.
Se humilló a sí mismo y tomó nuestra naturaleza para que pudiéramos aprender de él y, al imitar su vida de generosidad y abnegación, pudiéramos seguirlo paso a paso hasta el Cielo. No podemos ser iguales al Modelo, pero podemos parecernos a él, y de acuerdo con nuestra capacidad obrar de la misma manera (Testimonios para la iglesia, t. 2,pp. 153, 154).
Los padres y las madres que ponen a Dios en primer lugar en su familia, que enseñan a sus hijos que el temor del Señor es el principio de la sabiduría, glorifican a Dios delante de los ángeles y delante de los hombres ... El sagrado privilegio de comulgar con Dios aclara y define la visión de las cosas gloriosas que se han preparado para los que aman a Dios y reverencian sus mandamientos. Debemos infundir reverencia a nuestra vida diaria ... Complicamos nuestros deberes diarios de la vida con demasiadas cosas mezquinas y comunes, y por eso no vamos al invisible. De esa manera perdemos muchas y ricas bendiciones dentro de nuestra experiencia religiosa. La verdadera reverencia se revela mediante la obediencia. Dios no exige nada que no sea esencial, y no hay mejor manera de manifestar la reverencia que tanto le agrada que obedeciendo sus palabras (Mi vida hoy, p. 293). ================== NOTAS DE ELENA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA II TRIMESTRE DEL 2018
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