jueves, 8 de marzo de 2018

Notas de Elena | Jueves 8 de marzo 2018 | La mayordomía | Escuela Sabática





Gemas contenidas en este video:

Somos santificados por Dios mediante la obediencia a la verdad. Nuestra conciencia debe ser purificada de las obras de muerte sirviendo al Dios viviente.

Todavía no somos perfectos; pero es nuestro privilegio separamos de los lazos del yo y del pecado y avanzar hacia la perfección. Grandes posibilidades, altos y santos fines están al alcance de todos.

Al Señor no le agrada vemos espiritualmente débiles.

Dios es honrado solo cuando los que profesan creer en él son amoldados a su imagen. 

Debemos representar ante el mundo la belleza de la santidad, porque nunca entraremos a través de las puertas de la ciudad de Dios hasta que perfeccionemos un carácter como el de Cristo.

Cuando quiera que el hombre alcanza algo, sea en lo espiritual o en lo temporal, debe recordar que lo hace por medio de la cooperación con su Hacedor. Necesitamos grandemente comprender nuestra dependencia de Dios. 

Hay muy poca confianza en el poder que Dios está listo para dar. “Coadjutores somos de Dios”. (1 Corintios 3:9). 

inmensamente inferior es la parte que lleva a cabo el agente humano; pero si está unido con la divinidad de Cristo, puede hacer todas las cosas por medio de la fuerza que él imparte (Palabras de vida del gran Maestro, p. 60).

Más allá de la cruz del Calvario, con su agonía y vergüenza, Jesús miró hacia el gran día final, cuando el príncipe de las potestades del aire será destruido...

En lo venidero, los seguidores de Cristo habían de mirar a Satanás como a un enemigo vencido.

El poder omnipotente del Espíritu Santo es la defensa de toda alma contrita. Cristo no permitirá que pase bajo el dominio del enemigo quien haya pedido su protección con fe y arrepentimiento.

El Salvador está junto a los suyos que son tentados y probados.

Con él no puede haber fracaso, pérdida, imposibilidad o derrota; podemos hacer todas las cosas mediante Aquel que nos fortalece.

Cuando vengan las tentaciones y las pruebas, no esperéis arreglar todas las dificultades, sino mirad a Jesús, vuestro ayudador (El Deseado de todas las gentes, p. 455).

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