lunes, 5 de marzo de 2018

Notas de Elena - 05 de Marzo del 2018 - La doctrina del santuario




Gemas contenidas en este video:

Debemos apropiamos de las promesas de Dios por medio de la fe, y aprovechar las abundantes bendiciones que Cristo Jesús ha obtenido para nosotros. 

Podemos esperar que sufriremos; porque únicamente los que participen con él de sus sufrimientos, también participarán con él de su gloria.

Él ha comprado el perdón y la inmortalidad para las almas pecadoras de los hombres que perecen; pero a nosotros nos corresponde recibir estos dones por medio de la fe.

La fe en el sacrificio expiatorio y la intercesión de Cristo nos mantendrá seguros e inamovibles en medio de las tentaciones que nos oprimen… 

“Tenemos un tal sumo sacerdote que se ha sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos; ministro del santuario, y del verdadero tabernáculo, que plantó el Señor, y no el hombre”. Hebreos 8:1, 2…

Aquí tenemos revelado el santuario del nuevo pacto. El santuario del primer pacto fue asentado por el hombre, construido por Moisés; este segundo es asentado por el Señor, no por el hombre. En aquel santuario los sacerdotes terrenales desempeñaban el servicio; en este es Cristo, nuestro gran Sumo Sacerdote, quien ministra a la diestra de Dios. Uno de los santuarios estaba en la tierra, el otro está en el cielo…

El esplendor incomparable del tabernáculo terrenal reflejaba a la vista humana la gloria de aquel templo celestial donde Cristo nuestro precursor ministra por nosotros ante el trono de Dios (El conflicto de los siglos, pp. 408, 409).

Cuando se suscitan perplejidades y surgen dificultades, no busquéis ayuda en la humanidad. Confiadlo todo a Dios. La práctica de hablar de nuestras dificultades a otros, únicamente nos debilita, y no les reporta a los demás ninguna fuerza.

Buscamos la fuerza del hombre errante y finito, cuando podríamos tener la fuerza del Dios infalible e infinito.

No necesitáis ir hasta los confines de la tierra para buscar sabiduría, pues Dios está cerca.

El anhela que extendáis hacia él la mano de la fe. Anhela que esperéis grandes cosas de él.

Anhela daros inteligencia así en las cosas materiales como en las espirituales. Él puede aguzar el intelecto. Puede impartir tacto y habilidad. Emplead vuestros talentos en el trabajo; pedid a Dios sabiduría, y os será dada (Palabras de vida del gran Maestro, p. 112).




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