Deuteronomio 7:6-7: "Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serie un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos" ...
El Señor ha apartado para sí a los que son piadosos; esta consagración a Dios y separación del mundo se ordena definitivamente tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Existe una muralla de separación que el Señor mismo ha establecido entre las cosas del mundo y las cosas que ha apartado del mundo para sí mismo. La vocación y el carácter del pueblo de Dios son peculiares, sus perspectivas son peculiares, y estas peculiaridades los distinguen de todos los demás pueblos.
Todo el pueblo de Dios que se encuentra en el mundo constituye un solo cuerpo, desde el comienzo hasta el final del tiempo. Tienen una sola Cabeza que dirige y gobierna el cuerpo. Las mismas órdenes que se le dieron a Israel antiguo se dan también al pueblo de Dios de la actualidad, que se aparten del mundo. La gran Cabeza de la iglesia no ha cambiado. La experiencia de los cristianos de estos días es semejante a los viajes del Israel antiguo (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 256).
Cristo nos ha elegido del mundo, para que seamos un pueblo peculiar y santo. Él "se dio a sí mismo por nosotros para redimimos de toda iniquidad, y limpiar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras". Tito 2: 14. Los obreros de Dios deben ser hombres de oración, diligentes estudiantes de las Escrituras, que tengan hambre y sed de justicia, a fin de que sean una luz y fuerza para otros (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 558).
[E]l moderno Israel de Dios, los representantes del Cielo que constituyen la verdadera iglesia de Cristo, deben ser fuertes; porque a ellos les incumbe la tarea de terminar la obra confiada a los hombres y de apresurar el día de las recompensas finales. Sin embargo, es necesario hacer frente a las mismas influencias que prevalecieron contra Israel cuando reinaba Salomón. Las fuerzas del enemigo de toda justicia están poderosamente atrincheradas; y solo por el poder de Dios puede obtenerse la victoria. El conflicto que nos espera exige que ejercitemos un espíritu de abnegación; que desconfiemos de nosotros mismos y dependamos de Dios solo para saber aprovechar sabiamente toda oportunidad de salvar almas. La bendición del Señor acompañará a su iglesia mientras sus miembros avancen unidos, revelando a un mundo postrado en las tinieblas del error la belleza de la santidad según se manifiesta en un espíritu abnegado como el de Cristo, en el ensalzamiento de lo divino más que de lo humano, y sirviendo con amor e incansablemente a aquello que tanto necesitan las bendiciones del evangelio (Profetas y reyes, p. 54).
================== NOTAS DE ELENA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA IV TRIMESTRE DEL 2018 Narrado por: Patty Cuyan Desde: California, USA ===================
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