sábado, 30 de diciembre de 2017

Rompe el bate.

“¡Dichosos los que tienen parte en la primera resurrección, pues pertenecen al pueblo santo! La segunda muerte no tiene ningún poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él los mil años” (Apocalipsis 20:6)


Mientras estaba mirando las noticias hace unos meses, escuché una agradable historia de un jugador de béisbol de las Grandes Ligas que tuvo un ponche muy frustrante. No es desconocido el hecho de que muchos jugadores toman “jugos” o “suplementos nutrlcionales” de carácter sospechoso, que los ayudan a hacer proezas con base en la fuerza. Como romper un bate de béisbol sobre una rodilla.

Nunca he tratado de romper un gran palo de madera contra mi pierna, porque mi pierna vale mucho y dependo de ella para hacer cualquier función. Pero este jugador en particular le enseñó una gran lección al tonto de su bate mientras caminaba de vuelta a la caseta de los bateadores. Con miles de personas observándolo, levantó el bate en alto y lo estrelló contra la pierna. No se rompió.

Lo intentó de nuevo. Tampoco se rompió. Después del tercer intento sin que siquiera una fisura del bate se partiera, sacudió la cabeza y continuó su camino hada la caseta, haciendo lo posible por ocultar cualquier indicio de cojera. Sin embargo, ocultar la vergüenza pública que acababa de experimentar era imposible. Me reí mucho. Luego, encontré el video en YouTube y lo vi varias veces.

En este último libro de la Biblia se nos hace una grandiosa promesa de que la muerte no podrá dominar a los que siguen a Jesús y serán resucitados a una nueva vida en su Segunda Venida. No importa lo que se cruce en nuestro camino que tenga que ver con la muerte -cáncer; accidentes de automóvil o de avión; placas tectónicas que se estrellan, y generan catastróficos terremotos y tsunamis-, nada nos podrá arrebatar nuestra vida eterna. La muerte será avergonzada frente a todo el universo, cuando él enjugue toda lágrima de nuestros ojos y la vieja Tierra ya no exista más.

Jesús nos promete la vida eterna, y él siempre cumple lo que promete. Espero que tomes la decisión de abrazar la vida que te ha prometido y que podamos ver juntos cómo la muerte será “eliminada del juego” para siempre.
SP

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADOLESCENTES 2017
FUSIÓN
Melissa y Greg Howell
Un punto de encuentro entre tú y Dios
Lecturas Devocionales para Adolescentes 2017

El cielo comienza en el corazón.


DE VUELTA AL HOGAR.

«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente». Mateo 22: 37

EL CIELO COMIENZA en el corazón, y cuando la mente se llena de las cosas del cielo, Cristo es más y más apreciado y llega a ser el más amado entre diez mil. Pero cuando se le permite a Satanás controlar la mente, sus atributos comienzan a manifestarse en el carácter de la persona bajo su control, y el pecador se va alejando cada vez más de Dios.

Si queremos ver el cielo allá, debemos tener el cielo aquí. Debemos tener el cielo en nuestros hogares, con nuestras familias acercándose a Dios por medio de Cristo. Cristo es el gran centro de atracción, y el hijo de Dios que se refugia en Cristo, se refugia en la vida de Dios. La oración es la vida del alma; es alimentarse de Cristo; es volver nuestros rostros hacia el Sol de justicia. Y cuando volvemos nuestros rostros hacia él, él vuelve su rostro hacia nosotros. Él anhela darnos su divina gracia, y cuando nos acercamos a Dios con fe, se avivan nuestros poderes espirituales. No caminamos a ciegas ni nos quejamos de nuestra aridez espiritual. Al estudiar diligentemente y con oración la Palabra de Dios, podemos aplicar sus ricas promesas a nuestra vida, los ángeles se acercan a nuestro lado y el enemigo con sus muchos engaños tiene que retirarse.

La oración es la fortaleza del alma y, aun así, ha sido tristemente descuidada. Por medio de la oración sencilla, sincera y contrita, nuestra mente crea una fuerte conexión con el cielo. No hay otro medio divino por el cual la oración pueda ser sustituida, y mediante el cual podamos preservar mejor la pureza de nuestro espíritu. La oración pone el alma en contacto inmediato con la fuente de vida, y fortalece la fibra muscular de nuestra experiencia religiosa, ya que nos obliga a vivir por fe, con la mirada en aquello que nos es invisible. Descuidemos la práctica de la oración, o releguémosla a un segundo plano orando solo de vez en cuando, cuando creamos conveniente, y perderemos nuestra conexión con Dios. La vida cristiana comenzará a secarse, y las facultades espirituales a perder su vitalidad. La experiencia religiosa carecerá de salud y vigor. Hay una marcada tendencia a sustituir la Palabra de Dios por escritos y mensajes humanos. […]

Solo la gracia de Dios puede revitalizar y renovar el corazón. Las valiosas y veraces palabras de la profecía revelan a los que andan en busca de la verdad las riquezas de la gracia de Cristo.— Signs ofthe Times, 31 de julio de 1893.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2017
DE VUELTA AL HOGAR
Elena G. de White

domingo, 17 de diciembre de 2017

NOTAS DE ELENA: LA SALVACIÓN DE LOS PECADORES.

La obra para los judíos, tal como se bosqueja en el capítulo once de Romanos, es una obra que debe ser tratada con sabiduría especial. Es una obra que no debe ser pasada por alto. La sabiduría de Dios debe venir a nuestro pueblo. Con toda sabiduría y rectitud debemos despejar el camino del Rey. A los judíos debe dárseles la oportunidad de acudir a la luz (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 6, p. 1078).

Hemos de mostrar que la gracia de Cristo mora en nuestros corazones. Su influencia se manifestará, no importa con quienes estemos, por medio de palabras de la más profunda relevancia, que involucren consecuencias tan perdurables como la eternidad.

En esta etapa de la historia terrenal no podemos debilitar nuestra mutua influencia. La lucha cristiana es reñida y difícil. Tenemos que enfrentamos y combatir con enemigos invisibles, y debemos estar en armonía con los agentes celestiales que están procurando limpiamos de la inclinación a criticar a nuestros hermanos, a emitir juicio sobre ellos. El Señor desea que permanezcamos bajo el yugo de Cristo…

Somos testigos de Cristo. No hablemos entonces de las dificultades ni meditemos en nuestras pruebas, sino acerquémonos al Señor Jesucristo, autor y consumador de nuestra fe. Contemplándolo, estudiando y hablando de él, nos transformamos a su imagen (Alza tus ojos, p. 237).

La vida de Cristo fue una vida cargada del mensaje divino del amor de Dios, y él anhelaba intensamente impartir este amor a otros en forma abundante. La compasión irradiaba de su rostro, y su conducta se caracterizaba por la gracia y la humildad, el amor y la verdad. Cada miembro de su iglesia militante debe manifestar las mismas cualidades si quiere unirse a la iglesia triunfante. El amor de Cristo es tan amplio, tan pleno de gloria, que en comparación con él todo lo que el hombre estima tan grande se desvanece en la insignificancia. Cuando obtenemos una visión de él, exclamamos: ¡Oh, la profundidad de la riqueza del amor que Dios ha derramado sobre los hombres en el don de su Hijo unigénito!

Cuando buscamos un lenguaje apropiado para describir el amor de Dios, encontramos que las palabras son demasiado débiles, demasiado lejos del tema, soltamos la pluma y exclamamos: “¡No, no se puede describir!” Apenas podemos decir, como dijo el discípulo amado: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios”. Cuando intentamos alguna descripción de ese amor, nos sentimos como infantes que balbucean sus primeras palabras. En silencio podemos adorar; porque el silencio en este asunto es la única elocuencia. Este amor está más allá de la descripción de ningún lenguaje. Es el misterio de Dios en la carne, Dios en Cristo, la divinidad en la humanidad. Cristo se inclinó con una humildad sin paralelo, para que en su exaltación al trono de Dios también pudiera exaltar a aquellos que creen en él a un lugar con él en su trono. Todos los que miran hacia Jesús con fe de que las heridas y laceraciones hechas por el pecado serán sanadas en él, serán sanados (Fundamentals of Christian Education, p. 179; parcialmente en Nuestra elevada vocación, p. 368).

Viernes 15 de diciembre: Para estudiar y meditar
Los hechos de los apóstoles, “De perseguidor a discípulo”, pp. 92-94.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

La gracia de Dios es suficiente.


DE VUELTA AL HOGAR

«Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes». Santiago 4: 6

EL FIRMAMENTO parece lleno de formas radiantes, «millares de millares y millones de millones» (Apoc. 5: 11, NVI). Ninguna pluma humana puede describir la escena, ni mente mortal alguna es capaz de concebir su esplendor. «Su gloria cubrió los cielos, la tierra se llenó de su alabanza. Su resplandor es como la luz» (Hab. 3: 3-4). A medida que va acercándose la nube, todos los ojos ven al Príncipe de la vida. Ninguna corona de espinas hiere ya sus sagradas sienes, ceñidas ahora por una gloriosa diadema. Su rostro brilla más que la luz deslumbradora del sol de mediodía. «En su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores» (Apoc. 19: 16).

Ante su presencia, «se han puesto pálidos todos los rostros» (Jer. 30: 6); el terror de la desesperación eterna se apodera de los que han rechazado la misericordia de Dios. «Desfallecen los corazones, tiemblan las rodillas, […] palidecen los rostros» (Nah. 2:10, NVI). Los justos gritan temblando: «¿Quién podrá sostenerse de pie?» (Apoc. 6: 17). Termina el canto de los ángeles, y sigue un momento de silencio aterrador. Entonces se oye la voz de Jesús, que dice: «¡Basta mi gracia!». Los rostros de los justos se iluminan y el corazón de todos se llena de gozo. Y los ángeles entonan una melodía más elevada, y vuelven a cantar al acercarse aún más a la tierra.

El Rey de reyes desciende en la nube, envuelto en llamas de fuego. El cielo se recoge como un libro que se enrolla, la tierra tiembla ante su presencia, y todo monte y toda isla se mueven de sus lugares. «Vendrá nuestro Dios y no callará; fuego consumirá delante de él y tempestad poderosa lo rodeará. Convocará a los cielos de arriba y a la tierra, para juzgar a su pueblo» (Sal. 50: 3-4). […]

Cesaron las burlas. Callaron los labios mentirosos. El choque de las armas y el tumulto de la batalla, «y todo manto revolcado en sangre» (Isa. 9: 5), han concluido. Solo se oyen ahora voces de oración, llanto y lamentación. De las bocas que se mofaban poco antes, estalla el grito: «El gran día de su ira ha llegado y ¿quién podrá sostenerse en pie?» (Apoc. 6: 17). Los impíos piden ser sepultados bajo las rocas de las montañas, antes que ver la cara de Aquel a quien han despreciado y rechazado.— El conflicto de los siglos, cap. 41, pp. 622-625.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2017
DE VUELTA AL HOGAR
Elena G. de White



lunes, 4 de diciembre de 2017

El hombre lobo.


“Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos” (Lucas 10:3).

Los caprichos de la historia hicieron que este mismo día fallecieran dos importantes personajes: el 4 de diciembre de 1642 muere el famoso Cardenal Richelieu, y el 4 de diciembre de 1679 pasó al descanso Thomas Hobbes. Aunque no lo creas, en ciertos aspectos están relacionados.

Richelieu fue un obispo que ingresó en la política, y alcanzó un gran poder tanto en la Iglesia Católica como en el Reino de Francia. Cuando llegó a ser primer ministro de ese país, consolidó la monarquía francesa luchando en contra de las diversas facciones internas.

Más allá de sus rasgos positivos, Richelieu es más bien conocido por la manera autoritaria que usó para conservar el poder. Creó una red de espionaje, prohibió la discusión de asuntos políticos en asambleas públicas, y persiguió y ejecutó a sus rivales políticos.

Por su parte, Thomas Hobbes fue un filósofo inglés cuya obra Leviatán (1651) influyó de manera importante sobre el desarrollo de la filosofía política occidental. Una de sus frases más famosas es esta: “El hombre es lobo del hombre”. Pareciera como si Hobbes, años más tarde, describiera la personalidad de Richelieu. La frase revela la condición humana, así como lo hace el texto de Ezequiel 22:27: “Sus príncipes en medio de ella son como lobos que arrebatan presa, derramando sangre, para destruir las almas, para obtener ganancias injustas”.

Desde siempre, hubo personas que soñaron con el poder y se convirtieron en líderes servidos, no serviciales, pervirtiendo así la esencia del liderazgo positivo.

Somos como lobos rapaces, y buscamos devorarnos unos a otros. Nos alimentamos con envidia, en vez de con bondad. Bebemos venganza, en vez de perdón. Nos bañamos en rencor, en vez de en alegría.

Somos lobos egoístas, y buscamos el bienestar propio antes que el colectivo. Nos alimentamos con ira, en lugar de amor. Bebemos ambición, en vez de servicio. Nos bañamos en altivez, en vez de en humildad.


Ante esta realidad, aparece Jesús, el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (Juan 1:29). Su amor nos llena, nos transforma, nos guía…


Hoy puede ser un día histórico. Ama a tus prójimos y sirve a quienes te rodean. Hazlo hoy, no mañana. ¡No seas un lobo feroz!

“La inhumanidad del hombre para con el hombre es nuestro mayor pecado” (Elena de White, El ministerio de curación, p. 121). PA

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Pablo Ale – Marcos Blanco

Vida eterna o vergüenza y confusión


DE VUELTA AL HOGAR

«Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor». Apocalipsis 14: 13


LA GRAN BABILONIA vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira». Granizo grande, cada piedra «como del peso de un talento» (Apoc. 16: 19-21), hace su obra de destrucción. Las más soberbias ciudades de la tierra son arrasadas. Los palacios suntuosos en que los magnates han malgastado sus riquezas en provecho de su gloria personal, caen en ruinas ante su vista. Los muros de las cárceles se parten de arriba abajo, y son liberados los hijos de Dios que habían sido apresados por su fe.

Los sepulcros se abren y «muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados: unos para vida eterna, otros para vergüenza y confusión perpetua» (Dan. 12: 2). Todos los que murieron en la fe del mensaje del tercer ángel, salen glorificados de la tumba, para oír el pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su ley. «Los que lo traspasaron» (Apoc. 1: 7), los que se mofaron y se rieron de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo, son resucitados para contemplarlo en su gloria y para ver el honor con que serán recompensados los fieles y obedientes.

Densas nubes cubren aún el firmamento; sin embargo el sol se abre paso de vez en cuando, como si fuera el ojo vengador del Señor. Fieros relámpagos rasgan el cielo con fragor, envolviendo a la tierra en claridad de llamaradas. Por encima del ruido aterrador de los truenos, se oyen voces misteriosas y terribles que anuncian la condenación de los impíos. No todos entienden las palabras pronunciadas; pero los falsos maestros las comprenden perfectamente. Los que poco antes eran tan temerarios, jactanciosos y provocativos, y que tanto se regocijaban al ensañarse contra el pueblo de Dios observador de sus mandamientos, se sienten presa de consternación y tiemblan de terror.

Sus llantos dominan el ruido de los elementos. Los demonios confiesan la divinidad de Cristo y tiemblan ante su poder, mientras que los seres humanos claman por misericordia y se revuelcan en terror abyecto.
  • Al considerar el día de Dios en santa visión, los antiguos profetas exclamaron:

  • «¡Giman, que el día del Señor está cerca! Llega de parte del Todopoderoso como una devastación» (Isa. 13: 6). «¡Métete en la roca, y escóndete en el polvo ante el terror del Señor y el esplendor de su majestad!» (Isa. 2: 10, NVI).— El conflicto de los siglos, cap. 41, pp. 621-622.

  • DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2017
  • DE VUELTA AL HOGAR 
  • Elena G. de White

domingo, 3 de diciembre de 2017

Notas de Elena. Hijos de la promesa.

Esaú no quedaba privado del derecho de buscar la gracia de Dios mediante el arrepentimiento; pero no podía encontrar medios para recobrar la primogenitura. Su dolor no provenía de que estuviese convencido de haber pecado; no deseaba reconciliarse con Dios. Se entristecía por los resultados de su pecado, no por el pecado mismo.

A causa de su indiferencia hacia las bendiciones y requerimientos divinos, la Escritura llama a Esaú “profano”. Representa a aquellos que menosprecian la redención comprada para ellos por Cristo, y que están dispuestos a sacrificar su herencia celestial a cambio de las cosas pe-recederas de la tierra. Multitudes viven para el momento presente, sin preocuparse del futuro. Como Esaú exclaman: “Comamos y bebamos, que mañana moriremos”. 1 Corintios 15:32. Son dominados por sus inclinaciones; y en vez de practicar la abnegación, pasan por alto las consideraciones de más valor…

Millares de personas están vendiendo su primogenitura para satisfacer deseos sensuales. Sacrifican la salud, debilitan las facultades mentales, y pierden el cielo; y todo esto por un placer meramente temporal, por un goce que debilita y degrada. Así como Esaú despertó para ver la locura de su cambio precipitado cuando era tarde para recobrar lo perdido, así les ocurrirá en el día de Dios a los que han trocado su herencia celestial por la satisfacción de goces egoístas (Patriarcas y profetas, pp. 180, 181).

El amor de Dios por la raza humana es una forma peculiar: un amor nacido de la misericordia, pues el ser humano es completamente in merecedor…

El pecado no es objeto del amor de Dios, sino de su odio. Sin embargo, se compadece del pecador porque el culpable lleva la imagen del Creador y ha recibido de él las facultades que hacen posible que llegue a ser un hijo de Dios, no por sus propios méritos sino por los méritos imputados de Jesucristo, por el gran sacrificio que el Salvador ha hecho en su favor…

El amor y misericordia de Dios siempre se extienden a los pecadores (A fin de conocerle, p. 48).

No cabe en la misión de Cristo obligar a los hombres a que le reciban. Satanás y los hombres que actúan bajo su espíritu son los que procuran obligar a las conciencias. Pretendiendo manifestar celo por la justicia, los hombres que están confederados con los ángeles caídos infligen a veces sufrimiento a sus semejantes a fin de convertirlos a sus ideas religiosas. Pero Cristo manifiesta siempre misericordia, procura en todo momento ganar por medio de la revelación de su amor. No puede admitir un rival en el alma ni aceptar un servicio parcial; pero desea tan solo un servicio voluntario, la entrega gozosa del corazón por la compulsión del amor (Los hechos de los apóstoles, p. 431).

Tomado de:
Notas de Elena | Sábado 2 de diciembre 2017 | Hijos de la promesa | Escuela Sabática

75 Aniversario del Programa Radial La Voz de la Esperanza, desde Loma Linda Ca.

jueves, 30 de noviembre de 2017

Notas de Elena. El pecado y la Ley


El pueblo de Dios, a quien él llama su tesoro peculiar, tuvo el privilegio de tener un sistema doble de ley: la moral y la ceremonial.

La una, que señala hacia atrás a la creación, para que se mantenga el recuerdo del Dios viviente que hizo el mundo, cuyas demandas tienen vigencia sobre todos los hombres en cada dispensación, y que existirá a través de todo el tiempo y la eternidad; la otra dada debido a que el hombre transgredió la ley moral, y cuya obediencia consistía en sacrificios y ofrendas que señalaban la redención futura. Cada una es clara y diferente de la otra.

La ley moral que desde la creación una parte esencial del plan divino de Dios, y era tan inmutable como el mismo. La ley ceremonial debía responder a un propósito particular en el plan de Cristo para la salvación de la raza humana. El sistema simbólico de sacrificios y ofrendas fue establecido para que mediante esas ceremonias el pecador pudiera discernir la gran ofrenda: Cristo. Pero los judíos estaban tan cegados por el orgullo y el pecado que solo unos pocos de ellos pudieron ver más allá de la muerte de animales como una expiación por el pecado; y cuando vino Cristo, a quien prefiguraban esas ofrendas, no pudieron reconocerlo. La ley ceremonial era gloriosa; era el medio dispuesto por Jesucristo en consejo con su Padre para ayudar en la salvación de la raza humana. Toda la disposición del sistema simbólico estaba fundada en Cristo. Adán vio a Cristo prefigurado en el animal inocente que sufría el castigo de la transgresión que él había cometido contra la ley de Jehová (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista, t. 6, pp. 1094, 1095).

Cuando el Espíritu de Dios le revela al hombre todo el significado de la ley, se efectiva un cambio en el corazón. La fiel descripción de su verdadero estado, hecha por el profeta Natán, movió a David a comprender sus pecados y lo ayudo a desprenderse de ellos. Acepto mansamente el consejo y se humillo delante de Dios…

El pecado no mato a la ley, sino que mato la mente carnal en Pablo…[El] llama la atención de sus oyentes a la ley quebrantada y les muestra en que son culpables. Los instruye como un maestro instruye a sus alumnos, y les muestra el camino de retorno a su lealtad a Dios (Mensajes selectos, t. 1, pp. 249, 250).

Hay muchos que claman: “Cree, solamente cree”. Preguntadles que habréis de creer. ¿Habréis de creer las mentiras forjadas por Satanás contra la ley de Dios, santa, justa y buena? Dios no usa su grande y preciosa gracia para anular su ley, sino para establecerla. ¿Cuál fue la decisión de Pablo? Dice: “¿Que diremos pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley… Yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y ¿termino entonces el mandamiento? No.] Yo [Pablo] morí… De manera que la ley a la verdad es [¿un obstáculo directo en el camino de mi propia libertad y paz? No.] Santa, y el mandamiento santo, justo y bueno”. Romanos 7:7-12 (Mensajes selectos, t. 1, p. 407).


La victoria en el conflicto de los siglos


«Verán su rostro y su nombre estará en sus frentes». Apocalipsis 22: 4


LOS CRISTIANOS PODEMOS disfrutar desde ya la comunión con Cristo; podemos tener la luz de su amor, el permanente consuelo de su presencia. Cada paso de la vida puede acercarnos más al Señor Jesús, puede darnos una experiencia más profunda de su amor y aproximarnos cada vez más al bendito hogar de paz. […]

No podemos sino esperar nuevas incertidumbres en el conflicto venidero, pero podemos mirar hacia el pasado tanto como hacia el futuro, y decir: «Hasta aquí nos ayudó Jehová» (1 Sam. 7: 12). Y así «como tus días serán tus fuerzas» (Deut. 33: 25). La prueba no será mayor que la fuerza que se nos dé para soportarla. Sigamos, por lo tanto, con nuestra labor dondequiera que se nos presente, sabiendo que para cualquier cosa que ocurra, él nos dará fuerza proporcional a la prueba.

Y antes de mucho las puertas del cielo se abrirán para dar paso a los hijos de Dios. Y los labios del Rey de gloria pronunciarán la invitación que resonará en sus oídos, como la música más dulce: «Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo» (Mat. 25: 34, NVI).

Entonces los redimidos recibirán la bienvenida al hogar que el Señor Jesús les está preparando. Allí sus compañeros no serán los viles de la tierra, ni los mentirosos, idólatras, impuros e incrédulos, sino los que hayan vencido a Satanás y por la gracia divina hayan adquirido un carácter perfecto. Toda tendencia pecaminosa, toda imperfección que los aflige aquí, habrá sido eliminada por la sangre de Cristo, y se les comunicará la excelencia y la brillantez de su gloria, que excede con mucho a la del sol. Y la belleza moral, la perfección del carácter de Cristo, que ellos reflejan, superará incluso este esplendor exterior. Se hallan sin mancha delante del gran trono blanco, y comparten la dignidad y los privilegios de los ángeles.

En vista de la herencia gloriosa que puede ser nuestra, «¿qué se puede dar a cambio de la vida?» (Mat. 16:26, NVI). Todo ser humano, aunque carezca de bienes materiales, sin embargo posee en sí mismo una riqueza y una dignidad que el mundo jamás podría otorgarle. El alma redimida y purificada del pecado, con todas sus más nobles facultades dedicadas al servicio de Dios, es de un valor incomparable. Por eso hay «gozo en el cielo» (Luc. 15: 7) delante de Dios y de los santos ángeles por cada alma rescatada, un gozo que se expresa con himnos de sacrosanto triunfo.— El camino a Cristo, cap. 13, pp. 185-188.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2017
DE VUELTA AL HOGAR
Elena G. de White
Lecturas devocionales para Adultos 2017

martes, 21 de noviembre de 2017

La Ley es Santa.

De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.Romanos 7: 12




Lee Romanos 7:12. ¿De qué forma entendemos este versículo en el contexto de lo que Pablo ha venido analizando?

Como los judíos veneraban la Ley, Pablo la exalta de todas las maneras posibles. La Ley es buena para lo que hace, pero no puede hacer lo que nunca estuvo destinada a hacer: salvarnos del pecado. Para eso necesitamos a Jesús, porque la Ley (ya sea todo el sistema judío o la Ley Moral en particular) no puede ofrecer salvación. Solo pueden Jesús y su justicia, que recibimos mediante la fe.

¿A quién culpa Pablo por su condición de “muerte”, y qué exonera? ¿Por qué es importante esta distinción? Rom. 7:13.

¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí?

En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado,
produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno,
a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser
sobremanera pecaminoso.

En Romanos 7:13, Pablo presenta la “Ley” de la mejor manera posible. Decide culpar al pecado, no a la Ley, por su terrible condición pecaminosa; es decir, por su obrar con “toda codicia” (Rom. 7:8). La Ley es buena, porque es el patrón de conducta de Dios, pero como pecador Pablo está condenado ante ella.

¿Por qué el pecado tuvo tanto éxito en mostrar a Pablo como un pecador terrible? Rom. 7:14, 15.

14Porque sabemos que la ley es espiritual;
 mas yo soy carnal, vendido al pecado.
15 Porque lo que hago, no lo entiendo;
pues no hago lo que quiero, 
sino lo que aborrezco, eso hago.

Carnal significa lascivo, o lujurioso. Por este motivo, Pablo necesitaba a Jesucristo. Solo Jesucristo podía quitar la condenación (Rom. 8:1). Solo Jesucristo podía liberarlo de la esclavitud del pecado.

Pablo se describe a sí mismo como “vendido al pecado”. Es esclavo del pecado. No tiene libertad. No puede hacer lo que quiere. Él trata de hacer lo que la buena Ley le dice que haga, pero el pecado no se lo permitirá.

Con esta ilustración, Pablo estaba tratando de mostrar a los judíos su necesidad del Mesías. Ya había señalado que la victoria solo es posible bajo la gracia (Rom. 6:14). Este mismo pensamiento se vuelve a enfatizar en Romanos 7. Vivir bajo la “Ley” significa ser esclavo del pecado, un amo despiadado.

Según tu propia experiencia, ¿cómo te esclaviza el pecado? ¿Has tratado alguna vez de jugar con el pecado, pensando que podrías controlarlo a tu antojo, solo para encontrarte bajo un capataz vicioso y despiadado? ¡Bienvenido a la realidad! ¿Por qué, entonces, debes entregarte a Jesús y morir al yo a diario?

lunes, 20 de noviembre de 2017

Salgan de Babilonia.


EL GRAN CONFLICTO.

«Salgan de ella, pueblo mío, para que no sean cómplices de sus pecados, ni los alcance ninguna de sus plagas». Apocalipsis 18: 4, NVI

VI ÁNGELES que apresuradamente iban y venían de uno a otro lado del cielo, bajaban a la tierra y volvían a subir al cielo, como si se prepararan para realizar una tarea importante. Después vi otro ángel poderoso, al que se ordenó que descendiera a la tierra y uniera su voz a la del tercer ángel para dar fuerza y brío a su mensaje. Ese ángel recibió gran poder y gloria y al descender dejó toda la tierra iluminada con su gloria. La luz que rodeaba a este ángel penetraba todos los lugares mientras clamaba con fuerte voz: «¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo y en albergue de toda ave inmunda y aborrecible» (Apoc. 18: 1-2). Aquí se repite el mensaje de la caída de Babilonia, tal como lo dio el segundo ángel, con la mención adicional de las corrupciones introducidas en las iglesias desde 1844. La obra de este ángel comienza a tiempo para unirse a la última magna obra del mensaje del tercer ángel cuando este se intensifica hasta ser un fuerte pregón. Así se prepara el pueblo de Dios para afrontar la hora de la tentación que ha de asaltarlo. Vi que sobre los fieles reposaba una luz impresionante, y que se unían para proclamar sin temor el mensaje del tercer ángel.

Otros ángeles fueron enviados desde el cielo en ayuda del potente ángel, y oí voces que por todas partes resonaban diciendo: «¡Salgan de ella, pueblo mío, para que no sean cómplices de sus pecados, ni los alcance ninguna de sus plagas; pues sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y de sus injusticias se ha acordado Dios» (Apoc. 18: 4-5, NVI). Este mensaje parecía ser un complemento del tercer mensaje, pues se le unía como el clamor de medianoche se añadió en 1844 al mensaje del segundo ángel. La gloria de Dios reposaba sobre los pacientes y expectantes santos que llenos de valor daban la última y solemne amonestación, proclamando la caída de Babilonia y exhortando al pueblo de Dios a salir de ella para escapar de su terrible condenación.

La luz derramada sobre los fieles iluminaba por todas partes; y aquellos que en las iglesias tenían alguna luz, y no habían oído ni rechazado los tres mensajes, obedecieron la exhortación y abandonaron las iglesias caídas. Muchos habían entrado en edad de razón y responsabilidad desde la proclamación de los mensajes, y la luz brilló sobre ellos, dándoles el privilegio de escoger entre la vida o la muerte. Algunos escogieron la vida y se unieron con los que esperaban a su Señor y guardaban todos sus mandamientos.— Primeros escritos, cap. 65, pp. 331-332.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2017
DE VUELTA AL HOGAR
Elena G. de White
Lecturas devocionales para Adultos 2017

¿DEBEMOS CUMPLIR LA LEY?

Ptr Steve   Megafono Adventista.


sábado, 21 de octubre de 2017

GEMAS DE ELENA

“Si todos los que hacen profesión de seguir a Cristo estuviesen verdaderamente santificados, en lugar de gastar sus recursos en placeres inútiles y hasta perjudiciales, los invertirían en el tesoro del Señor, y los cristianos darían un ejemplo de temperancia, abnegación y sacrificio de sí mismos. Entonces, serían la luz del mundo” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 529).

viernes, 20 de octubre de 2017

Notas de Elena | Jueves 19 de octubre 2017 | El evangelio y el arrepentimiento

 

Obra: Ehivar Flores Herrera.
Los judíos enseñaban que antes de que se extendiera el amor de Dios al pecador, éste debía arrepentirse. A su modo de ver, el arrepentimiento es una obra por la cual los hombres ganan el favor del cielo. Y éste fue el pensamiento que indujo a los fariseos a exclamar con asombro e ira: “Este a los pecadores recibe”. De acuerdo con sus ideas, no debía permitir que se le acercaran sino los que se habían arrepentido. Pero en la parábola de la oveja perdida. Cristo enseña que la salvación no se debe a nuestra búsqueda de Dios, sino a su búsqueda de nosotros. “No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios; todos se apartaron” (Ro-manos 3:11, 12). No nos arrepentimos para que Dios nos ame, sino que él nos revela su amor para que nos arrepintamos.
 
Cuando al fin es llevada al aprisco la oveja perdida, la alegría del pastor se expresa con himnos melodiosos de regocijo. Llama a sus amigos y vecinos y les dice: “Dadme el parabién, porque he hallado mi oveja que se había perdido”. Así también cuando el gran Pastor de las ovejas encuentra a un extraviado, el cielo y la tierra se unen en agradecimiento y regocijo (Palabras de vida del gran Maestro, p. 148).
 
Cualquiera sea el carácter de vuestro pecado, confesadlo. Si lo habéis cometido únicamente contra Dios, confesadlo solo a él. Si habéis dañado u ofendido a otros, confesadlo también a ellos, y la bendición del Señor reposará sobre vosotros. Así es como moriréis al yo, y Cristo se formará en vosotros…

Cuando los hombres, tentados por Satanás, cometen faltas, y sus palabras y comportamiento no son cristianos, tal vez no vean su condición, porque el pecado es engañador, y tiende a amortecer las percepciones morales. Pero mediante el examen de sí mismos, la investigación de las Escrituras y la humilde oración, con la ayuda del Espíritu Santo, serán capacitados para ver su error. Si entonces confiesan sus pecados y los abandonan, el tentador no les parecerá como ángel de luz, sino como un engañador…
 
Los que reciben el reproche y la corrección como de Dios, y así pueden ver y corregir sus errores, están aprendiendo preciosas lecciones aun de sus errores. Su aparente fracaso es tomado en victoria. Se enderezan, no confiando en su propia fuerza sino en la fuerza de Dios. Tienen sinceridad, celo y afecto, unidos a la humildad y controlados por los preceptos de la Palabra de Dios… Caminan, no tambaleantes sino seguros, en el camino donde resplandece la luz del cielo (That I May Know Him, p. 239; parcialmente en A fin de conocerle, p. 238).

 [Dios] no puede soportar la presencia del pecado. Esto es lo que su alma odia. Aun a los ángeles que estaban cerca de su trono, a los cuales él amaba, pero que no guardaron su prístino estado de lealtad, Dios los arrojó del cielo con su rebelde dirigente. La santidad es el fundamento del trono de Dios; el pecado es lo opuesto a la santidad; el pecado crucificó al Hijo de Dios. Si los hombres pudieran ver cuán odioso es el pecado, no lo tolerarían, no se educarían en él. Lograrían una reforma en la vida y el carácter. Las faltas secretas serían vencidas. Si habéis de ser santos en el cielo, debéis primero ser santos en la tierra (Testimonios para los ministros, p. 145).

Viernes 20 de octubre: Para estudiar y meditar
Reflejemos a Jesús, “La sangre de Cristo fue derramada para per-donar nuestros pecados”, p. 69
 
tomado de:
 
Notas de Elena | Jueves 19 de octubre 2017 | El evangelio y el arrepentimiento | Escuela Sabática
 
 

La entrega de las recompensas.

«Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras». Mateo 16: 27





 
JESÚS NO DISCULPA sus pecados, pero muestra su arrepentimiento y su fe, y, reclamando el perdón para ellos, levanta sus manos heridas ante el Padre y los santos ángeles, diciendo: «Los conozco por sus nombres. Los he grabado en las palmas de mis manos». […]
 
La obra del juicio investigador y el acto de borrar los pecados deben realizarse antes del segundo advenimiento del Señor. En vista de que los muertos han de ser juzgados según las cosas escritas en los libros, es imposible que los pecados de los seres humanos sean borrados antes del fin del juicio en que sus vidas han de ser examinadas. Pero el apóstol Pedro dice terminantemente que los pecados de los creyentes serán borrados «para que vengan de la presencia del Señor tiempos de consuelo, y él envíe a Jesucristo» (Hech. 3: 19-20). Cuando el juicio investigador haya concluido, Cristo vendrá con su recompensa para dar a cada cual según sus obras.
 
En el servicio ritual típico el sumo sacerdote, finalizada la propiciación por Israel, salía y bendecía a la congregación. Así también Cristo, una vez terminada su obra de mediador, aparecerá «sin relación con el pecado […] para salvar» (Heb. 9: 28), para bendecir con el don de la vida eterna a su pueblo que le espera. Así como, al quitar los pecados del santuario, el sacerdote los confesaba sobre la cabeza del macho cabrío emisario, así también Cristo colocará todos estos pecados sobre Satanás, autor e instigador del pecado. El macho cabrío emisario, que cargaba con los pecados de Israel, era enviado «a tierra inhabitada» (Lev. 16:22); así también Satanás, cargado con la responsabilidad de todos los pecados que ha hecho cometer al pueblo de Dios, será confinado durante mil años en la tierra entonces desolada y sin habitantes, y sufrirá finalmente la entera penalidad del pecado en el fuego que destruirá a todos los impíos. Así el gran plan de la redención alcanzará su cumplimiento en la extirpación final del pecado y la liberación de todos los que estuvieron dispuestos a renunciar al mal.
 
En el tiempo señalado para el juicio —al fin de los 2,300 días, en 1844— empezó la obra de investigación y el acto de borrar los pecados. Todos los que hayan profesado el nombre de Cristo deben pasar por ese riguroso examen. Tanto los vivos como los muertos deben ser juzgados «según lo que habían hecho, conforme a lo que estaba escrito en los libros» (Apoc. 20:12, NVI).— El conflicto de los siglos, cap. 29, pp. 476-477.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2017
DE VUELTA AL HOGAR
Elena G. de White
Lecturas devocionales para Adultos 2017

viernes, 29 de septiembre de 2017

EL ESPÍRITU SANTO Y LA PALABRA.