jueves, 8 de febrero de 2018

La obediencia

Abel se arrodilló obedientemente ante su altar, sosteniendo la ofrenda del cordero como Dios le ordenó. Caín, por otra parte, se arrodilló furiosamente ante su altar sosteniendo la fruta. Ambos llevaron ofrendas, pero solo uno de los hermanos fue obediente a la orden de Dios. El cordero muerto fue aceptado, pero los frutos de la tierra fueron rechazados. Ambos hermanos comprendían el significado y las instrucciones en cuanto a la ofrenda de sacrificios, pero solo uno obedeció lo que el Señor había ordenado (Gén. 4:1-5).

“La muerte de Abel fue la consecuencia de que Caín rechazara el plan de Dios en la escuela de la obediencia, para ser salvado por la sangre de Jesucristo simbolizado por las ofrendas ceremoniales que lo señalaban. Caín no aceptó el derramamiento de sangre, que simbolizaba la sangre de Cristo que debía ser derramada por el mundo” (“Comentarios de Elena G. de White”, CBA 6:1.109).

La obediencia comienza en la mente. Implica el delicado proceso de aceptar mentalmente la responsabilidad de ejecutar mandatos de una autoridad superior. La obediencia deriva de una relación con una figura de autoridad y de la voluntad de obedecer a esa figura. En el caso de nuestra relación con Dios, nuestra obediencia es una acción voluntaria y amorosa que moldea nuestro comportamiento a las obligaciones morales. La obediencia a Dios debe ser tan específica como él lo indique, y no solo como pensamos que es o deseamos que sea. El caso de Caín es un ejemplo perfecto de alguien que hace las cosas a su manera en lugar de hacer lo que Dios pide.

Lee 1 Juan 5:2 y 3; y Romanos 1:5; y 10:16 y 17. ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca de lo que significa la obediencia para el cristiano, que es salvo por la fe sin las obras de la ley?

No obedecemos para ser salvos; obedecemos porque ya somos salvos. La obediencia es la declaración práctica de una fe moral. Samuel le dijo a Saúl: “¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros” (1 Sam. 15:22).

¿Qué quiso decir Samuel con “obedecer es mejor que los sacrificios”? ¿Qué debiera decirnos eso como cristianos que podría ayudarnos a no caer en el falso evangelio de la gracia barata?
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