lunes, 30 de diciembre de 2019

Cristo: El centro de Daniel


Lee Lucas 24:25 al 27; Juan 5:39; y 2 Corintios 1:19 y 20. ¿De qué manera Cristo es el centro de las Escrituras?
Indudablemente, Jesús es fundamental para las Escrituras, y esto incluye a Daniel también. Por ejemplo: el capítulo 1 muestra, aunque de manera limitada e imperfecta, que la experiencia de Daniel es análoga a la de Cristo, quien dejó el cielo para vivir en este mundo pecaminoso y hacer frente a los poderes de la oscuridad. Además, a Daniel y a sus compañeros se les concede de lo Alto una sabiduría similar a la de Cristo para enfrentar los desafíos de la cultura babilónica. El capítulo 2 describe la figura de la piedra del tiempo del fin (escatológica) para indicar que el Reino de Cristo finalmente reemplazará a todos los reinos del mundo. El capítulo 3 revela a Cristo caminando con sus fieles siervos dentro de un horno de fuego. El capítulo 4 muestra a Dios retirando a Nabucodonosor de su reino por un período, para que el rey pueda entender que “el cielo gobierna” (Dan. 4:26). La expresión “el cielo gobierna” nos recuerda que Cristo, como “hijo de hombre” (Dan. 7:13), recibe el dominio y el Reino, como se muestra en Daniel 7. El capítulo 5 muestra el derrocamiento del rey Belsasar y la caída de Babilonia a manos de los persas durante una noche de juerga y libertinaje. Esto prefigura la derrota de Satanás y la aniquilación de la Babilonia del tiempo del fin por parte de Cristo y sus ángeles. El capítulo 6 muestra que el complot contra Daniel se asemeja a las falsas acusaciones de los principales sacerdotes expresadas contra Jesús. Además, así como el rey Darío intenta sin éxito salvar a Daniel, Pilato trata sin éxito de salvar a Jesús (Mat. 27:17–24). El capítulo 7 retrata a Cristo como el Hijo del hombre que recibe el Reino y reina sobre su pueblo. El capítulo 8 muestra a Cristo como sacerdote del Santuario celestial. El capítulo 9 presenta a Cristo como la víctima sacrificial cuya muerte reafirma el pacto entre Dios y su pueblo. Y los capítulos 10 al 12 presentan a Cristo como Miguel, el Comandante en jefe, que lucha contra las fuerzas del mal y rescata victoriosamente al pueblo de Dios, incluso del poder de la muerte. Por lo tanto, tengamos presente que Cristo es fundamental para Daniel. En cada capítulo del libro hay alguna experiencia o idea que señala a Cristo.

En medio de las luchas, las pruebas, o incluso en tiempos de gran felicidad y prosperidad, ¿cómo podemos aprender a tener a Cristo en el centro de nuestra vida? ¿Por qué es tan importante que lo hagamos? 

================== LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA I TRIMESTRE DEL 2020 Narrado por: Adalberto Ibica Desde: Colombia





sábado, 14 de septiembre de 2019

Los 10 #mandamientos

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Los 10 #mandamientos existieron en el #Antiguo pacto, escritos por el dedo de Dios en tablas de #piedra. En el #Nuevo Pacto siguen existiendo, pero ahora escritos por Dios en nuestra mente y corazón.

☝️ La ley que desapareció en el nuevo pacto fue la de ritos y ceremonias que señalaban al Mesías prometido: circuncisión, sacrificios, dependencia de un sacerdote como mediador. Al morir Cristo cesaron los sacrificios y tenemos acceso directo al Padre, por los méritos de su Hijo.

"Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la ley".
Lucas 16:17

LA LEY MORAL SIGUE VIGENTE.

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Muchos cristianos están confundidos. La ley moral, los 10 #mandamientos, siguen vigentes porque son la expresión del carácter de Dios.

📖 Los sacrificios, ritos y ceremonias eran sombras de un mejor pacto en el que Cristo es el cordero que quita el pecado del mundo, donde no se requiere sacrificio de animales, y tenemos acceso a la gracia a través de Cristo como Sacerdote.



📖 Juan expresó claramente que el amar a Dios consiste en guardar sus mandamientos. 📖Apocalipsis describe a la Iglesia Verdadera, como aquella que guarda los mandamientos de Dios. Apo. 14:12.

tomado de: Mensaje adventista.






LA SANTA Y #ETERNA LEY DE DIOS


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¿Qué dice la #Biblia acerca de la ley de Dios, sus 10 mandamientos?

"De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno" (Romanos 7:12).

"¿Qué concluiremos? ¿Que la ley es pecado? ¡De ninguna manera! Sin embargo, si no fuera por la ley, no me habría dado cuenta de lo que es el pecado. Por ejemplo, nunca habría sabido yo lo que es codiciar si la ley no hubiera dicho: «No codicies.»" (Romanos 7:7).

“Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos“ (1 Timoteo 1:8-9).

"Todos los que han pecado sin conocer la ley, también perecerán sin la ley; y todos los que han pecado conociendo la ley, por la ley serán juzgados". (Romanos 2:12).

"De manera que la ley ha sido nuestro guía, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe" (Gálatas 3:24).

"Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos" (Santiago 2:10).

"El que obedece sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. ¿Cómo sabemos que él permanece en nosotros? Por el Espíritu que nos dio". (1 Juan 3:24).

"El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él" (1 Juan 2:4).

"El amar a Dios consiste en obedecer sus mandamientos; y sus mandamientos no son una carga," (1 Juan 5:3).

"¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él." (Juan 14:21).

⚠️ "Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los #mandamientos de Dios y la fe de Jesús" (Apocalipsis 14:12).

"Más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la ley" (Lucas 16:17).

"Fieles son todos sus mandamientos, afirmados eternamente y para siempre" (Salmos 111:7-8).

La Ley de nuestro Dios es eterna, sus diez Mandamientos permacen para siempre.

tomado de: Mensaje adventista.

miércoles, 4 de septiembre de 2019

Notas de Elena - 04 de Septiembre del 2019 - Nuestra humanidad común

Nuestra humanidad común


Con frecuencia los israelitas parecían no poder o no querer comprender el propósito de Dios en favor de los paganos. Sin embargo, este propósito era lo que había hecho de ellos un pueblo separado, y los había establecido como nación independiente entre los pueblos de la tierra. Abraham, su padre, a quien se diera por primera vez la promesa del pacto, había sido llamado a salir de su parentela hacia regiones lejanas, para que pudiese comunicar la luz a los paganos...

Las condiciones de este pacto que abarcaba a todos eran familiares para los hijos de Abraham y para los hijos de sus hijos. A fin de que los israelitas pudiesen ser una bendición para las naciones, y para que el nombre de Dios se conociese “en toda la tierra” (Éxodo 9:16), fueron librados de la servidumbre egipcia. Si obedecían a sus requerimientos, se verían colocados muy a la vanguardia de los otros pueblos en cuanto a sabiduría y entendimiento; pero esta supremacía se alcanzaría y se conservaría tan solo para que por su medio se cumpliese el propósito de Dios para “todas las gentes de la tierra” (Profetas y reyes, pp. 272, 273).

Cristo trataba de enseñar a sus discípulos la verdad de que en el reino de Dios no hay fronteras nacionales, ni castas, ni aristocracia; que ellos debían ir a todas las naciones, llevándoles el mensaje del amor del Salvador. Pero solo más tarde comprendieron ellos en toda su plenitud que Dios “de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habitasen sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los términos de la habitación de ellos, para que buscasen a Dios, si en alguna manera, palpando, le hallen; aunque cierto no está lejos de cada uno de nosotros”. Hechos 17:26, 27...

A fin de realizar con éxito la obra a la cual habían sido llamados, estos hombres, de diferentes características naturales y hábitos de vida, necesitaban unirse en sentimiento, pensamiento y acción. Cristo se propuso conseguir esta unidad. Con ese fin trató de unirlos con él mismo (Los hechos de los apóstoles, p. 17).

Los maestros judíos se exaltaban a sí mismos como justos; llamaban malditos a todos los que eran diferentes a ellos, y les cerraban las puertas del reino de los cielos, declarando que no eran justos los que no habían aprendido en sus escuelas. Pero con todas sus críticas y exigencias, con todas sus formas y ceremonias, eran una ofensa para Dios. Rebajaban y despreciaban precisamente a los que eran preciosos a la vista del Señor...

El bautismo del Espíritu Santo despejará las suposiciones humanas, derribará barreras erigidas por nosotros mismos, y hará que cese el sentimiento de que “yo soy más santo que tú”. Demostrará un espíritu humilde con todos, más fe y amor; el yo no será enaltecido... El espíritu de Cristo, el ejemplo de Cristo, será ejemplificado en su pueblo. Seguiremos más de cerca las maneras y los caminos de Jesús... El amor de Jesús inundará nuestros corazones (That I May Know Him, p. 114; parcialmente en A fin de conocerle, pp. 114, 115).

 ================== NOTAS DE ELENA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA III TRIMESTRE DEL 2019 Narrado por: Patty Cuyan Desde: California, USA

jueves, 29 de agosto de 2019

Santiago "el justo"


Juan y Judas representan a los que profesan ser seguidores de Cristo. Ambos discípulos tuvieron las mismas oportunidades de estudiar y seguir al Modelo divino. Ambos estuvieron íntimamente relacionados con Jesús y tuvieron el privilegio de escuchar sus enseñanzas. Cada uno poseía graves defectos de carácter. Y ambos tuvieron acceso a la gracia divina que transforma el carácter. Pero mientras uno en humildad aprendía de Jesús, el otro reveló que no era un hacedor de la palabra, sino solamente un oidor. El uno, destruyendo diariamente el yo y venciendo al pecado, fue santificado por medio de la verdad; el otro, resistiendo al poder transformador de la gracia y dando rienda suelta a sus deseos egoístas, fue reducido a servidumbre por Satanás.


Semejante transformación de carácter como la observada en la vida de Juan, es siempre resultado de la comunión con Cristo. Pueden existir defectos notables en el carácter de una persona, pero cuando llega a ser un verdadero discípulo de Cristo, el poder de la gracia divina le transforma y santifica. 

Contemplando como por un espejo la gloria del Señor, es transformado de gloria en gloria, hasta que llega a asemejarse a Aquel a quien adora (Los hechos de los apóstoles, p. 446).


Solamente con un generoso desinterés por aquellos que necesitan ayuda podremos dar una demostración práctica de las verdades del evangelio. “Si el hermano o la hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y hartaos: pero no les diereis las cosas que son necesarias para el cuerpo: ¿qué aprovechará? Así también la fe, si no tuviere obras, es muerta en sí misma”. “Ahora permanecen la fe, la esperanza, y la caridad, estas tres: empero la mayor de ellas es la caridad”.


Mucho más que un mero sermón está incluido en la predicación del evangelio. Los ignorantes han de ser instruidos; los desanimados han de ser reanimados: los enfermos han de ser restaurados. La voz humana debe tomar parte en la obra de Dios. Palabras de ternura, simpatía y amor han de testificar de la verdad. Oraciones cordiales y sinceras han de acercar a los ángeles (El ministerio de la bondad, p. 36).


El corazón humano no puede conocer la felicidad hasta que se somete para ser moldeado por el Espíritu de Dios. El Espíritu conforma el alma renovada según el modelo, Jesucristo. Mediante su influencia, la enemistad contra Dios se cambia en fe y en amor, y el orgullo en humildad. El alma percibe la belleza de la verdad, y Cristo es honrado en la excelencia y la perfección del carácter. Cuando se efectúan estos cambios, los ángeles rompen en cantos de alabanza, y Dios y Cristo se gozan por las almas que son modeladas según la semejanza divina (Nuestra elevada vocación, p. 154).


Existen actualmente en el mundo muchas personas heridas, muchos corazones tristes que necesitan alivio. El Señor tiene medios para iluminar la vida de estos desconsolados. Cada uno de nosotros puede poner a trabajar sus talentos al disipar las nubes, al permitir que penetre la luz del sol de la esperanza y la fe en el que “de tal manera amó... al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna”. Juan 3:16 (Cada día con Dios, p. 181).

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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA 
III TRIMESTRE DEL 2019
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA


martes, 27 de agosto de 2019

Dar como una forma de compartir


La sagacidad del mundo estriba en adquirir fortuna y ganancias en cualquier forma que puedan ser obtenidas. Una acumulación de este tesoro del mundo es la ambición de las personas mundanas. La aspiración y el objetivo de los seguidores de nuestro Señor Jesucristo es llegar a ser cristianos por medio de la abnegación y el sacrificio propio. Ellos mantienen sus ojos en las riquezas eternas que pueden obtener por el renunciamiento de tesoros terrenales a cambio de tesoros celestiales... Más bienaventurado es dar que recibir”. Hechos 20:35... La abnegación traerá a la tesorería de Dios los medios necesarios para el adelanto de su obra. De ese modo podemos actuar en sociedad con Cristo. Los seguidores de Cristo consideren que en devolver al Señor lo suyo ellos reciben bendición; porque están acumulando tesoro celestial, el cual les será dado cuando escuchen: “Bien, buen siervo y fiel... entra en el gozo de tu señor” [Mateo 25:21] (In Heavenly Places, p. 300; parcialmente en En los lugares celestiales, p. 302).

La buena voluntad de los creyentes macedonios para sacrificarse era resultado de la consagración completa. Movidos por el Espíritu de Dios, “a sí mismos se dieron primeramente al Señor” (2 Corintios 8:5); entonces estaban dispuestos a dar generosamente de sus medios para el sostén del evangelio. No era necesario instarlos a dar; más bien, se regocijaban por el privilegio de privarse aun de las cosas necesarias a fin de suplir las necesidades de otros. Cuando el apóstol quiso contenerlos, le importunaron para que aceptara sus ofrendas. En su sencillez e integridad, y en su amor por los hermanos, se negaban alegremente a sí mismos, y así abundaban en frutos de benevolencia.


Cuando Pablo envió a Tito a Corinto para fortalecer a los creyentes de allí, le indicó que edificara a la iglesia en la gracia de dar; y en una carta personal a los creyentes, él también añadió su propio llamamiento. “Por tanto, como en todo abundáis ---les rogó- en fe, y en palabra, y en ciencia, y en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, que también abundéis en esta gracia” [2 Corintios 8:7] (Los hechos de los apóstoles, p. 276).

Cristo guardará los nombres de todos los que no consideran ningún sacrificio demasiado costoso para ofrecerlos a él sobre el altar de la fe y el amor. Él lo sacrificó todo por la humanidad caída. Los nombres de los que son obedientes, los que se sacrifican y los fieles estarán esculpidos en las palmas de sus manos; no serán vomitados de su boca, sino que serán tomados en sus labios y él rogará especialmente en favor de ellos ante el Padre. Cuando los egoístas y orgullosos sean olvidados, ellos serán recordados y sus nombres serán inmortalizados. A fin de ser felices, debemos vivir para hacer felices a otros. Es bueno que presentemos nuestras posesiones, nuestros talentos y nuestros afectos en una agradecida devoción a Cristo, y en esa forma encontraremos felicidad aquí y una gloria inmortal en el más allá (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 358). 

================== NOTAS DE ELENA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA III TRIMESTRE DEL 2019 Narrado por: Patty Cuyan Desde: California, USA

martes, 20 de agosto de 2019

El buen samaritano


Entre los judíos la pregunta: “¿Quién es mi prójimo?” causaba interminables disputas. No tenían dudas con respecto a los paganos y los samaritanos. Estos eran extranjeros y enemigos. ¿Pero dónde debía hacerse la distinción entre el pueblo de su propia nación y entre las diferentes clases de la sociedad? ¿A quién debía el sacerdote, el rabino, el anciano considerar como su prójimo? Ellos gastaban su vida en una serie de ceremonias para hacerse puros. Enseñaban que el contacto con la multitud ignorante y descuidada causaría impureza, que exigiría un arduo trabajo quitar. ¿Debían considerar a los “impuros” como sus prójimos?

Cristo contestó esta pregunta en la parábola del buen samaritano. Mostró que nuestro prójimo no significa una persona de la misma iglesia o la misma fe a la cual pertenecemos. No tiene que ver con la raza, el color o la distinción de clase. Nuestro prójimo es toda persona que necesita nuestra ayuda. Nuestro prójimo es toda alma que está herida y magullada por el adversario. Nuestro prójimo es todo el que pertenece a Dios (El ministerio de bondad, pp. 46, 47).

Mediante esa parábola se estableció para siempre el deber del hombre para con su vecino. Debemos atender todo caso de sufrimiento y considerarnos como los agentes de Dios para aliviar a los necesitados hasta el máximo de nuestras posibilidades. Hemos de ser obreros junto con Dios. Hay quienes manifiestan gran afecto a sus familiares, a sus amigos y favoritos, pero no son considerados y bondadosos con los que necesitan tierna simpatía, los que necesitan bondad y amor...

Acércate a tus vecinos, uno por uno, hasta que sus corazones sean entibiados por tu interés y amor abnegados. Simpatiza con ellos, ora por ellos, busca oportunidades para hacerles el bien, y en cuanto puedas, reúne a algunos para abrir la Palabra de Dios ante sus mentes entenebrecidas. Vela como quien ha de rendir cuenta de las almas de los hombres, y aprovecha los privilegios que Dios te da de trabajar con él en su viña (Reflejemos a Jesús, p. 221).

Después de terminar la historia, Jesús fijó sus ojos en el doctor de la ley, con una mirada que parecía leer su alma, y dijo: “¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo de aquel que cayó en manos de los ladrones?”

El doctor de la ley no quiso tomar, ni aun ahora, el nombre del samaritano en sus labios, y contestó: “El que usó con él de misericordia”. Jesús dijo: "Ve, y haz tú lo mismo”...

Mediante la historia del buen samaritano, Jesús pintó un cuadro de sí mismo y de su misión. El hombre había sido engañado, estropeado, robado y arruinado por Satanás, y abandonado para que pereciese; pero el Salvador se compadeció de nuestra condición desesperada. Dejó su gloria, para venir a redimirnos. Nos halló a punto de morir, y se hizo cargo de nuestro caso...

El samaritano había obedecido los dictados de un corazón bondadoso y amante, y con esto había dado pruebas de ser observador de la ley. Cristo le ordenó al doctor de la ley: “Ve, y haz tú lo mismo”. Se espera que los hijos de Dios hagan, y no meramente digan (El Deseado de todas las gentes, pp. 464, 465). 

NOTAS DE ELENA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA III TRIMESTRE DEL 2019 Narrado por: Patty Cuyan Desde: California, USA 

jueves, 15 de agosto de 2019

La cruz de Cristo


Por medio del sufrimiento, Jesús se preparó para el ministerio de consolación. Fue afligido por toda angustia de la humanidad, y “en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados”. [Isaías 63:9; Hebreos 2:18] Quien haya participado de esta comunión de sus padecimientos tiene el privilegio de participar también de su ministerio. “Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación”. El Señor tiene gracia especial para los que lloran, y hay en ella poder para enternecer los corazones y ganar a las almas. Su amor se abre paso en el alma herida y afligida, y se convierte en bálsamo curativo para cuantos lloran. El “Padre de misericordias y Dios de toda consolación... nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” [2 Corintios 1:3, 4] (El discurso maestro de Jesucristo, p. 16).

Mira a Jesús, la Majestad del cielo. ¿Qué contemplas en la historia de su vida? Su divinidad revestida con la humanidad, toda una vida de continua humildad, la realización de un acto de condescendencia tras otro, una trayectoria de continuo descenso de las cortes celestiales a un mundo todo marchitado y malogrado con la maldición, un mundo indigno de su presencia, en el que descendió más y más, tomando la forma de un siervo, para ser despreciado y desechado de los hombres, obligado a huir de lugar en lugar para salvar su vida y, al fin, traicionado, rechazado, crucificado. Luego, como pecadores por quienes sufrió Jesús más de lo que los mortales pueden describir, ¿rehusaremos humillar nuestra orgullosa voluntad?

Estudia día y noche el carácter de Cristo. Su tierna compasión, su inexpresable e incomparable amor por las almas lo indujeron a soportar toda la vergüenza, las injurias, los maltratos, las incomprensiones de la tierra. Acércate más a él, contempla sus manos y pies, lastimados y heridos por nuestras transgresiones. El castigo de nuestra paz sobre él, y por su herida fuimos curados (A fin de conocerle, pp. 56, 57).

La revelación del amor de Dios está centrada en la cruz. No hay lengua capaz de expresar su significado pleno, ni pluma capaz de transcribirlo; la mente del hombre no puede comprenderlo. Mirando la cruz del Calvario, solo podemos decir: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Juan 3:16. Cristo crucificado por nuestros pecados, Cristo resucitado de los muertos, Cristo ascendido a lo alto, es la ciencia de la salvación que hemos de aprender y enseñar.

“El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Filipenses 2:6-8

 (Testimonios para la iglesia, t. 8, p. 302). NOTAS DE ELENA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA III TRIMESTRE DEL 2019 Narrado por: Patty Cuyan Desde: California, USA


lunes, 5 de agosto de 2019

Una razón para adorar



El deber de adorar a Dios estriba en la circunstancia de que él es el Creador, y que a él es a quien todos los demás seres deben su existencia. Y cada vez que la Biblia presenta el derecho de Jehová a nuestra reverencia y adoración con preferencia a los dioses de los paganos, menciona las pruebas de su poder creador. "Todos los dioses de los pueblos son ídolos; mas Jehová hizo los cielos". Salmos 96:5... Y los santos que adoran a Dios en el cielo dan como razón del homenaje que le deben: -¡Digno eres tú, Señor nuestro y Dios nuestro, de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas!" Apocalipsis 4:11 (El conflicto de los siglos, p. 432). 

Necesitamos alabar más a Dios por su "misericordia" "y sus maravillas para con los hijos de los hombres" [Salmo 107:8]. Nuestros ejercicios de devoción no deben consistir enteramente en pedir y recibir. No estemos pensando siempre en nuestras necesidades y nunca en los beneficios que recibimos. No oramos nunca demasiado, pero somos muy parcos en dar gracias. Constantemente estamos recibiendo las misericordias de Dios y, sin embargo, ¡cuán poca gratitud expresamos! ¡cuán poco le alabamos por lo que ha hecho en nuestro favor!... 


Nuestro Dios es un Padre tierno y misericordioso. Su servicio no debe mirarse como una cosa que entristece, como un ejercicio que desagrada. Debe ser un placer adorar al Señor y participar en su obra. Dios no quiere que sus hijos, a los cuales proporcionó una salvación tan grande, obren como si él fuera un amo duro y exigente. Él es nuestro mejor amigo; y cuando le adoramos quiere estar con nosotros, para bendecirnos y confortarnos llenando nuestro corazón de alegría y amor. El Señor quiere que sus hijos hallen consuelo en servirle y más placer que fatiga en su obra. Él quiere que quienes vengan a adorarle se lleven pensamientos preciosos acerca de su amor y cuidado (El camino a Cristo, p. 103). La gracia de Cristo no se limita a unos pocos. El mensaje de misericordia y perdón traído del cielo por Cristo había de ser oído por todos. Nuestro Salvador dice: "Yo soy la luz del mundo". Juan 8:12. Sus bendiciones son universales y llegan a todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos. Cristo vino para derribar toda muralla de separación... 

Mediante diversos conductos los mensajeros celestiales están en activa comunicación con las diversas partes del mundo., y cuando el hombre clama al Señor de verdad y con fervor, Dios se muestra como quien se inclina desde su trono en las alturas. Escucha todo clamor y responde: "Heme aquí". Levanta al afligido y oprimido. Confiere sus bendiciones sobre buenos y malos... 

Conocer a Dios es el conocimiento más admirable que pueda alcanzar el hombre. Hay mucha sabiduría en los mundanos; pero con toda sabiduría, no contemplan la belleza y majestad, la justicia y sabiduría, la bondad y santidad del Creador de todos los mundos (A fin de conocerle, pp. 98, 99). 

============================= Notas de Elena G. de White Lecciones de Escuela Sabática para Adultos Lección 6: Para el 10 de agosto de 2019 ADORAD AL CREADOR


domingo, 4 de agosto de 2019

Idolatría y opresión


No deseando conservar a Dios en su memoria, [los antediluvianos] no tardaron en negar su existencia. Adoraban a la naturaleza en lugar de rendir culto al Dios de la naturaleza... Bosques extensos, que conservaban su follaje siempre verde, eran dedicados al culto de dioses falsos... Los hombres eliminaron a Dios de su mente, y adoraron las creaciones de su propia imaginación; y como consecuencia, se degradaron más y más...

El hombre no se elevará más allá de sus conceptos acerca de la verdad, la pureza y la santidad. Si el espíritu no sube nunca más arriba que el nivel humano, si no se eleva mediante la fe para comprender la sabiduría y el amor infinitos, el hombre irá hundiéndose cada vez más. Los adoradores de falsos dioses revestían a sus deidades de cualidades y pasiones humanas, y rebajaban así sus normas de carácter a la semejanza de la humanidad pecaminosa (Conflicto y valor, p. 32).

A pesar del favor que Dios les mostró a los hebreos, por causa de su anhelo vehemente de los placeres dejados en Egipto y de su pecado y rebelión, los juicios de Dios cayeron sobre ellos. Y el apóstol instó a los creyentes corintios a prestar oídos a la lección contenida en la historia de Israel. “Empero estas cosas fueron en figura de nosotros —declaró-, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron”. Mostró cómo el amor a la comodidad y al placer los había predispuesto para cometer los pecados que provocaron la manifiesta venganza de Dios. Fue al sentarse los hijos de Israel a comer y a beber, y al levantarse a jugar, cuando abandonaron el temor de Dios, que habían sentido al escuchar la proclamación de la ley; y, haciendo un becerro de oro para representar a Dios, lo adoraron. Y fue después de un festín voluptuoso relacionado con el culto de Baal-peor, cuando muchos de los hebreos cayeron en la licencia (Los hechos de los apóstoles, p. 254).

En lugar de la justicia y perfección del Dios infinito que es el verdadero objeto de la adoración; en lugar de la justicia perfecta de la ley, que es el verdadero modelo de la perfección humana, Satanás ha colocado la naturaleza pecadora del hombre sujeto al error, como único objeto de adoración, única regla del juicio o modelo del carácter. Eso no es progreso, sino retroceso.

Hay una ley de la naturaleza intelectual y espiritual según la cual modificamos nuestro ser mediante la contemplación. La inteligencia se adapta gradualmente a los asuntos en que se ocupa. Se asimila lo que se acostumbra a amar y a reverenciar. Jamás se elevará el hombre a mayor altura que a la de su ideal de pureza, de bondad o de verdad. Si se considera a sí mismo como el ideal más sublime, jamás llegará a cosa más exaltada... Solo la gracia de Dios puede elevar al hombre. Si depende de sus propios recursos, su conducta empeorará inevitablemente (El conflicto de los siglos, pp. 542, 543).

 ================== NOTAS DE ELENA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA III TRIMESTRE DEL 2019 Narrado por: Patty Cuyan Desde: California, USA


viernes, 19 de julio de 2019

Descanso sabático para la tierra


La observancia del año sabático había de beneficiar tanto a la tierra como al pueblo. Después de descansar una estación, sin ser cultivada, la tierra iba a producir más copiosamente. El pueblo se veía aliviado de las labores apremiantes del campo; y aunque podía dedicarse a diversas actividades durante ese tiempo, todos tenían más tiempo libre, lo cual les brindaba oportunidad de recuperar las fuerzas físicas para los trabajos de los años subsiguientes. Tenían más tiempo para la meditación y la oración, para familiarizarse con las enseñanzas y exigencias del Señor, y para instruir a sus familias... : Debía inculcársele al pueblo el hecho de que la tierra que se le permitía poseer por un tiempo pertenecía a Dios, que él era su dueño legítimo, su poseedor original, y que él quería que se le diera al pobre y al menesteroso una consideración especial. Debía hacerse comprender a todos que los pobres tienen tanto derecho como los más ricos a un sitio en el mundo de Dios.

Tales fueron las medidas que nuestro Creador misericordioso tomó para aminorar el sufrimiento e impartir algún rayo de esperanza y alegría en la vida de los indigentes y angustiados (Patriarcas y profetas, pp. 572, 574, 575).

Si os habéis entregado a Dios, para hacer su obra - dice Jesús, no os preocupéis por el día de mañana. Aquel a quien servís percibe el fin desde el principio. Lo que sucederá mañana, aunque esté oculto a vuestros ojos, es claro para el ojo del Omnipotente.

Cuando nosotros mismos nos encargamos de manejar las cosas que nos conciernen, confiando en nuestra propia sabiduría para salir airosos, asumimos una carga que él no nos ha dado, y tratamos de llevarla sin su ayuda. Nos imponemos la responsabilidad que pertenece a Dios y así nos colocamos en su lugar. Con razón podemos entonces sentir ansiedad y esperar peligros y pérdidas, que seguramente nos sobrevendrán. Cuando creamos realmente que Dios nos ama y quiere ayudarnos, dejaremos de acongojarnos por el futuro. Confiaremos en Dios así como un niño confía en un padre amante. Entonces desaparecerán todos nuestros tormentos y dificultades; porque nuestra voluntad quedará absorbida por la voluntad de Dios.


Cristo no nos ha prometido ayuda para llevar hoy las cargas de mañana. Ha dicho: “Bástate mi gracia”; [2 Corintios 12:9] pero su gracia se da diariamente, así como el maná en el desierto, para la necesidad cotidiana. Como los millares de Israel en su peregrinación, podemos hallar el pan celestial para la necesidad del día (El discurso maestro de Jesucristo, p. 85).

Dios proveyó pan para su pueblo en el desierto mediante un milagro de misericordia, y podría haber provisto todo lo necesario para el servicio religioso, pero no lo hizo, porque en su infinita sabiduría veía que la disciplina moral de su pueblo dependía de su cooperación con él, de que cada uno de ellos hiciese algo (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 460).

El Deseado de todas las gentes, “El sábado”, pp. 248-255. ================== NOTAS DE ELENA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA III TRIMESTRE DEL 2019 Narrado por: Patty Cuyan Desde: California, USA

347 Con gozo canto al Señor - Nuevo Himnario Adventista


Escuela Sabática - Viernes 19 de Julio del 2019

Escuela Sabática - Viernes 19 de Julio del 2019

lunes, 15 de julio de 2019

Dos razones para el sábado


En el cuarto mandamiento el Señor se presenta como Creador de los cielos y la tierra, y por lo tanto como distinto de todos los dioses falsos. El séptimo día fue santificado para que fuera un día de reposo para el hombre, como un monumento de la obra de la creación. Se lo instituyó para que mantuviera al Dios viviente siempre delante de las mentes como la fuente de todo ser y objeto de reverencia y culto. Satanás trató de desviar a los hombres para que no manifestaran lealtad a Dios ni rindieran obediencia a su ley; por lo tanto dirigió sus esfuerzos especialmente contra ese mandamiento que señala a Dios como Creador (La historia de la redención, p. 346).

Y como [Cristo] hizo todo, creó también el sábado. Por él fue apartado como un monumento recordativo de la obra de la creación. Nos presenta a Cristo como Santificador tanto como Creador. Declara que el que creó todas las cosas en el cielo y en la tierra, y mediante quien todas las cosas existen, es cabeza de la iglesia, y que por su poder somos reconciliados con Dios. Porque, hablando de Israel, dijo: “Díles también mis sábados, que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico” [Ezequiel 20:12], es decir, que los hace santos. Entonces el sábado es una señal del poder de Cristo para santificarnos. Es dado a todos aquellos a quienes Cristo hace santos. Como señal de su poder santificador, el sábado es dado a todos los que por medio de Cristo llegan a formar parte del Israel de Dios (El Deseado de todas las gentes, p. 255).

Dios hará más que cumplir las más elevadas expectativas de los que confían en él. Desea que recordemos que si somos humildes y contritos estaremos donde él puede y quiere manifestarse a nosotros. Se complace cuando le presentamos sus mercedes y bendiciones del pasado como una razón por la cual debe concedernos más altas y mayores bendiciones. Es honrado cuando lo amamos y damos testimonio de la sinceridad de nuestro amor guardando sus mandamientos... No hay nada tan grande y poderoso como el amor de Dios por los que son sus hijos (En los lugares celestiales, p. 131).

La hermosura del carácter de Cristo ha de verse en los que le siguen... En el corazón regenerado por la gracia divina, el amor es el móvil de las acciones. Modifica el carácter, gobierna los impulsos, restringe las pasiones, subyuga la enemistad y ennoblece los afectos. Este amor atesorado en el alma endulza la vida y derrama una influencia purificadora sobre todos los que están en derredor (El camino a Cristo, p. 59).

sábado, 13 de julio de 2019

EL SÁBADO: UN DÍA DE LIBERTAD



Dios creó el sábado como el acto final de la semana de la Creación. Se ha dicho que en el séptimo día, Dios no solo descansó, sino también creó el reposo como parte integral del mundo. Por ende, no es de extrañar que el sábado sea uno de los mandamientos en el plan de Dios para su pueblo. Este tendría un papel fundamental en la vida de los hebreos.

A menudo, cuando hablamos del sábado, la conversación se traslada rápidamente a cómo guardarlo. “¿Qué cosas no deberíamos hacer?”, y otras por el estilo. Por más importantes que sean estas preguntas, necesitamos comprender el papel integral que el sábado debía desempeñar en el mundo y en la vida del pueblo de Dios como símbolo de la gracia y la provisión de Dios. Como dijo Jesús, el día de reposo sabático fue creado para toda la humanidad. Cuando verdaderamente nos “ac[ordemos] del día de reposo”, este nos cambiará todos los días de la semana y, como lo demostró Jesús, también puede ser un medio para bendecir a los demás.

El sábado: Un día de libertad



Durante su ministerio terrenal, Cristo recalcó la vigencia de lo ordenado acerca del sábado; en toda su enseñanza manifestó reverencia hacia la institución que él mismo había dado. En su tiempo el sábado había quedado tan pervertido que su observancia reflejaba el carácter de hombres egoístas y arbitrarios más bien que el carácter de Dios. Cristo puso a un lado las falsas enseñanzas con que habían calumniado a Dios los que aseveraban conocerle. Aunque los rabinos le seguían con implacable hostilidad, no aparentaba siquiera conformarse con sus exigencias, sino que iba adelante observando el sábado según la ley de Dios.



En lenguaje inequívoco atestiguó su consideración por la ley de Jehová. “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas: no he venido para abrogar, sino a cumplir. Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas. De manera que cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos”. Mateo 5:17-19 (Profetas y reyes, pp. 135, 136).

Los cuatro primeros mandamientos se dieron para mostrar al hombre cuáles son sus deberes hacia el Altísimo. El cuarto es el eslabón que une al gran Dios con el hombre. El sábado fue dado especialmente en beneficio del hombre y para honra del Señor. Los seis últimos preceptos señalan el deber del hombre hacia sus semejantes.

El sábado había de ser una señal entre Dios y su pueblo para siempre. De esta manera se manifestaría la señal: todos los que guardaran el sábado pondrían de manifiesto mediante esa enseñanza que eran adoradores del Dios viviente, Creador de los cielos y la tierra. El sábado sería una señal entre el Señor y su pueblo mientras hubiera gente sobre la tierra que le sirviese (La historia de la redención, p. 144). Dios dio al hombre seis días en los cuales trabajar para sí, pero se reservó un día en el cual se le ha de honrar especialmente. Debemos glorificarlo y respetar su autoridad... Dios puso aparte el séptimo día como período de descanso para el hombre, para bien del hombre tanto como para su propia gloria. Vio que las necesidades del hombre requerían que durante un día descansase del trabajo y cuidado, que su salud y vida peligrarían sin un período de reposo del trabajo y ansiedad de los seis días.

El sábado fue hecho para beneficio del hombre; y transgredir a sabiendas el santo mandamiento que prohíbe trabajar en el séptimo día es, a la vista del cielo, un crimen considerado de tal magnitud bajo la ley mosaica, que exigía la muerte del que lo cometiera. Pero esto no era todo lo que el delincuente había de sufrir, porque Dios no llevará al cielo a un transgresor de su ley. Deberá sufrir la segunda muerte, que es la penalidad plena y final a que se hace acreedor el transgresor de la ley de Dios (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 465). 

================== NOTAS DE ELENA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA III TRIMESTRE DEL 2019 Narrado por: Patty Cuyan Desde: California, USA


lunes, 8 de julio de 2019

Los diez mandamientos


En los preceptos de su santa ley, Dios ha dado una perfecta norma de vida; y ha declarado que hasta el fin del tiempo esa ley, sin sufrir cambio en una sola jota o tilde, mantendrá sus demandas sobre los seres humanos. Cristo vino para magnificar la ley y hacerla honorable. Mostró que está basada sobre el anchuroso fundamento del amor a Dios y a los hombres, y que la obediencia a sus preceptos comprende todos los deberes del hombre. En su propia vida, Cristo dio un ejemplo de obediencia a la ley de Dios. En el sermón del monte mostró cómo sus requerimientos se extienden más allá de sus acciones externas y abarca los pensamientos e intentos del corazón (Los hechos de los apóstoles, p. 402).

La ley divina requiere que amemos a Dios en forma suprema, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sin el ejercicio de este amor, la más elevada profesión de fe es mera hipocresía. El adorador de Dios descubrirá que no puede atesorar ni una fibra de la raíz del egoísmo. No puede cumplir sus deberes hacia Dios y oprimir a sus semejantes. El segundo principio es semejante al primero: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. “Haz esto, y vivirás”. Estas son las palabras de Jesucristo de las cuales no puede apartarse ningún hombre, mujer o joven que sea verdadero cristiano. Es la obediencia a los principios de los mandamientos de Dios lo que modela el carácter de acuerdo con la similitud divina...

Nuestro prójimo no es meramente nuestro vecino o nuestro amigo particular, no son sencillamente los que pertenecen a nuestra iglesia y piensan como nosotros. Nuestro prójimo es toda la familia humana (Hijas e hijos de Dios, p. 54).

Jesús consideró los mandamientos por separado, y explicó la profundidad y anchura de sus requerimientos. En vez de quitarles una jota de su fuerza, demostró cuán abarcantes son sus principios y desenmascaró el error fatal de los judíos en su demostración exterior de obediencia. Declaró que por el mal pensamiento o la mirada concupiscente se quebranta la ley de Dios. El que toma parte en la menor injusticia está violando la ley y degradando su propia naturaleza moral. El homicidio existe primero en la mente. El que concede al odio un lugar en su corazón, está poniendo los pies en la senda del homicida, y sus ofrendas son aborrecibles para Dios (El Deseado de todas las gentes, p. 276). La obediencia era la única condición por la que el antiguo Israel había de recibir el cumplimiento de las promesas que lo convirtieran en el pueblo grandemente favorecido por Dios, y la obediencia a esa ley traerá tan grandes bendiciones a los individuos y a las naciones hoy día como las que hubiera traído a los hebreos.

Es esencial la obediencia a la ley, no solo para nuestra salvación, sino para nuestra felicidad y para la felicidad de aquellos con quienes nos relacionamos. “Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo” (Salmos 119:165), dice la Palabra inspirada (Mensajes selectos, t. 1, pp. 255, 256).

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domingo, 7 de julio de 2019

El Dios que oye


El Dios del cielo está en comunicación con los habitantes caídos de este planeta. No se despreocupa de nuestro mundo ni de la variedad de asuntos que lo afectan. En su Palabra se lo representa como inclinado hacia la tierra y sus habitantes, los cuales son engañados y molestados por los instrumentos satánicos. Dios escucha cada palabra que se pronuncia.

Cuando Moisés se sintió atraído por el espectáculo de la zarza que ardía y no se consumía, el Señor lo llamó: “¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí (Éxodo 3:4)...

Destaquemos las palabras del Señor: “Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los egipcios”. Vers. 7, 8 (Alza tus ojos, p. 362).

El Señor declaró: “Yo daré a este pueblo gracia en los ojos de los egipcios, para que cuando os partiereis, no salgáis vacíos: sino que demandará cada mujer a su vecina y a su huéspeda vasos de plata, vasos de oro, y vestidos”. Los egipcios se habían enriquecido mediante el trabajo exigido injustamente a los israelitas, y como estos habían de emprender su viaje hacia su nueva morada, era justo que reclamaran la remuneración de sus años de trabajo. Por lo tanto habían de pedir artículos de valor, que pudieran transportarse fácilmente, y Dios les daría favor ante los egipcios. Los poderosos milagros realizados para su liberación iban a infundir terror entre los opresores, de tal manera que lo solicitado por los siervos sería otorgado (Patriarcas y profetas, p. 258).

El Señor no se despreocupa de su pueblo, y castigará y reprenderá a cualquiera que lo oprima. Escucha cada gemido; oye cada oración; observa los movimientos de cada uno; aprueba o condena cada acción. Al Señor del cielo se lo representa como levantando al caído. Es el Amigo de todo el que lo ama y honra, y castigará a cuantos se atrevan a apartarlos de los senderos seguros, colocándolos en situaciones angustiosas cuando ellos tratan conscientemente de guardar el camino del Señor y de alcanzar las moradas de los justos... Si el pequeño gorrión... no cae al suelo sin que lo advierta nuestro Padre celestial, seguramente son preciosas las almas de aquellos por quienes Cristo murió. ¿Y no juzgará él a quienes causan dolor o chascos a aquellos por quienes Cristo dio su vida?...

¿Quién puede medir o anticipar el don de Dios? Por las edades, el pecado... interrumpió el flujo divino de la benevolencia hacia el hombre, pero la misericordia y el gran amor manifestados a la raza caída no han cesado de acumularse; no han perdido su dirección hacia la tierra... Dios vive y reina, y en Cristo ha derramado sobre el mundo un diluvio sanador. Nuestro Salvador hizo plena provisión para los hombres 

(Alza tus ojos, p. 362). ================== NOTAS DE ELENA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA III TRIMESTRE DEL 2019 Narrado por: Patty Cuyan Desde: California, USA ===================


sábado, 6 de julio de 2019

SIERVOS DE LA JUSTICIA.


“Y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia” (Romanos 6:18). 

Dios nos creó para que seamos libres, pero el pecado nos hizo esclavos. Antes de la conversión estábamos sujetos al mal y, aunque sin quererlo, no éramos capaces de resistirlo (Rom. 7:15, 24).

El Señor, sin embargo, pagó el precio de nuestra redención. Por la gracia divina dejamos de ser dominados por el pecado, para transformarnos en siervos que se someten voluntariamente a la justicia de Cristo. Según Elena de White, esa transformación ocurre porque Jesús “salva a los hombres no en el pecado, sino del pecado; y los que le aman mostrarán su amor por medio de la obediencia” (El Deseado de todas las gentes, p.621).

La libertad en Cristo no es una oportunidad para hacer lo que queramos. Dejamos de ser esclavos del pecado para transformarnos en siervos sumisos de Cristo. La obediencia deja de ser una opción y se transforma en una condición. Por eso el Señor nos entregó los diez Mandamientos, y no diez sugerencias. La vida cristiana es una lucha diaria contra el propio yo, “la guerra contra el yo es la batalla más grande que jamás hayamos peleado. [...] Para que el alma sea renovada en santidad, debe someterse antes a Dios (El camino a Cristo, p. 38).

El apóstol Pablo experimentó esa sumisión al transformarse en un “siervo de Jesucristo” (Rom. 1:1). Cuando era maltratado, no tenía más derecho a retribuir de acuerdo con sus impulsos. Cuando era tentado, no tenía ya la “libertad” de seguir los deseos de su corazón. Cuando se involucraba en actividades comerciales, ya no podía ser egoísta. Entendió que, como siervo, debía representar y honrar al Señor en todas las cosas.

Hay una identidad implicada en esa sumisión. Es necesario dejar muy en claro de qué lado estamos realmente, para que el enemigo no mezcle sutilmente las cosas y, sin notarlo, nos lleve gradualmente a ser siervos del pecado nuevamente. Por lo tanto, es necesario tener un cuidado redoblado. Elena de White advierte: “Esta distinción será más señalada y decidida a medida que nos acerquemos al final del tiempo” (A fin de conocerle, p. 310).

La decisión de ser siervos de Cristo depende de nosotros, pero la transformación del corazón solamente puede ser realizada por el Señor. El mensaje de esperanza para nosotros es: “Y si nosotros consentimos, se identificará de tal manera con nuestros pensamientos y fines, amoldará de tal manera nuestro corazón y mente en conformidad con su voluntad, que cuando lo obedezcamos estaremos tan solo ejecutando nuestros propios impulsos” (El Deseado de todas las gentes, p. 621).

Experimenta esta transformación hoy, y pide que el Espíritu Santo haga de ti un siervo más fiel y sumiso. ================== Narrado Por: Merari Medina Lecturas Devocionales para Adultos 2019 Nuestra esperanza Por: Hector Kohler

jueves, 4 de julio de 2019

Notas de Elena - 04 de Julio del 2019 - La trama familiar de la humanidad


La vida de Adán fue una vida de tristeza, humildad y continuo arrepentimiento. Al enseñar a sus hijos y a sus nietos a temer a Jehová, con frecuencia se le reprochó amargamente su pecado, que había causado tanta miseria a su posteridad. Cuando salió del hermoso Edén, el pensamiento de que debía morir lo sacudió de horror. La muerte le pareció una terrible calamidad. Por primera vez se puso en contacto con la tremenda realidad de la muerte en la familia humana cuando su propio hijo Caín asesinó a su hermano Abel. Lleno de amargo remordimiento por causa de su propia transgresión, privado de su hijo Abel, con plena conciencia de que Caín era asesino, y reconociendo la maldición que Dios había pronunciado sobre él, el corazón de Adán se quebrantó de dolor. Con mucha amargura se reprochó su primer gran pecado. Suplicó el perdón de Dios por medio del Sacrificio prometido. Sentía profundamente la ira de Dios por el crimen perpetrado en el paraíso. Fue testigo de la corrupción general que finalmente obligó a Dios a destruir a los habitantes de la tierra por medio de un diluvio. La sentencia de muerte que había pronunciado sobre él su Hacedor, que al principio le había parecido terrible, después de haber vivido algunos siglos le pareció justa y misericordiosa de parte de Dios, pues ponía fin a una vida miserable (La historia de la redención, p. 57).

El espíritu que levantó el muro de separación entre judíos y gentiles sigue obrando. El orgullo y el prejuicio han levantado fuertes murallas de separación entre diferentes clases de hombres. Cristo y su misión han sido mal representados, y multitudes se sienten virtualmente apartadas del ministerio del evangelio. Pero no deben sentirse separadas de Cristo. No hay barreras que el hombre o Satanás puedan erigir y que la fe no pueda traspasar...

Sin distinción de edad, jerarquía, nacionalidad o privilegio religioso, todos están invitados a venir a él y vivir... “El rico y el pobre se encontraron: a todos ellos hizo Jehová” [Proverbios 22:2] (El Deseado de todas las gentes, pp. 369, 370).

El que mire a menudo la cruz del Calvario, acordándose de que sus pecados llevaron al Salvador allí, no tratará de determinar el grado de su culpabilidad en comparación con el de los demás. No se constituirá en juez para acusar a otros. No puede haber espíritu de crítica ni de exaltación en los que andan a la sombra de la cruz del Calvario...

La revelación de Cristo en nuestro propio carácter tendrá un poder transformador sobre aquellos con quienes nos relacionemos. Permitamos que Cristo se manifieste diariamente en nosotros, y él revelará por medio de nosotros la energía creadora de su palabra, una influencia amable, persuasiva y a la vez poderosa para restaurar en otras almas la perfección del Señor nuestro Dios (El discurso maestro de Jesucristo, p. 109). 

VIERNES 5 DE JULIO PARA ESTUDIAR Y MEDITAR Patriarcas y profetas, “La creación”, pp. 24-33. ================== NOTAS DE ELENA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA III TRIMESTRE DEL 2019 Narrado por: Patty Cuyan Desde: California, USA

miércoles, 3 de julio de 2019

Notas de Elena - 03 de Julio del 2019 - Un mundo destrozado


Con humildad e inenarrable tristeza [Adán y Eva) se despidieron de su bello hogar, y fueron a morar en la tierra, sobre la cual descansaba la maldición del pecado. La atmósfera, de temperatura antes tan suave y uniforme, estaba ahora sujeta a grandes cambios, y misericordiosamente, el Señor les proveyó de vestidos de pieles para protegerlos de los extremos del calor y del frío.

Cuando vieron en la caída de las flores y las hojas los primeros signos de la decadencia, Adán y su compañera se apenaron más profundamente de lo que hoy se apenan los hombres que lloran a sus muertos. La muerte de las delicadas y frágiles flores fue en realidad un motivo de tristeza; pero cuando los bellos árboles dejaron caer sus hojas, la escena les recordó vivamente la fría realidad de que la muerte es el destino de todo lo que tiene vida (Patriarcas y profetas, p. 46).

Después de su expulsión del Edén, la vida de Adán en la tierra estuvo llena de pesar. Cada hoja marchita, cada víctima ofrecida en sacrificio, cada ajamiento en el hermoso aspecto de la naturaleza, cada mancha en la pureza del hombre, le volvían a recordar su pecado. Terrible fue la agonía del remordimiento cuando notó que aumentaba la iniquidad, y que, en contestación a sus advertencias, se le tachaba de ser él mismo causa del pecado. Con paciencia y humildad soportó, por cerca de mil años, el castigo de su transgresión. Se arrepintió sinceramente de su pecado y confió en los méritos del Salvador prometido, y murió en la esperanza de la resurrección (El conflicto de los siglos, p. 629).

Cuando el Señor colocó a nuestros primeros padres en el jardín del Edén, lo hizo con la instrucción de que “lo labrara y lo guardase”. Dios había acabado su obra de creación, y había dicho que “era bueno en gran manera”. Todo estaba adaptado para el fin para el que había sido creado. Mientras que Adán y Eva obedecieran a Dios, sus labores en el jardín serían un placer; la tierra brindaba de su abundancia para todos sus deseos. Pero cuando el hombre se apartó de la obediencia a Dios, fue destinado a luchar con las semillas sembradas por Satanás, y a ganarse el pan con el sudor de su rostro. Desde allí en adelante tendría que luchar con trabajo y dificultad contra el poder al cual había cedido su voluntad.

Era el propósito de Dios aliviar por medio del trabajo el mal introducido en el mundo por causa de la desobediencia del hombre. El trabajo podía hacer ineficaces las tentaciones de Satanás y detener la marea del mal. El Hijo de Dios fe dado al mundo, para que por medio de su muerte hiciera expiación por los pecados del mundo, para que por medio de su vida enseñara a los hombres como podrían ser deshechos los planes del enemigo. Cuando tomó sobre sí mismo la naturaleza humana, Cristo entró en las simpatías y los intereses de sus hermanos, y mediante una vida de incansable labor enseño cómo podrían los hombres llegar a ser labradores junto con Dios en la edificación de su reino en el mundo (Fundamentals of Christian Education, pp. 512, 513). 

= NOTAS DE ELENA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA III TRIMESTRE DEL 2019 Narrado por: Patty Cuyan Desde: California, USA

martes, 2 de julio de 2019

Mayordomos de la tierra


Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y le puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Génesis 2:15.

“A los moradores del Edén se les encomendó el cuidado del huerto, para que lo labraran y lo guardasen... Dios dio el trabajo como una bendición con que el hombre ocupara su mente, fortaleciera su cuerpo y desarrollara sus facultades. En la actividad mental y física, Adán encontró uno de los placeres más elevados de su santa existencia” (La fe por la cual vivo, p. 232).

“Y había Jehová Dios plantado un huerto en Edén al oriente, y puso allí al hombre que había formado”. Génesis 2:8. Todo lo que hizo Dios tenía la perfección de la belleza, y nada que contribuyese a la felicidad de la santa pareja parecía faltar; sin embargo, el Creador les dio todavía otra prueba de su amor, preparándoles especialmente un huerto para que fuese su morada. En este huerto había árboles de toda variedad, muchos de ellos cargados de fragantes y deliciosas frutas. Había hermosas plantas trepadoras, como vides, que presentaban un aspecto agradable y hermoso, con sus ramas inclinadas bajo el peso de tentadora fruta de los más ricos y variados matices. El trabajo de Adán y Eva debía consistir en formar cenadores o albergues con las ramas de las vides, haciendo así su propia morada con árboles vivos cubiertos de follaje y frutos (Patriarcas y profetas, p. 27).

[Dios] manifestó su gran amor al plantar un huerto especialmente para ellos. Parte del tiempo debían emplearlo en la placentera labor de cultivar ese huerto, y otra parte en recibir la visita de los ángeles, escuchar sus instrucciones y dedicarse a feliz meditación. Sus ocupaciones no eran fatigosas, sino agradables y vigorizantes. Ese hermoso huerto había de ser su hogar (La historia de la redención, p. 21). 

No tenemos que abatirnos y desanimarnos por las cosas temporales y los aparentes fracasos, ni descorazonarnos por la demora. Debemos trabajar la tierra con alegría, esperanza y gratitud,convencidos de que posee en su seno abundantes provisiones, más ricas que el oro o la plata, que puede acopiar el obrero fiel. La mezquindad que se le atribuye a la tierra es una calumnia. Si se la cultiva adecuada e inteligentemente, la tierra entregará sus tesoros en beneficio del hombre... Debemos tener fe en la palabra de Dios que creó el fruto de la tierra para servicio del hombre...

El cultivo de nuestras tierras requiere la dedicación de todas las facultades mentales y todo el tino que poseemos. Las tierras que nos rodean dan testimonio de la indolencia del hombre. Esperamos poner en acción los sentidos dormidos. Esperamos ver agricultores inteligentes, que sean recompensados por sus decididos esfuerzos. La mano y el corazón deben cooperar, para ejecutar planes nuevos y sensatos en relación con el cultivo de la tierra (Testimonios para los ministros, p. 243).

  NOTAS DE ELENA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA III TRIMESTRE DEL 2019 Narrado por: Patty Cuyan Desde: California, USA