jueves, 4 de julio de 2019

Notas de Elena - 04 de Julio del 2019 - La trama familiar de la humanidad


La vida de Adán fue una vida de tristeza, humildad y continuo arrepentimiento. Al enseñar a sus hijos y a sus nietos a temer a Jehová, con frecuencia se le reprochó amargamente su pecado, que había causado tanta miseria a su posteridad. Cuando salió del hermoso Edén, el pensamiento de que debía morir lo sacudió de horror. La muerte le pareció una terrible calamidad. Por primera vez se puso en contacto con la tremenda realidad de la muerte en la familia humana cuando su propio hijo Caín asesinó a su hermano Abel. Lleno de amargo remordimiento por causa de su propia transgresión, privado de su hijo Abel, con plena conciencia de que Caín era asesino, y reconociendo la maldición que Dios había pronunciado sobre él, el corazón de Adán se quebrantó de dolor. Con mucha amargura se reprochó su primer gran pecado. Suplicó el perdón de Dios por medio del Sacrificio prometido. Sentía profundamente la ira de Dios por el crimen perpetrado en el paraíso. Fue testigo de la corrupción general que finalmente obligó a Dios a destruir a los habitantes de la tierra por medio de un diluvio. La sentencia de muerte que había pronunciado sobre él su Hacedor, que al principio le había parecido terrible, después de haber vivido algunos siglos le pareció justa y misericordiosa de parte de Dios, pues ponía fin a una vida miserable (La historia de la redención, p. 57).

El espíritu que levantó el muro de separación entre judíos y gentiles sigue obrando. El orgullo y el prejuicio han levantado fuertes murallas de separación entre diferentes clases de hombres. Cristo y su misión han sido mal representados, y multitudes se sienten virtualmente apartadas del ministerio del evangelio. Pero no deben sentirse separadas de Cristo. No hay barreras que el hombre o Satanás puedan erigir y que la fe no pueda traspasar...

Sin distinción de edad, jerarquía, nacionalidad o privilegio religioso, todos están invitados a venir a él y vivir... “El rico y el pobre se encontraron: a todos ellos hizo Jehová” [Proverbios 22:2] (El Deseado de todas las gentes, pp. 369, 370).

El que mire a menudo la cruz del Calvario, acordándose de que sus pecados llevaron al Salvador allí, no tratará de determinar el grado de su culpabilidad en comparación con el de los demás. No se constituirá en juez para acusar a otros. No puede haber espíritu de crítica ni de exaltación en los que andan a la sombra de la cruz del Calvario...

La revelación de Cristo en nuestro propio carácter tendrá un poder transformador sobre aquellos con quienes nos relacionemos. Permitamos que Cristo se manifieste diariamente en nosotros, y él revelará por medio de nosotros la energía creadora de su palabra, una influencia amable, persuasiva y a la vez poderosa para restaurar en otras almas la perfección del Señor nuestro Dios (El discurso maestro de Jesucristo, p. 109). 

VIERNES 5 DE JULIO PARA ESTUDIAR Y MEDITAR Patriarcas y profetas, “La creación”, pp. 24-33. ================== NOTAS DE ELENA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA III TRIMESTRE DEL 2019 Narrado por: Patty Cuyan Desde: California, USA

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