sábado, 30 de diciembre de 2017

Rompe el bate.

“¡Dichosos los que tienen parte en la primera resurrección, pues pertenecen al pueblo santo! La segunda muerte no tiene ningún poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él los mil años” (Apocalipsis 20:6)


Mientras estaba mirando las noticias hace unos meses, escuché una agradable historia de un jugador de béisbol de las Grandes Ligas que tuvo un ponche muy frustrante. No es desconocido el hecho de que muchos jugadores toman “jugos” o “suplementos nutrlcionales” de carácter sospechoso, que los ayudan a hacer proezas con base en la fuerza. Como romper un bate de béisbol sobre una rodilla.

Nunca he tratado de romper un gran palo de madera contra mi pierna, porque mi pierna vale mucho y dependo de ella para hacer cualquier función. Pero este jugador en particular le enseñó una gran lección al tonto de su bate mientras caminaba de vuelta a la caseta de los bateadores. Con miles de personas observándolo, levantó el bate en alto y lo estrelló contra la pierna. No se rompió.

Lo intentó de nuevo. Tampoco se rompió. Después del tercer intento sin que siquiera una fisura del bate se partiera, sacudió la cabeza y continuó su camino hada la caseta, haciendo lo posible por ocultar cualquier indicio de cojera. Sin embargo, ocultar la vergüenza pública que acababa de experimentar era imposible. Me reí mucho. Luego, encontré el video en YouTube y lo vi varias veces.

En este último libro de la Biblia se nos hace una grandiosa promesa de que la muerte no podrá dominar a los que siguen a Jesús y serán resucitados a una nueva vida en su Segunda Venida. No importa lo que se cruce en nuestro camino que tenga que ver con la muerte -cáncer; accidentes de automóvil o de avión; placas tectónicas que se estrellan, y generan catastróficos terremotos y tsunamis-, nada nos podrá arrebatar nuestra vida eterna. La muerte será avergonzada frente a todo el universo, cuando él enjugue toda lágrima de nuestros ojos y la vieja Tierra ya no exista más.

Jesús nos promete la vida eterna, y él siempre cumple lo que promete. Espero que tomes la decisión de abrazar la vida que te ha prometido y que podamos ver juntos cómo la muerte será “eliminada del juego” para siempre.
SP

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADOLESCENTES 2017
FUSIÓN
Melissa y Greg Howell
Un punto de encuentro entre tú y Dios
Lecturas Devocionales para Adolescentes 2017

El cielo comienza en el corazón.


DE VUELTA AL HOGAR.

«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente». Mateo 22: 37

EL CIELO COMIENZA en el corazón, y cuando la mente se llena de las cosas del cielo, Cristo es más y más apreciado y llega a ser el más amado entre diez mil. Pero cuando se le permite a Satanás controlar la mente, sus atributos comienzan a manifestarse en el carácter de la persona bajo su control, y el pecador se va alejando cada vez más de Dios.

Si queremos ver el cielo allá, debemos tener el cielo aquí. Debemos tener el cielo en nuestros hogares, con nuestras familias acercándose a Dios por medio de Cristo. Cristo es el gran centro de atracción, y el hijo de Dios que se refugia en Cristo, se refugia en la vida de Dios. La oración es la vida del alma; es alimentarse de Cristo; es volver nuestros rostros hacia el Sol de justicia. Y cuando volvemos nuestros rostros hacia él, él vuelve su rostro hacia nosotros. Él anhela darnos su divina gracia, y cuando nos acercamos a Dios con fe, se avivan nuestros poderes espirituales. No caminamos a ciegas ni nos quejamos de nuestra aridez espiritual. Al estudiar diligentemente y con oración la Palabra de Dios, podemos aplicar sus ricas promesas a nuestra vida, los ángeles se acercan a nuestro lado y el enemigo con sus muchos engaños tiene que retirarse.

La oración es la fortaleza del alma y, aun así, ha sido tristemente descuidada. Por medio de la oración sencilla, sincera y contrita, nuestra mente crea una fuerte conexión con el cielo. No hay otro medio divino por el cual la oración pueda ser sustituida, y mediante el cual podamos preservar mejor la pureza de nuestro espíritu. La oración pone el alma en contacto inmediato con la fuente de vida, y fortalece la fibra muscular de nuestra experiencia religiosa, ya que nos obliga a vivir por fe, con la mirada en aquello que nos es invisible. Descuidemos la práctica de la oración, o releguémosla a un segundo plano orando solo de vez en cuando, cuando creamos conveniente, y perderemos nuestra conexión con Dios. La vida cristiana comenzará a secarse, y las facultades espirituales a perder su vitalidad. La experiencia religiosa carecerá de salud y vigor. Hay una marcada tendencia a sustituir la Palabra de Dios por escritos y mensajes humanos. […]

Solo la gracia de Dios puede revitalizar y renovar el corazón. Las valiosas y veraces palabras de la profecía revelan a los que andan en busca de la verdad las riquezas de la gracia de Cristo.— Signs ofthe Times, 31 de julio de 1893.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2017
DE VUELTA AL HOGAR
Elena G. de White

domingo, 17 de diciembre de 2017

NOTAS DE ELENA: LA SALVACIÓN DE LOS PECADORES.

La obra para los judíos, tal como se bosqueja en el capítulo once de Romanos, es una obra que debe ser tratada con sabiduría especial. Es una obra que no debe ser pasada por alto. La sabiduría de Dios debe venir a nuestro pueblo. Con toda sabiduría y rectitud debemos despejar el camino del Rey. A los judíos debe dárseles la oportunidad de acudir a la luz (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 6, p. 1078).

Hemos de mostrar que la gracia de Cristo mora en nuestros corazones. Su influencia se manifestará, no importa con quienes estemos, por medio de palabras de la más profunda relevancia, que involucren consecuencias tan perdurables como la eternidad.

En esta etapa de la historia terrenal no podemos debilitar nuestra mutua influencia. La lucha cristiana es reñida y difícil. Tenemos que enfrentamos y combatir con enemigos invisibles, y debemos estar en armonía con los agentes celestiales que están procurando limpiamos de la inclinación a criticar a nuestros hermanos, a emitir juicio sobre ellos. El Señor desea que permanezcamos bajo el yugo de Cristo…

Somos testigos de Cristo. No hablemos entonces de las dificultades ni meditemos en nuestras pruebas, sino acerquémonos al Señor Jesucristo, autor y consumador de nuestra fe. Contemplándolo, estudiando y hablando de él, nos transformamos a su imagen (Alza tus ojos, p. 237).

La vida de Cristo fue una vida cargada del mensaje divino del amor de Dios, y él anhelaba intensamente impartir este amor a otros en forma abundante. La compasión irradiaba de su rostro, y su conducta se caracterizaba por la gracia y la humildad, el amor y la verdad. Cada miembro de su iglesia militante debe manifestar las mismas cualidades si quiere unirse a la iglesia triunfante. El amor de Cristo es tan amplio, tan pleno de gloria, que en comparación con él todo lo que el hombre estima tan grande se desvanece en la insignificancia. Cuando obtenemos una visión de él, exclamamos: ¡Oh, la profundidad de la riqueza del amor que Dios ha derramado sobre los hombres en el don de su Hijo unigénito!

Cuando buscamos un lenguaje apropiado para describir el amor de Dios, encontramos que las palabras son demasiado débiles, demasiado lejos del tema, soltamos la pluma y exclamamos: “¡No, no se puede describir!” Apenas podemos decir, como dijo el discípulo amado: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios”. Cuando intentamos alguna descripción de ese amor, nos sentimos como infantes que balbucean sus primeras palabras. En silencio podemos adorar; porque el silencio en este asunto es la única elocuencia. Este amor está más allá de la descripción de ningún lenguaje. Es el misterio de Dios en la carne, Dios en Cristo, la divinidad en la humanidad. Cristo se inclinó con una humildad sin paralelo, para que en su exaltación al trono de Dios también pudiera exaltar a aquellos que creen en él a un lugar con él en su trono. Todos los que miran hacia Jesús con fe de que las heridas y laceraciones hechas por el pecado serán sanadas en él, serán sanados (Fundamentals of Christian Education, p. 179; parcialmente en Nuestra elevada vocación, p. 368).

Viernes 15 de diciembre: Para estudiar y meditar
Los hechos de los apóstoles, “De perseguidor a discípulo”, pp. 92-94.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

La gracia de Dios es suficiente.


DE VUELTA AL HOGAR

«Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes». Santiago 4: 6

EL FIRMAMENTO parece lleno de formas radiantes, «millares de millares y millones de millones» (Apoc. 5: 11, NVI). Ninguna pluma humana puede describir la escena, ni mente mortal alguna es capaz de concebir su esplendor. «Su gloria cubrió los cielos, la tierra se llenó de su alabanza. Su resplandor es como la luz» (Hab. 3: 3-4). A medida que va acercándose la nube, todos los ojos ven al Príncipe de la vida. Ninguna corona de espinas hiere ya sus sagradas sienes, ceñidas ahora por una gloriosa diadema. Su rostro brilla más que la luz deslumbradora del sol de mediodía. «En su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores» (Apoc. 19: 16).

Ante su presencia, «se han puesto pálidos todos los rostros» (Jer. 30: 6); el terror de la desesperación eterna se apodera de los que han rechazado la misericordia de Dios. «Desfallecen los corazones, tiemblan las rodillas, […] palidecen los rostros» (Nah. 2:10, NVI). Los justos gritan temblando: «¿Quién podrá sostenerse de pie?» (Apoc. 6: 17). Termina el canto de los ángeles, y sigue un momento de silencio aterrador. Entonces se oye la voz de Jesús, que dice: «¡Basta mi gracia!». Los rostros de los justos se iluminan y el corazón de todos se llena de gozo. Y los ángeles entonan una melodía más elevada, y vuelven a cantar al acercarse aún más a la tierra.

El Rey de reyes desciende en la nube, envuelto en llamas de fuego. El cielo se recoge como un libro que se enrolla, la tierra tiembla ante su presencia, y todo monte y toda isla se mueven de sus lugares. «Vendrá nuestro Dios y no callará; fuego consumirá delante de él y tempestad poderosa lo rodeará. Convocará a los cielos de arriba y a la tierra, para juzgar a su pueblo» (Sal. 50: 3-4). […]

Cesaron las burlas. Callaron los labios mentirosos. El choque de las armas y el tumulto de la batalla, «y todo manto revolcado en sangre» (Isa. 9: 5), han concluido. Solo se oyen ahora voces de oración, llanto y lamentación. De las bocas que se mofaban poco antes, estalla el grito: «El gran día de su ira ha llegado y ¿quién podrá sostenerse en pie?» (Apoc. 6: 17). Los impíos piden ser sepultados bajo las rocas de las montañas, antes que ver la cara de Aquel a quien han despreciado y rechazado.— El conflicto de los siglos, cap. 41, pp. 622-625.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2017
DE VUELTA AL HOGAR
Elena G. de White



lunes, 4 de diciembre de 2017

El hombre lobo.


“Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos” (Lucas 10:3).

Los caprichos de la historia hicieron que este mismo día fallecieran dos importantes personajes: el 4 de diciembre de 1642 muere el famoso Cardenal Richelieu, y el 4 de diciembre de 1679 pasó al descanso Thomas Hobbes. Aunque no lo creas, en ciertos aspectos están relacionados.

Richelieu fue un obispo que ingresó en la política, y alcanzó un gran poder tanto en la Iglesia Católica como en el Reino de Francia. Cuando llegó a ser primer ministro de ese país, consolidó la monarquía francesa luchando en contra de las diversas facciones internas.

Más allá de sus rasgos positivos, Richelieu es más bien conocido por la manera autoritaria que usó para conservar el poder. Creó una red de espionaje, prohibió la discusión de asuntos políticos en asambleas públicas, y persiguió y ejecutó a sus rivales políticos.

Por su parte, Thomas Hobbes fue un filósofo inglés cuya obra Leviatán (1651) influyó de manera importante sobre el desarrollo de la filosofía política occidental. Una de sus frases más famosas es esta: “El hombre es lobo del hombre”. Pareciera como si Hobbes, años más tarde, describiera la personalidad de Richelieu. La frase revela la condición humana, así como lo hace el texto de Ezequiel 22:27: “Sus príncipes en medio de ella son como lobos que arrebatan presa, derramando sangre, para destruir las almas, para obtener ganancias injustas”.

Desde siempre, hubo personas que soñaron con el poder y se convirtieron en líderes servidos, no serviciales, pervirtiendo así la esencia del liderazgo positivo.

Somos como lobos rapaces, y buscamos devorarnos unos a otros. Nos alimentamos con envidia, en vez de con bondad. Bebemos venganza, en vez de perdón. Nos bañamos en rencor, en vez de en alegría.

Somos lobos egoístas, y buscamos el bienestar propio antes que el colectivo. Nos alimentamos con ira, en lugar de amor. Bebemos ambición, en vez de servicio. Nos bañamos en altivez, en vez de en humildad.


Ante esta realidad, aparece Jesús, el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (Juan 1:29). Su amor nos llena, nos transforma, nos guía…


Hoy puede ser un día histórico. Ama a tus prójimos y sirve a quienes te rodean. Hazlo hoy, no mañana. ¡No seas un lobo feroz!

“La inhumanidad del hombre para con el hombre es nuestro mayor pecado” (Elena de White, El ministerio de curación, p. 121). PA

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Pablo Ale – Marcos Blanco

Vida eterna o vergüenza y confusión


DE VUELTA AL HOGAR

«Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor». Apocalipsis 14: 13


LA GRAN BABILONIA vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira». Granizo grande, cada piedra «como del peso de un talento» (Apoc. 16: 19-21), hace su obra de destrucción. Las más soberbias ciudades de la tierra son arrasadas. Los palacios suntuosos en que los magnates han malgastado sus riquezas en provecho de su gloria personal, caen en ruinas ante su vista. Los muros de las cárceles se parten de arriba abajo, y son liberados los hijos de Dios que habían sido apresados por su fe.

Los sepulcros se abren y «muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados: unos para vida eterna, otros para vergüenza y confusión perpetua» (Dan. 12: 2). Todos los que murieron en la fe del mensaje del tercer ángel, salen glorificados de la tumba, para oír el pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su ley. «Los que lo traspasaron» (Apoc. 1: 7), los que se mofaron y se rieron de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo, son resucitados para contemplarlo en su gloria y para ver el honor con que serán recompensados los fieles y obedientes.

Densas nubes cubren aún el firmamento; sin embargo el sol se abre paso de vez en cuando, como si fuera el ojo vengador del Señor. Fieros relámpagos rasgan el cielo con fragor, envolviendo a la tierra en claridad de llamaradas. Por encima del ruido aterrador de los truenos, se oyen voces misteriosas y terribles que anuncian la condenación de los impíos. No todos entienden las palabras pronunciadas; pero los falsos maestros las comprenden perfectamente. Los que poco antes eran tan temerarios, jactanciosos y provocativos, y que tanto se regocijaban al ensañarse contra el pueblo de Dios observador de sus mandamientos, se sienten presa de consternación y tiemblan de terror.

Sus llantos dominan el ruido de los elementos. Los demonios confiesan la divinidad de Cristo y tiemblan ante su poder, mientras que los seres humanos claman por misericordia y se revuelcan en terror abyecto.
  • Al considerar el día de Dios en santa visión, los antiguos profetas exclamaron:

  • «¡Giman, que el día del Señor está cerca! Llega de parte del Todopoderoso como una devastación» (Isa. 13: 6). «¡Métete en la roca, y escóndete en el polvo ante el terror del Señor y el esplendor de su majestad!» (Isa. 2: 10, NVI).— El conflicto de los siglos, cap. 41, pp. 621-622.

  • DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2017
  • DE VUELTA AL HOGAR 
  • Elena G. de White

domingo, 3 de diciembre de 2017

Notas de Elena. Hijos de la promesa.

Esaú no quedaba privado del derecho de buscar la gracia de Dios mediante el arrepentimiento; pero no podía encontrar medios para recobrar la primogenitura. Su dolor no provenía de que estuviese convencido de haber pecado; no deseaba reconciliarse con Dios. Se entristecía por los resultados de su pecado, no por el pecado mismo.

A causa de su indiferencia hacia las bendiciones y requerimientos divinos, la Escritura llama a Esaú “profano”. Representa a aquellos que menosprecian la redención comprada para ellos por Cristo, y que están dispuestos a sacrificar su herencia celestial a cambio de las cosas pe-recederas de la tierra. Multitudes viven para el momento presente, sin preocuparse del futuro. Como Esaú exclaman: “Comamos y bebamos, que mañana moriremos”. 1 Corintios 15:32. Son dominados por sus inclinaciones; y en vez de practicar la abnegación, pasan por alto las consideraciones de más valor…

Millares de personas están vendiendo su primogenitura para satisfacer deseos sensuales. Sacrifican la salud, debilitan las facultades mentales, y pierden el cielo; y todo esto por un placer meramente temporal, por un goce que debilita y degrada. Así como Esaú despertó para ver la locura de su cambio precipitado cuando era tarde para recobrar lo perdido, así les ocurrirá en el día de Dios a los que han trocado su herencia celestial por la satisfacción de goces egoístas (Patriarcas y profetas, pp. 180, 181).

El amor de Dios por la raza humana es una forma peculiar: un amor nacido de la misericordia, pues el ser humano es completamente in merecedor…

El pecado no es objeto del amor de Dios, sino de su odio. Sin embargo, se compadece del pecador porque el culpable lleva la imagen del Creador y ha recibido de él las facultades que hacen posible que llegue a ser un hijo de Dios, no por sus propios méritos sino por los méritos imputados de Jesucristo, por el gran sacrificio que el Salvador ha hecho en su favor…

El amor y misericordia de Dios siempre se extienden a los pecadores (A fin de conocerle, p. 48).

No cabe en la misión de Cristo obligar a los hombres a que le reciban. Satanás y los hombres que actúan bajo su espíritu son los que procuran obligar a las conciencias. Pretendiendo manifestar celo por la justicia, los hombres que están confederados con los ángeles caídos infligen a veces sufrimiento a sus semejantes a fin de convertirlos a sus ideas religiosas. Pero Cristo manifiesta siempre misericordia, procura en todo momento ganar por medio de la revelación de su amor. No puede admitir un rival en el alma ni aceptar un servicio parcial; pero desea tan solo un servicio voluntario, la entrega gozosa del corazón por la compulsión del amor (Los hechos de los apóstoles, p. 431).

Tomado de:
Notas de Elena | Sábado 2 de diciembre 2017 | Hijos de la promesa | Escuela Sabática

75 Aniversario del Programa Radial La Voz de la Esperanza, desde Loma Linda Ca.