A La venida de Cristo los impíos serán borrados de La superficie de Ia tierra - matados con el espíritu de su boca y destruidos con el resplandor de su gloria. Cristo lleva a su pueblo a Ia ciudad de Dios, y Ia tierra es despojada de sus habitantes ... Toda Ia tierra tiene el aspecto desolado de un desierto. Las ruinas de las ciudades y aldeas destruidas por el terremoto, los árboles desarraigados, las rocas escabrosas arrojadas al mar o arrancadas de La misma tierra, están esparcidas por la superficie de esta, al paso que grandes cuevas marcan el sitio donde las montañas han sido rasgadas desde sus cimientos.
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