LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Apocalipsis 4; Ezequiel 1:5-14; Apocalipsis 5; Efesios 1:20-23; Hebreos 10:12; Hechos 2:32-36.
PARA MEMORIZAR: “No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos” (Apoc. 5:5 ( CB ) ).
La semana pasada vimos los mensajes de Cristo para su pueblo en la Tierra. Ahora la visión de Juan cambia de la Tierra al cielo y se enfoca en “las cosas que sucederán después de estas” (Apoc. 4:1): el futuro. La visión de los capítulos 4 y 5 tiene lugar en la sala del Trono celestial. La escena de los capítulos 4 y 5 representa simbólicamente el control de Dios sobre la historia y su plan de salvación. Sin embargo, antes de que se revele el futuro, se nos muestra la centralidad del ministerio sumosacerdotal de Cristo en su ministerio celestial, y su soberanía en los asuntos terrenales y en la redención de la raza humana. De este modo, los capítulos 4 y 5 brindan una perspectiva celestial sobre el significado de los acontecimientos futuros registrados en el resto del libro. Además se puede observar que, si bien los mensajes a las siete iglesias fueron escritos en un lenguaje bastante directo, a partir de ahora el libro emplea un lenguaje aún más simbólico, que no siempre es fácil de interpretar. Este lenguaje procede de la historia del pueblo de Dios, según se registra en el Antiguo Testamento. Una interpretación correcta de Apocalipsis requiere una comprensión adecuada de su lenguaje simbólico a la luz del Antiguo Testamento.
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