jueves, 30 de noviembre de 2017

Notas de Elena. El pecado y la Ley


El pueblo de Dios, a quien él llama su tesoro peculiar, tuvo el privilegio de tener un sistema doble de ley: la moral y la ceremonial.

La una, que señala hacia atrás a la creación, para que se mantenga el recuerdo del Dios viviente que hizo el mundo, cuyas demandas tienen vigencia sobre todos los hombres en cada dispensación, y que existirá a través de todo el tiempo y la eternidad; la otra dada debido a que el hombre transgredió la ley moral, y cuya obediencia consistía en sacrificios y ofrendas que señalaban la redención futura. Cada una es clara y diferente de la otra.

La ley moral que desde la creación una parte esencial del plan divino de Dios, y era tan inmutable como el mismo. La ley ceremonial debía responder a un propósito particular en el plan de Cristo para la salvación de la raza humana. El sistema simbólico de sacrificios y ofrendas fue establecido para que mediante esas ceremonias el pecador pudiera discernir la gran ofrenda: Cristo. Pero los judíos estaban tan cegados por el orgullo y el pecado que solo unos pocos de ellos pudieron ver más allá de la muerte de animales como una expiación por el pecado; y cuando vino Cristo, a quien prefiguraban esas ofrendas, no pudieron reconocerlo. La ley ceremonial era gloriosa; era el medio dispuesto por Jesucristo en consejo con su Padre para ayudar en la salvación de la raza humana. Toda la disposición del sistema simbólico estaba fundada en Cristo. Adán vio a Cristo prefigurado en el animal inocente que sufría el castigo de la transgresión que él había cometido contra la ley de Jehová (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista, t. 6, pp. 1094, 1095).

Cuando el Espíritu de Dios le revela al hombre todo el significado de la ley, se efectiva un cambio en el corazón. La fiel descripción de su verdadero estado, hecha por el profeta Natán, movió a David a comprender sus pecados y lo ayudo a desprenderse de ellos. Acepto mansamente el consejo y se humillo delante de Dios…

El pecado no mato a la ley, sino que mato la mente carnal en Pablo…[El] llama la atención de sus oyentes a la ley quebrantada y les muestra en que son culpables. Los instruye como un maestro instruye a sus alumnos, y les muestra el camino de retorno a su lealtad a Dios (Mensajes selectos, t. 1, pp. 249, 250).

Hay muchos que claman: “Cree, solamente cree”. Preguntadles que habréis de creer. ¿Habréis de creer las mentiras forjadas por Satanás contra la ley de Dios, santa, justa y buena? Dios no usa su grande y preciosa gracia para anular su ley, sino para establecerla. ¿Cuál fue la decisión de Pablo? Dice: “¿Que diremos pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley… Yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y ¿termino entonces el mandamiento? No.] Yo [Pablo] morí… De manera que la ley a la verdad es [¿un obstáculo directo en el camino de mi propia libertad y paz? No.] Santa, y el mandamiento santo, justo y bueno”. Romanos 7:7-12 (Mensajes selectos, t. 1, p. 407).


La victoria en el conflicto de los siglos


«Verán su rostro y su nombre estará en sus frentes». Apocalipsis 22: 4


LOS CRISTIANOS PODEMOS disfrutar desde ya la comunión con Cristo; podemos tener la luz de su amor, el permanente consuelo de su presencia. Cada paso de la vida puede acercarnos más al Señor Jesús, puede darnos una experiencia más profunda de su amor y aproximarnos cada vez más al bendito hogar de paz. […]

No podemos sino esperar nuevas incertidumbres en el conflicto venidero, pero podemos mirar hacia el pasado tanto como hacia el futuro, y decir: «Hasta aquí nos ayudó Jehová» (1 Sam. 7: 12). Y así «como tus días serán tus fuerzas» (Deut. 33: 25). La prueba no será mayor que la fuerza que se nos dé para soportarla. Sigamos, por lo tanto, con nuestra labor dondequiera que se nos presente, sabiendo que para cualquier cosa que ocurra, él nos dará fuerza proporcional a la prueba.

Y antes de mucho las puertas del cielo se abrirán para dar paso a los hijos de Dios. Y los labios del Rey de gloria pronunciarán la invitación que resonará en sus oídos, como la música más dulce: «Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo» (Mat. 25: 34, NVI).

Entonces los redimidos recibirán la bienvenida al hogar que el Señor Jesús les está preparando. Allí sus compañeros no serán los viles de la tierra, ni los mentirosos, idólatras, impuros e incrédulos, sino los que hayan vencido a Satanás y por la gracia divina hayan adquirido un carácter perfecto. Toda tendencia pecaminosa, toda imperfección que los aflige aquí, habrá sido eliminada por la sangre de Cristo, y se les comunicará la excelencia y la brillantez de su gloria, que excede con mucho a la del sol. Y la belleza moral, la perfección del carácter de Cristo, que ellos reflejan, superará incluso este esplendor exterior. Se hallan sin mancha delante del gran trono blanco, y comparten la dignidad y los privilegios de los ángeles.

En vista de la herencia gloriosa que puede ser nuestra, «¿qué se puede dar a cambio de la vida?» (Mat. 16:26, NVI). Todo ser humano, aunque carezca de bienes materiales, sin embargo posee en sí mismo una riqueza y una dignidad que el mundo jamás podría otorgarle. El alma redimida y purificada del pecado, con todas sus más nobles facultades dedicadas al servicio de Dios, es de un valor incomparable. Por eso hay «gozo en el cielo» (Luc. 15: 7) delante de Dios y de los santos ángeles por cada alma rescatada, un gozo que se expresa con himnos de sacrosanto triunfo.— El camino a Cristo, cap. 13, pp. 185-188.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2017
DE VUELTA AL HOGAR
Elena G. de White
Lecturas devocionales para Adultos 2017

martes, 21 de noviembre de 2017

La Ley es Santa.

De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.Romanos 7: 12




Lee Romanos 7:12. ¿De qué forma entendemos este versículo en el contexto de lo que Pablo ha venido analizando?

Como los judíos veneraban la Ley, Pablo la exalta de todas las maneras posibles. La Ley es buena para lo que hace, pero no puede hacer lo que nunca estuvo destinada a hacer: salvarnos del pecado. Para eso necesitamos a Jesús, porque la Ley (ya sea todo el sistema judío o la Ley Moral en particular) no puede ofrecer salvación. Solo pueden Jesús y su justicia, que recibimos mediante la fe.

¿A quién culpa Pablo por su condición de “muerte”, y qué exonera? ¿Por qué es importante esta distinción? Rom. 7:13.

¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí?

En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado,
produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno,
a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser
sobremanera pecaminoso.

En Romanos 7:13, Pablo presenta la “Ley” de la mejor manera posible. Decide culpar al pecado, no a la Ley, por su terrible condición pecaminosa; es decir, por su obrar con “toda codicia” (Rom. 7:8). La Ley es buena, porque es el patrón de conducta de Dios, pero como pecador Pablo está condenado ante ella.

¿Por qué el pecado tuvo tanto éxito en mostrar a Pablo como un pecador terrible? Rom. 7:14, 15.

14Porque sabemos que la ley es espiritual;
 mas yo soy carnal, vendido al pecado.
15 Porque lo que hago, no lo entiendo;
pues no hago lo que quiero, 
sino lo que aborrezco, eso hago.

Carnal significa lascivo, o lujurioso. Por este motivo, Pablo necesitaba a Jesucristo. Solo Jesucristo podía quitar la condenación (Rom. 8:1). Solo Jesucristo podía liberarlo de la esclavitud del pecado.

Pablo se describe a sí mismo como “vendido al pecado”. Es esclavo del pecado. No tiene libertad. No puede hacer lo que quiere. Él trata de hacer lo que la buena Ley le dice que haga, pero el pecado no se lo permitirá.

Con esta ilustración, Pablo estaba tratando de mostrar a los judíos su necesidad del Mesías. Ya había señalado que la victoria solo es posible bajo la gracia (Rom. 6:14). Este mismo pensamiento se vuelve a enfatizar en Romanos 7. Vivir bajo la “Ley” significa ser esclavo del pecado, un amo despiadado.

Según tu propia experiencia, ¿cómo te esclaviza el pecado? ¿Has tratado alguna vez de jugar con el pecado, pensando que podrías controlarlo a tu antojo, solo para encontrarte bajo un capataz vicioso y despiadado? ¡Bienvenido a la realidad! ¿Por qué, entonces, debes entregarte a Jesús y morir al yo a diario?

lunes, 20 de noviembre de 2017

Salgan de Babilonia.


EL GRAN CONFLICTO.

«Salgan de ella, pueblo mío, para que no sean cómplices de sus pecados, ni los alcance ninguna de sus plagas». Apocalipsis 18: 4, NVI

VI ÁNGELES que apresuradamente iban y venían de uno a otro lado del cielo, bajaban a la tierra y volvían a subir al cielo, como si se prepararan para realizar una tarea importante. Después vi otro ángel poderoso, al que se ordenó que descendiera a la tierra y uniera su voz a la del tercer ángel para dar fuerza y brío a su mensaje. Ese ángel recibió gran poder y gloria y al descender dejó toda la tierra iluminada con su gloria. La luz que rodeaba a este ángel penetraba todos los lugares mientras clamaba con fuerte voz: «¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo y en albergue de toda ave inmunda y aborrecible» (Apoc. 18: 1-2). Aquí se repite el mensaje de la caída de Babilonia, tal como lo dio el segundo ángel, con la mención adicional de las corrupciones introducidas en las iglesias desde 1844. La obra de este ángel comienza a tiempo para unirse a la última magna obra del mensaje del tercer ángel cuando este se intensifica hasta ser un fuerte pregón. Así se prepara el pueblo de Dios para afrontar la hora de la tentación que ha de asaltarlo. Vi que sobre los fieles reposaba una luz impresionante, y que se unían para proclamar sin temor el mensaje del tercer ángel.

Otros ángeles fueron enviados desde el cielo en ayuda del potente ángel, y oí voces que por todas partes resonaban diciendo: «¡Salgan de ella, pueblo mío, para que no sean cómplices de sus pecados, ni los alcance ninguna de sus plagas; pues sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y de sus injusticias se ha acordado Dios» (Apoc. 18: 4-5, NVI). Este mensaje parecía ser un complemento del tercer mensaje, pues se le unía como el clamor de medianoche se añadió en 1844 al mensaje del segundo ángel. La gloria de Dios reposaba sobre los pacientes y expectantes santos que llenos de valor daban la última y solemne amonestación, proclamando la caída de Babilonia y exhortando al pueblo de Dios a salir de ella para escapar de su terrible condenación.

La luz derramada sobre los fieles iluminaba por todas partes; y aquellos que en las iglesias tenían alguna luz, y no habían oído ni rechazado los tres mensajes, obedecieron la exhortación y abandonaron las iglesias caídas. Muchos habían entrado en edad de razón y responsabilidad desde la proclamación de los mensajes, y la luz brilló sobre ellos, dándoles el privilegio de escoger entre la vida o la muerte. Algunos escogieron la vida y se unieron con los que esperaban a su Señor y guardaban todos sus mandamientos.— Primeros escritos, cap. 65, pp. 331-332.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2017
DE VUELTA AL HOGAR
Elena G. de White
Lecturas devocionales para Adultos 2017

¿DEBEMOS CUMPLIR LA LEY?

Ptr Steve   Megafono Adventista.