viernes, 2 de octubre de 2015

Cómo empezó todo





Por Thomas Grove


La historia se cuenta que un grupo de científicos se reunió y decidió que los seres humanos habían llegado tan lejos que ya no necesitaban a Dios. Después de llegar a su decisión nombraron a uno de su número para ir a explicarle a Dios que ya no era necesario. El científico dijo: "Dios, hemos concluido que ya no lo necesitamos, porque estamos al punto de que podemos concebir la vida en un tubo de ensayo e incluso podemos clonar a la gente. Estamos tan avanzados tecnológicamente que podemos hacer muchas cosas que en algún momento habría sido considerado como milagroso. Así que estamos pidiendo que dejes al mundo en nuestras manos." Dios escuchó hasta que se terminó el hombre. Con gran amabilidad en su voz, dijo: "Muy bien, pero primero, ¿por qué no tenemos un concurso de crear el ser humano." Esto parecía una idea maravillosa para el científico, y aceptó el reto. Pero Dios dijo: "Ahora, usted entiende que vamos a tener que hacer esto como lo hice en el jardín con Adán". El hombre seguro de sí mismo dijo: "Eso no será ningún problema", y cogió un puñado de tierra, dándose cuenta de que tenía en la mano todos los elementos básicos de la vida. Pero Dios lo miró y le dijo: "Usted no entiende. Usted tiene que obtener su propia tierra".

Nosotros, como seres humanos nos hemos vuelto tan autosuficiente que nos hemos olvidado de donde venimos. Tenemos teorías acerca de todo, incluso cómo comenzó el mundo. Una teoría es que todo sucedió por casualidad. Pero eso no parece estar a la altura de las pruebas que tenemos.

Se nos dice que hay más de 60 criterios que fueron necesarios para la vida en la tierra. Aquí está una lista parcial de lo que se necesitaba para la vida:

La rotación de la Tierra era más lenta o más rápida.

Estábamos 2% más cerca o más lejos del sol.

La tierra tenía un 1% de cambio en la luz solar.

La Tierra era más pequeña o más grande.

La luna era más pequeña o más grande.

Teníamos más de una luna.

La corteza de la Tierra era más delgada o más gruesa.

La proporción de oxígeno / nitrógeno era mayor o menor.

La capa de ozono era mayor o menor.

Así podemos ver que no había manera de que esta tierra o este universo que disfrutamos podría haber llegado a ser por casualidad. Pero, ¿cómo se produció? Echemos un vistazo a uno de los pasajes más conocidos en la Escritura que habla de cómo todo esto llegó a ser, Génesis 1:1.

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

Aquí podemos ver un resumen de lo que va a ser registrado en el resto de Génesis 1 y 2. Es también el fundamento de todo lo que sucede en las Escrituras. Así que echemos un vistazo a cada palabra.

En el principio

La Escritura nos muestra claramente que hubo un comienzo. Que la vida no es un ciclo interminable. Que todo esto empezó en un punto específico en el tiempo. Hay algunas por ahí que miran a la historia de la creación como simplemente un mito, algo que fue inventado por los antiguos con el fin de simplificar la evolución. Sin embargo, el hebreo, "Bereshit", dice que existe efectivamente un principio. ¿Cuándo fue este comienzo? Algunos dicen que el principio fue hace millones de años, otros dice que decenas de miles de años, y aún otros dicen que sólo hace miles de años.

Ahora, si abre algunas Biblias a Génesis 1, podrás ver el año 4004 aC. Esta es la fecha en que supuestamente tuvo lugar la Creación. Tengo que decirles que esta no es una fecha inspirada. Se trata de una fecha a quien el obispo anglicano de Irlanda, James Ussher, se le ocurrió en 1650 mediante el estudio de la cronología de la Biblia. En realidad, el obispo Ussher propuso la fecha exacta de 3 de octubre de 4004 aC para la creación. Sin embargo, Ussher, en su estudio hizo algunas suposiciónes que estamos descubriendo que no son ciertos, que lleva la creación un poco más atrás. Sin embargo, lo que Ussher hace es ayudarnos a ver que el mundo no es miles de millones de años, o incluso millones de años, en edad.

Pero todo lo que el registro del Génesis nos dice es: en el principio.

"En el principio" también nos dice que este mundo, incluidos los humanos, no es un accidente. En algún momento en la historia, un Ser Infinito se propuso y creó este mundo. Este mundo, tú y yo, no son accidentes. Fuimos creados a propósito.

Echemos un vistazo a la siguiente palabra: En el principio Dios.

La palabra en hebreo es "Elohim", que es una palabra muy importante en la Biblia.

Hay dos palabras principales que se utilizan en el Antiguo Testamento para Dios. El más conocido es Yahvé o Jehová. Es el nombre personal de Dios. El otro, que es la palabra que se usa en este pasaje, es Elohim.

Un ejemplo de las diferencias entre los usos de estas dos palabras se encuentra realmente aquí en los dos primeros capítulos del Génesis. El primer capítulo utiliza la palabra de Dios, Elohim, exclusivamente. Habla de un Dios que habla y que exista la luz, que habla y hay el sol, la luna y las estrellas, que habla y todos los animales aparecen. Incluso se habla de la creación de Dios del hombre, pero no dice cómo se hizo. Así que Dios, Elohim, es un Dios poderoso que habla y hace las cosas.

Entonces vemos el capítulo 2. La palabra usada para Dios cambia a Yahvé. De repente vemos a un Dios mucho más personal. Un Dios que se inclina en el polvo y crea al hombre, un Dios que creó el Jardín del Edén para el hombre vivir, un Dios que ve que el hombre está solo y realiza la primera cirugía para crear una compañera para Adán.

Así que el hecho de que vemos un Dios poderoso y personal que participa en la creación del mundo, inmediatamente pone en duda:

La doctrina de ateísmo: Si hay un Dios, su existencia no puede ser probada.

El Panteísmo: Dios está en todo. El peligro de esto es que el Creador, está ahora sujeto a los caprichos de su creación.

El Politeísmo - La enseñanza de que hay muchos dioses.

Pero la Biblia nos dice que un Ser Infinito, Dios mismo, fue el creador.

Hemos visto que, efectivamente, hubo un principio, que esto no es un universo de ciclos sin fin y que este mundo no fue un accidente, hemos visto que un Dios poderoso y personal fue responsable por el universo, y ahora vamos a pasar a la siguiente palabra:


En el principio creó Dios.

La palabra "bara" en el hebreo es muy revelador. Sólo se utiliza con Dios como sujeto, lo que significa que sólo Dios puede crear. Tengo que admitir que me tomó un poco de tiempo para entender las implicaciones de esto. ¿Sólo Dios puede crear? Pero ¿qué pasa con las grandes obras maestras, piezas de arte, no fueron creados por el artista? ¿Qué pasa con la culinaria de deliciosos manjares? ¿No se crearon por la gente que los trajo? ¿Qué pasa con los padres? ¿No crearon a los niño que llaman suyos?

Usted ve muchas veces usamos las palabras "crear" y "hacer" como intercambiables. Pero en realidad no lo son, al menos en la Biblia. La Biblia deja muy claro que sólo Dios puede "bara", crear. Pero ¿cuál es la diferencia?

¿Observa lo que hizo Dios? Creó algo de la nada. Él habló y hubo luz. No tomó un cable y lo conectó a un gran generador en el cielo y luego hizo la luz de esa manera. No, Él creó la luz, donde no había luz. Él lo creó de la nada. Él habló y los pájaros y los peces llegaron a existir. No tenía una incubadora en algún lugar y transfirió los huevos para que los peces y los pájaros nacieran. Hizo algo de la nada.

Hemos visto en la historia en el comienzo de la predicación que nosotros, como seres humanos podemos hacer todo tipo de cosas con materiales que ya existen, pero no podemos crear algo de la nada, como Dios puede.

¿Qué quiere decir? Me dice que el Dios poderoso merece ser adorado como el Creador. El único ser en el universo que puede hablar y algo llega a ser. El único ser que puede hacer algo de la nada. Un ser que habló y los árboles aparecieron. Un ser que habló y el agua apareció. Un ser que habló y el cielo apareció. Ese tipo de Ser merece ser adorado, porque Él es el único Creador.

Por cierto, de eso es el sábado. Adorar Aquel que es el Creador. Nosotros, como seres humanos somos como los científicos que hablamos al principio y creemos que podemos vivir sin Dios. Que no necesitamos a Dios nunca más. Pero cada 7 º día, se nos recuerda que "Todo lo que tienes que hacer es mirar alrededor y ver que no eres un creador, pero Dios en el cielo es el Creador, que merece ser adorado."

Hemos visto un universo que no es un ciclo interminable y este mundo no fue un accidente. Hemos visto un Dios poderoso y personal que fue responsable por el universo y ahora hemos visto un Creador que, a diferencia de cualquier otro ser en el Universo, hizo este mundo de la nada.

Vamos a pasar a las últimas palabras de este versículo:

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

Existe actualmente un debate en los círculos religiosos en cuanto a si esto se refiere a todo el universo, o simplemente el mundo en que vivimos. Ahora, yo no voy a entrar en ese debate, porque creo que las palabras "los cielos y la tierra", nos dice muy claramente que Dios es responsable de todo. En cualquier momento que esta frase se utiliza se refiere a todo lo que existe. Así que nos miramos en un microscopio, cada pequeña cosa que vemos, Dios creó. Al mirar hacia el cielo nocturno con un telescopio, todas las estrellas y planetas que vemos, Dios creó . Cuándo miramos a nuestro alrededor hoy en día, Dios creó todo esto. Y Él nos ha dado a ti ya mí, como seres humanos, la administración sobre lo que Él ha creado. Así que creo que es importante, como disfrutamos del mundo que Dios creó, que nos recordemos que Dios es el mismo que también nos ha dado la responsabilidad de cuidar de lo que Él creó.

Todo era perfecto. Al final de la creación en el sexto día, mientras se preparaba para descansar, Dios dijo: "Es muy bueno." Él había creado todo, incluso el hombre y la mujer con la que ahora podría tener una relación. Pero algo salió mal. En algún lugar de la línea, el hombre y la mujer pecaron, y por el pecado, se vio empañada la creación de Dios. La muerte llegó y lo que había creado Dios comenzó a morir, incluso los seres humanos.

Pero Dios no permitiría que esto sigiera sin respuesta. Puso un plan en acción lo que había hecho incluso antes de haber empezado a crear. Él hiba venir a la tierra sí mismo y salvaría a la humanidad por la muerte. Sería un gran riesgo, pero Dios estaba dispuesto a pagar el precio para parar el pecado y la muerte de continuar para siempre.


El apóstol Juan lo describe de esta manera:


En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba con Dios en el principio. Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. El que era la luz ya estaba en el mundo, y el mundo fue creado por medio de él, pero el mundo no lo reconoció. Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron. Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios. Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Dios mismo vino a esta tierra para poner fin al pecado y la muerte de estropear su creación. Y así, esta "Palabra" que describe Juan, el mismo Creador, Jesucristo, vino a vivir entre nosotros y luego murió a detener el ciclo de pecado y la muerte.

Pero no ha terminado, la creación de Dios es todavía marcada, pero un día todo eso va a cambiar. El mismo apóstol Juan, que describe a Jesús como el Creador en el principio también usa estas palabras que también se hacen eco de las primeras palabras de la Biblia:



"He aquí yo vengo pronto! Mi galardón está conmigo, y yo os daré a cada uno según lo que ha hecho. Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin".

Debido a que Jesús se acercó y detuvo el ciclo del pecado y la muerte, puedo prometer que un día todo se acabará. Un día él volverá. Un día el pecado, la muerte y el sufrimiento se acabará. Y un día, la creación de Dios se recreará, y no volverá a ser dañada por el pecado o la muerte. Escucha cómo Juan describe esta recreación:


"Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, lo mismo que el mar. Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido. Oí una potente voz que provenía del trono y decía: "¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir." El que estaba sentado en el trono dijo: "¡Yo hago nuevas todas las cosas!" Y añadió: "Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza."


Conclusión:

Podemos estar impresionada por la belleza que nos rodea hoy en día, pero muy pronto habrá un cielo nuevo y una tierra nueva recreada. Ni siquiera podemos empezar a imaginar lo hermosa que va a ser. Quiero invitar a nosotros hoy, para comenzar a planificar para ser parte de esta tierra nueva. Dile a nuestro Creador que estás pensando en ser parte de esta gran recreación, donde el pecado, la muerte y el sufrimiento nunca más volverá a levantar su cabeza fea. Amén


Tomado de: http://creationsabbath.net/es/recursos/sermones/como-empezo-todo

jueves, 1 de octubre de 2015

Los Dos Lenguajes de la Providencia.

El Camino A Cristo
Capítulo 10
Los Dos Lenguajes de la Providencia.


Autora: Elena G. de White.


Son muchas las formas con que Dios trata de revelarse a nosotros y ponernos en comunión con él. La naturaleza habla constantemente a nuestros sentidos. El alma sensible quedará impresionada con el amor y la gloria de Dios revelados en las obras de sus manos. El oído atento puede escuchar y comprender las comunicaciones de Dios por medio de las cosas de la naturaleza. Los verdes campos, los elevados árboles, los capullos y las flores, la nubecilla fugitiva, la lluvia que cae, el arroyo murmurador, las glorias de los cielos, hablan a nuestro corazón y nos invitan a conocer al Creador de todos ellos.

Nuestro Salvador entrelazó sus preciosas lecciones con las cosas de la naturaleza. Los árboles, los pájaros, las flores de los valles, las colinas, los lagos, los cielos maravillosos, y los incidentes de la vida diaria, fueron todos unidos con las palabras de verdad para que sus lecciones fueran recordadas en medio de los cuidados y afanes de la vida del hombre.
Dios quiere que sus hijos aprecien sus obras y se deleiten en la sencilla y serena hermosura con que adornó nuestro hogar terreno. El ama lo bello, y sobre todo la belleza de carácter, que es más atractiva que todo lo externo; y quiere que cultivemos la pureza y la sencillez que son las modestas gracias de las flores.

Si sólo escucháramos con atención, las obras de Dios nos enseñarían preciosas lecciones de obediencia y confianza. Desde las estrellas, que en su recorrido por el espacio siguen siglo tras siglo su ruta designada, hasta el más diminuto átomo, las cosas de la naturaleza obedecen la voluntad de su Creador. Dios cuida y sostiene toda la creación. El que sustenta los innumerables mundos en la inmensidad, también tiene cuidado del pequeño gorrión que sin temor gorjea su humilde canto. Cuando los hombres van a su trabajo, o se ocupan de la oración; cuando duermen en la noche, o cuando se levantan en la mañana; cuando el rico se festeja en su palacio, o cuando el pobre se sienta con sus hijos alrededor de su escasa mesa; el Padre celestial vigila con ternura a todos ellos. No se derraman lágrimas sin que Dios no las note, ni hay sonrisa que para él pase inadvertida.

Si creyéramos esto, toda ansiedad indebida desaparecería. Nuestras vidas no estarían tan llenas de desengaños como lo están ahora; porque cada cosa, grande o pequeña la dejaríamos en las manos del Señor quien no se confunde por la multitud de los cuidados, ni se agobia por su peso. Gozaríamos de una paz en el alma, la cual muchos no la han disfrutado por largo tiempo.

Cuando os deleitéis en la atractiva belleza de la tierra, pensad en el mundo venidero que no lo dañará el pecado ni la muerte y donde la naturaleza no tendrá sombra de maldición. Imaginad el hogar de los salvados; y recordad que será más glorioso que lo que la más brillante imaginación pueda pintar. En los variados dones de Dios revelados en la naturaleza sólo vemos pálidos reflejos de su gloria. Está escrito: "cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman." (I Corintios 2:9).

El poeta y el naturalista pueden decir mucho sobre la naturaleza, pero es el cristiano el que más goza de la belleza de la tierra porque reconoce que es la obra de su Padre y percibe su amor en la flor, en el arbusto y en el árbol. Nadie puede apreciar plenamente el significado del monte y del valle, del río y del mar, si no puede reconocerlos como la expresión del amor de Dios para el hombre.

Dios nos habla mediante sus obras providenciales por la influencia de su Espíritu en el corazón. En los acontecimientos que nos rodean y en los cambios que diariamente se efectúan a nuestro alrededor, podemos encontrar preciosas lecciones si nuestros corazones están abiertos para discernirlas. El salmista trazando la obra de la Providencia divina dijo: "De la misericordia de Jehová está llena la tierra". (Salmos 33:5). "¿Quién es sabio y guardará estas cosas, y entenderá las misericordias de Jehová?" (Salmos 107:43).

Dios nos habla también mediante su Palabra. En ella encontramos la más clara revelación de su carácter, de su trato con los hombres y de la gran obra de la redención. Ella nos presenta la historia de los patriarcas y profetas y de otros santos hombres de la antigüedad. Ellos eran hombres sujetos "a pasiones semejantes a las nuestras (Santiago 5:17); pero vemos como lucharon con el desánimo como nosotros luchamos, como cayeron bajo tentaciones, como hemos caído nosotros; y como cobrando nuevo valor se levantaron y vencieron por la gracia de Dios. Así se nos anima a hacer nuestro esfuerzo para alcanzar la justicia. Al leer sus preciosas experiencias, de la luz, el amor, las bendiciones que gozaron y la obra que realizaron mediante la gracia concedida, el espíritu que los inspiro enciende en nosotros una llama de santo celo y un deseo de ser semejantes a ellos en carácter y, como ellos, caminar con Dios.

Jesús dijo de las Escrituras del Antiguo Testamento, y cuando más cierto es esto acerca del Nuevo Testamento: "Ellas son las que dan testimonio de mí," (Juan 5:39); del Redentor, de Aquel en quien nuestras esperanzas de vida eterna se concentran. Sí, toda la Biblia habla de Cristo. Desde el primer relato de la creación, porque "sin él nada de lo que sido hecho, fue hecho," (Juan 1:3), hasta la última promesa: "He aquí yo vengo pronto," (Apocalipsis 22:12), leemos de sus obras y escuchamos su voz. Si queréis conocer al Salvador, estudiad las Santas Escrituras.

Llenad vuestro corazón de las palabras de Dios. Ellas son el agua viva que apaga vuestra quemante sed. Son el pan vivo que descendió del cielo. Jesús declaró: "Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros." Y los explicó diciendo: "Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida." (Juan 6:53, 63). Nuestros cuerpos se desarrollan según lo que comemos o bebemos y así como sucede en las cosas naturales sucede en las espirituales; lo que meditamos es lo que da tono y vigor a nuestra naturaleza espiritual.

El tema de la redención es un tema que los ángeles desean contemplar; será la ciencia y el canto de los redimidos por los siglos sin fin de la eternidad. ¿No es un pensamiento digno de atención y estudio ahora? La gracia infinita y el amor de Jesús y su sacrificio por nosotros merecen la más seria y solemne reflexión. Deberíamos contemplar el carácter de nuestro querido Redentor e Intercesor. Deberíamos meditar en la misión de Aquel que vino a salvar a su pueblo de sus pecados. Y mientras contemplamos temas celestiales nuestra fe y amor se fortalecerán y nuestras oraciones serán más aceptables a Dios porque se elevarán siempre con más fe y amor. Serán oportunas y fervientes. Habrá una confianza constante en Jesús y una viva experiencia diaria en su poder para salvar hasta lo sumo a todos los que van a Dios por medio de él.

Si meditamos en la perfección del Salvador desearemos ser completamente transformados;  y renovados a la imagen de su pureza. Nuestra alma tendrá hambre y sed de ser como Aquel a quien adoramos. Mientras más concentramos nuestros pensamientos en Cristo, más hablaremos de él a otros y lo representaremos ante el mundo.

La Biblia no fue escrita sólo para el hombre erudito; al contrario, fue destinada a la gente común. Las grandes verdades necesarias para la salvación están presentadas con tanta claridad como la luz del medio día; y nadie equivocará el camino excepto aquellos que sigan su propio juicio en lugar de la voluntad de Dios revelada tan claramente.

No debemos aceptar el testimonio de ningún hombre sobre lo que las Escrituras enseñan sino que nosotros mismos debemos estudiar la Palabra de Dios. Si permitimos que otros piensen por nosotros estropeamos energías y limitamos nuestras aptitudes. Las facultades nobles de la mente se empequeñecerán por falta de ejercicio en temas propios de concentración, hasta perder el poder de penetrar el profundo significado de la Palabra de Dios. La inteligencia se desarrollará si se emplea en investigar la relación de los tópicos de la Biblia, comparando versículo con versículo y lo espiritual con lo espiritual.

No Hay nada mejor para fortalecer la inteligencia que el estudio de las Sagradas Escrituras. Ningún libro es tan potente para elevar los pensamientos y para dar vigor a las facultades como las grandes y ennoblecedoras verdades de la Biblia. Si la Palabra de Dios se estudiara como se debiera, los hombres tendrían una amplitud de pensamiento, una nobleza de carácter y una firmeza de propósito raramente vistos en estos tiempos.

Se obtiene muy poco provecho de una lectura apresurada de las Escrituras. Uno puede leer toda la Biblia sin ver su belleza y comprender su profundo significado. Un pasaje estudiado hasta que su significado sea claro y su relación con el plan de salvación evidente, es de mayor valor que la lectura de muchos capítulos sin un propósito definido y sin obtener un conocimiento positivo. Tened vuestra Biblia siempre a mano; si tenéis oportunidad leedla y grabad los textos en vuestra memoria. Aun al ir por la calle podéis leer un pasaje y meditar en él hasta que se grabe en la mente.

No podemos obtener sabiduría sin un estudio detenido y con oración de la Palabra de Dios. Algunas porciones de las Escrituras son en verdad muy claras y fáciles para comprenderlas; pero hay otras, cuyo significado no es superficial, y éste no se puede ver a primera vista. Se debe comparar pasaje con pasaje y hacer un estudio cuidadoso con meditación acompañada de oración. Tal estudio será ricamente recompensado. Como el minero que descubre vetas de precioso metal ocultas debajo de la superficie de la tierra, así también el que con perseverancia escudriña la Palabra de Dios buscando sus tesoros ocultos, encontrará verdades de gran valor que se ocultan de la vista del investigador descuidado. Las palabras de la inspiración examinadas en el alma, serán como arroyos de agua que manan de la fuente de la vida.

Nunca se debe estudiar la Biblia sin oración. Antes de abrir sus páginas debemos pedir la iluminación del Espíritu Santo, y ésta será concedida. Cuando Natanael vino a Jesús, el Salvador exclamó: "He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño. Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi." (Juan 1:47, 48). Así Jesús nos verá también, en los lugares secretos de oración, si lo buscamos para obtener más luz para conocer la verdad. Los ángeles del mundo de la luz acompañarán a los que con humildad de corazón busquen guía divina.

El Espíritu Santo exalta y glorifica al Salvador. Es su obra presentar a Cristo, la pureza de su justicia y la gran salvación que tenemos mediante él. Jesús dice: "tomará de lo mío y lo hará saber." (Juan 16:14). El Espíritu de verdad es el único maestro eficaz de la verdad divina. ! Cómo estima Dios la raza humana que dio a su Hijo para que muriera por ella y envía su Espíritu para que sea el maestro y guía del hombre! 

Tomado de:  http://www.nonsda.org/egw/espanol/sc10.htm

Amor Supremo



El camino a Cristo.
Capítulo 1
Amor Supremo
Autor: Elena G. de White.

La naturaleza y la revelación, testifican igualmente del amor de Dios. Nuestro Padre celestial es la fuente de vida, de sabiduría y de gozo. Mirad las maravillas y bellezas de la naturaleza. Pensad en su magnífica adaptación a las necesidades y a la felicidad, no sólo del hombre, sino de todas las criaturas vivientes. El sol y la lluvia que alegran y refrescan la tierra, los montes, los mares y los valles, todos no hablan del amor del Creador. Dios es el que suple las necesidades cotidianas de todas sus criaturas. El salmista lo expresó en las hermosas siguientes palabras:




Los ojos de todos esperan en ti,
Y tú les das su comida a su tiempo.
Abres tu mano,
Y colmas de bendición a todo ser viviente.
(Salmos 145:15-16)

Dios hizo al hombre perfectamente santo y feliz, y la hermosa tierra, al salir de las manos del Creador, no tenía ninguna señal de decadencia ni ninguna sombra de maldición. Es la transgresión de la ley de Dios, de la ley de la ley de amor, lo que ha traído dolor; y muerte. Sin embargo en medio del sufrimiento que resulta del pecado, se revela el amor de dios. Está escrito que Dios maldijo la tierra por causa del hombre. (Génesis 3:17). Las espinas y los cardos, las dificultades y las pruebas que hacen de la vida del hombre una vida de trabajos y cuidados, le fueron asignados para su bien, como parte de la preparación necesaria, según el plan de Dios, para su elevación de la ruina y de la degradación que el pecado había caudado. El mundo, aunque caído, no es todo sufrimiento y miseria. En la misma naturaleza hay mensajes de esperanza y de consuelo. Hay flores en los cardos y las espinas están cubiertas de rosas.

“Dios es amor,” está escrito en cada capullo que se abre, y en cada tallo de la naciente hierba.” Los hermosos pájaros que llenan el aire con sus alegres trinos, las flores exquisitamente matizadas con sus delicados colores perfuman el aire, los frondosos árboles del bosque con su hermoso follaje de viviente verdor, todos testifican del tierno y paternal cuidado de nuestro Dios y de su deseo de hacer felices a sus hijos.

La palabra de Dios revela su carácter. El mismo ha manifestado su infinito amor y piedad. Cuando Moisés oro: “Te ruego que me muestres tu gloria”, el Señor le contestó: “Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro”. (Éxodo 33:18-19). Esta es su gloria. El Señor pasó delante de Moisés y proclamó: “¡Jehová! ¡Jehová! Fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado”. (Éxodo 34:6-7). Él es “tardo en enojar (se) y de grande misericordia” (Miqueas 7:18).

Dios ha unido nuestros corazones a él con pruebas innumerables en el cielo y en la tierra. A través de las cosas de la naturaleza y por los más hondos y tiernos lazos que pueda conocer el corazón humano, él ha procurado revelarnos. Sin embardo, estas cosas representan sólo parcialmente su amor. Aunque todas estas evidencias han sido dadas, el enemigo del bien ha cegado las mentes de los hombres de modo que ellos miren a Dios con temor; que piensen en él como en un ser severo y poco perdonador. Satanás indujo a los hombres a pensar en Dios como un ser cuyo principal atributo es la justicia implacable, como un juez severo y un estricto e inconmovible acreedor. El mostró al Creador como un ser que vela celosamente para discernir los errores y las faltas de los hombres, para poder luego traer sus juicios sobre ellos. Jesús vino a vivir entre los hombres para borrar esa densa sombra, revelando al mundo el infinito amor de Dios.

El Hijo de Dios vino del cielo para dar a conocer al Padre. “A Dios nadie le ha visto jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno de Padre, él le ha dado a conocer”. (Juan 1:18). “Ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”. (Mateo 11:27). Cuando uno de los discípulos le pidió: “Muéstranos al Padre”, Jesús le contestó: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: muéstranos al Padre? (Juan 14:8-9).

Jesús dijo describiendo su ministerio terrenal: El Señor “me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18). Esta era su obra. Él iba haciendo bien, y sanando a todos los primados de Satanás. Había villas enteras donde no se oía un gemido de dolor en ninguna de sus casas; porque él había pasado por ellas. Y había sanado a sus enfermos. Su trabajo era evidencia de su ungimiento divino. Amor, misericordia y compasión se revelaban en cada acto de su vida; su corazón rebosaba de tierna simpatía hacia los hijos de los hombres. El tomó la naturaleza humana para comprender las necesidades de los hombres. Los más pobres y los más humildes no tenían miedo de acercarse. Aun los niños se sentían atraídos hacia él. Les gustaba subirse a sus rodillas, y mirar ese rostro pensativo, benigno y amante.

Jesús no suprimió una sola palabra de verdad, sino que profirió siempre la verdad con amor. El usó el mayor tacto, y la atención más fina y delicada en su trato con la gente. Nunca fue rudo, nunca pronunció una palabra severa innecesariamente, nunca dio una pena innecesaria a un alma sensible. No censuraba la debilidad humana. Hablaba la verdad, pero siempre con amor. Denunciaba la hipocresía, la incredulidad y la iniquidad; pero las lágrimas velaban su voz cuando profería sus fuertes reprensiones. Lloró sobre Jerusalén, la ciudad amada que rehusó recibirlo, a él, el Camino, la Verdad y la Vida. Habían rechazado al Salvador, pero él los consideraba con ternura compasiva. Su vida fue ávida de abnegación y de verdadera solicitud por los demás. Toda alma era preciosa a sus ojos. Aunque siempre llevaba consigo la dignidad divina, se inclinaba con la más tierna consideración hacia cada miembro de la familia de Dios. En todos los hombres veía almas caídas a quienes era su misión salvar.

Tal es el carácter de Cristo, revelado en su vida. Este es el carácter de Dios. Del corazón del Padre es de donde fluyen ríos de divina compasión hacia los hombres, revelada en Cristo. Jesús, el tierno y compasivo Salvador, era Dios “manifestado en carne”. (I Timoteo 3:16).

Jesús vivió, sufrió y murió para redimir, Él se hizo “Varón de dolores” de modo que nosotros fuésemos hechos partícipes del gozo eterno. Dios permitió que su amado Hijo, lleno de gracia y verdad, descendiera de un mundo de indescriptible gloria a un mundo manchado y distorsionado por el pecado, ensombrecido por la maldición y la muerte. Permitió que dejase el seno de su amor, la adoración de los ángeles, para que sufriera vergüenza, insulto, humillación, odio y muerte. “El castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5). ¡Miradlo en el desierto, en el Getsemaní, sobre la cruz! El inmaculado Hijo de Dios tomó sobre sí la carga del pecado. El, el que había sido uno con Dios, sintió en su alma la horrenda separación que hace el pecado entre Dios y el hombre. Este sentimiento arrancó de sus labios el grito angustioso: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46). Era la carga de pecado, la comprensión de su terrible enormidad, y la separación que causa entre el alma y Dios lo que quebrantó el corazón del Hijo de Dios.

Pero este enorme sacrificio no fue hecho para crear en el corazón de Padre amor hacia el hombre, ni el deseo de salvarlo. ¡No, no! “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito”. (Juan 3:16). El Padre no nos ama por el gran sacrificio, sino que proveyó el sacrificio porque nos ama. Cristo fue el medio por el cual él podía derramar su infinito amor hacia el mundo caído. “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo”. (2 Cor. 5:19). Dios sufrió juntamente con su Hijo. En la agonía del Getsemaní y en la muerte del Calvario el corazón del Amor Infinito pagó el precio de nuestra redención.

Jesús dijo: “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar” (Juan 10:17). Es decir: “Mi Padre os ama tanto que me ama más porque doy mi vida para redimiros. Por haberme hecho vuestro Sustituto y Fianza, por haber rendido mi vida ha tomado vuestras responsabilidades, vuestras transgresiones, me hago amar de mi Padre; porque por mi sacrificio, Dios puede ser justo, y sin embargo, ser el justificador de aquel que cree en Jesús. ”Nadie sino el Hijo de Dios podría efectuar nuestra redención; porque sólo él, que conocía la altura y la profundidad del amor de Dios podía manifestarlo. Nada menor que el infinito sacrificio hecho por Cristo en favor del hombre caído podía expresar el amor del Padre hacia la humanidad perdida.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito.” Lo dio no sólo para que viviera entre los hombres, sino también para que llevara los pecados de ellos y para que muriera como sacrificio, como propiciación en favor de ellos. Dios lo dio a la raza caída. Cristo debía identificarse con los intereses y las necesidades de la humanidad. El que era uno con Dios se ha unido con los hijos de los hombres por lazos que nunca serán disueltos. Jesús “no se avergüenza de llamarlos hermanos” (Hebreos 2:11); él es nuestro Sacrificio, nuestro Abogado, nuestro Hermano, lleva nuestra forma humana ante el trono del Padre, y por la eternidad será uno con la raza que él redimió; es el Hijo del hombre. Todo esto fue hecho para que el hombre fuera levantado de la ruina y de la degradación del pecado, para que reflejara el amor de Dios, y para que participara el gozo de la santidad.

El precio pagado por nuestra redención, el infinito sacrificio del Padre eterno al dar a su Hijo para que muriera por nosotros, debiera darnos un concepto elevado de lo que podemos llegar a ser por Cristo. El apóstol Juan, al contemplar la altura y la profundidad y la anchura del amor del Padre hacia la raza que perecía, rebosaba de adoración, y reverencia, y sin hallar palabras para expresar la grandeza y la ternura de este amor, apeló al mundo para que lo contemplase. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” (I Juan 3:1). ¡Qué gran valor da esto al hombre! Por causa de la transgresión, los hijos del hombre se hacen siervos de Satanás. Por lo fe en el sacrificio expiatorio de Cristo, los hijos de Adán pueden llegar a ser hijos de Dios. Al revestirse de la naturaleza humana, Cristo eleva la humanidad. Los hombres caídos son colocados en un plano donde pueden por la relación con Cristo llegar a ser en verdad dignos del nombre de “hijos de Dios”.

Un amor tal es incomparable. ¡Hijos del Rey celestial! ¡Preciosa promesa! ¡Tema apropiado para la más profunda meditación! ¡El incomparable amor de Dios hacia un mundo que no lo amaba! Este pensamiento tiene un poder subyugador sobre el alma, y cautiva el entendimiento a la voluntad de Dios. Mientras más estudiamos el carácter divino a la luz de la cruz, veremos más misericordia, ternura y perdón unidos a la equidad y justicia, y más claramente discerniremos innumerables evidencias de un amor infinito, y una tierna piedad que sobrepasa la compasión de una madre para con su hijo descarriado.


Tomado: https://jovenesnpv.wordpress.com/2013/02/16/lectura-del-libro-el-camino-a-cristo-capitulo-1-amor-supremo/

La Creación.

Por Joel García Cobos.

Dios en su infinito amor, creó un hermoso hogar para sus hijos. Con cuanta ternura nos imaginó a su imagen y semejanza y nos rodeó de lo mejor para nuestro desarrollo físico, moral e intelectual.

Él dijo y fue hecho, de la nada creó la materia para afirmar el universo con sus millones de millones de astros y maravillas. Su Palabra es poder y en 6 días hizo el ornamento del universo,  cada día añadió un elemento que llegaron a formar nuestro placentero hábitat: desde la luz emblemática de él, día y noche en el primer día: luego hizo los  cielo en el segundo día; la tierra, el mar y las hermosas plantas el tercer día; el Sol,  la  Luna y las estrellas,  en el cuarto día; peces,  aves y monstruos marinos en el quinto día; creó también animales terrestres, al hombre y a la mujer, en el sexto día.

El lejano sol, con su debida distancia lo estableció pensando en nosotros, y diseñó  la Luna para que ambos  nos  dieran la base para contar los tiempos; introdujo el aire puro como nuestro primer alimento; implantó el agua salubre e incolora como segundo alimento; y los frutos, hortalizas y granos para nuestro sustento y recobro de energía. Y vio que todo era bueno.

Y en el séptimo día descansó, bendiciendo y santificando el sábado, no porque él se hubiera cansado, sino como un ejemplo que nosotros debemos seguir, y un recuerdo que él es nuestro creador y tiene el poder para sustentarse.


Génesis 1Reina-Valera 1960 (RVR1960)


La creación


1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.




3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.

4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.

5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.

6 Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.

7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así.

8 Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo.

9 Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así.

10 Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno.

11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.

12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.

13 Y fue la tarde y la mañana el día tercero.

14 Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años,

15 y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así.

16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas.

17 Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra,

18 y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno.

19 Y fue la tarde y la mañana el día cuarto.

20 Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos.

21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno.

22 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra.

23 Y fue la tarde y la mañana el día quinto.

24 Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así.

25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.

26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.

27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.

30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.

31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.



Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Copyright © 1960 by American Bible Society

Reparto de literatura adventista en la colonia Chapultepec y Cazones.

Por Joel García Cobos.




Libros: Viva con Esperanza y El Camino a Cristo.


Previstas Enfoque 2015.


:(Poza Rica de Hidalgo, Veracruz, a 29 de septiembre de 2015). Llegó el día, y este sábado 26 de septiembre, salimos a repartir literatura que trata del amor y cuidado que tiene Dios por todos sus hijos.


Al terminar el Culto Divino a las 11:30, los hermanos y hermanas nos ordenamos  por  parejas, matrimonios, padres con hijos y jóvenes; oramos consagrando los libros  y revistas Enfoque;  y salimos a visitar los hogares de la colonia Chapultepec y parte de la Cazones, repartiendo la literatura y animándoles a que la lean y elijan un régimen alimenticio más natural y saludable.    

 Dos fueron los libros, uno fue el libro misionero 2015 titulado Viva con Esperanza, escrito por el pastor y conferencista Mark Finley y por el médico Peter Landless, escritor y destacado cardiólogo nuclear.

De esta obra se obsequiaron 100 ejemplares, trata de sencillas y prácticas recomendaciones para mejorar la salud y el nivel de vida, y evitar los males de este tiempo como lo suelen ser las enfermedades cardiacas, la diabetes y el cáncer; así mismo resalta las bendiciones de la alimentación natural y nutritiva.


Algunos temas de esta obra: El secreto de una vida plena; Alimentación milagrosa; El peso de la obesidad; Cuerpo en movimiento; Conexiones vitales; Mente positiva; Enemigo global; El camino de la libertad; actitudes de vencedor; etc. Lo puede leer y escuchar en línea: 

http://recursosdeesperanza.blogspot.mx/2015/03/libro-misionero-2015-viva-con-esperanza.html

El segundo libro repartido es el Camino a Cristo, un clásico del evangelismo escrito por Elena de White, que recrea la Creación y su profundo significado, algunos de sus temas son: El amor supremo; La más urgente necesidad del hombre; Un poder misterioso que convence; Para obtener la paz interior; La consagración; etc.  Usted lo puede escuchar en:


Estos 70 libros fueron donados a la vez, por el hermano Felipe Cerecedo del grupo pequeño Ángeles. Revistas Enfoque se donaron alrededor de100 piezas, de diferentes números del año 2015, los vecinos aceptaron con agrado las obras y agradecieron el obsequio de sus amigos adventistas.


miércoles, 23 de septiembre de 2015

Compartiendo la Palabra de Dios.







Por Joel García Cobos.


Este próximo sábado 26 de septiembre será __Dios mediante__  un día un poco distinto, pues todas las iglesias Adventistas del Séptimo Día del distrito Manuel Ávila Camacho, iniciarán su servicio de adoración y alabanza a partir de las 9 horas, y al terminar el Culto Divino a las 10:30, los hermanos y hermanas  visitaremos a los alrededores de los templos, para compartir folletos, revistas, y estudios bíblicos con los vecinos que así lo deseen.  Mientras llega ese día, oremos por esta actividad, que Dios derrame su Espíritu Santo entre los vecinos, y acepten estudiar la Palabra de Dios. Hermano en Cristo, si tienes literatura en tu casa que quieras compartir, llévala, será de mucha utilidad.

domingo, 20 de septiembre de 2015

El Rey Que Viene



Himnario Adventista Del Séptimo Día.

   
El Rey que viene cerca está, 
el mismo que en la cruz murió; 

mas sólo viene esta vez
 por los que rescató. 

Coro: 
Cerca está, cerca está, 
a las puertas mismas llega ya; 
viene presto, viene presto; 
a las puertas llega ya. 

De su venida vemos ya

 señales muchas por doquier,
 y pronto el alba eternal
 podrán los pueblos ver. 

Pues no contéis con gozo y paz: 
aquí las luchas seguirán; 
mas cuando vuelva el Salvador, 
eterno fin tendrán. 

Entonces nuestro hogar será 
la tierra nueva, eternal; 
la muerte nunca entrará,

pues todo es inmortal.


https://www.youtube.com/watch?v=eE0cjD8nj6E


Presentación de: El Rey que viene ya.





Por Joel García Cobos.


Poza Rica de Hidalgo, Ver.
A 20 de septiembre de 2015.

Tengo la dicha de conocer a Jesucristo, el ser más extra ordinario de todos los tiempos, con su voz hizo el universo con sus millones de galaxias y astros, hizo esta tierra para mí, y a pesar de su gloria y poder me ama y me dedica tiempo para saber y preguntarme cómo estoy y cómo me siento. Él nos creó para que fuéramos sus amigos, y a algunos de nosotros ha llevado a su presencia sin morir, como fue el caso de Enoc y Elias. Hizo este mundo hermoso para nosotros, lamentablemente  le dimos la espalda y le hicimos caso a su enemigo, los resultados todos los vemos y padecemos.

Creo este blogs para platicarles a mis amigos mis experiencias y testimonios, animarlos que lo busquen y lean su Palabra, incluiré temas, sermones, videos, él dejó la Biblia  como una guía para para que vivamos confiando en él y lejos de temores y estrés. El ya no tarda mucho en regresar, y vendrá por todos los que lo tuvimos como nuestro Dios, entonces viviremos felices con él, por la eternidad.

Los que lo rechacen o no vivan de acuerdo a sus normas, no se achicharrarán en el infierno, solo van a morir, y esto es otro acto de amor, porque si aqui no se acostumbraron a vivir en sus caminos, vivir por la eternidad resultaría un martirio.



Así que mi amigo, te invito a que me leas y que busquemos a Jesús, que es el Camino, la luz y la vida eterna. Hay un himno hermoso que dice:




                      "El Rey que viene cerca está,
                       el mismo que en la cruz murió,
                      mas solo viene esta vez
                      por los que rescató.


                                 Coro
                     Cerca está, cerca está,
                     a las puertas mismas llega ya
                     viene presto, viene presto;
                     a las puertas llega ya..."