martes, 20 de junio de 2017

La calumnia contra Dios.



Por Joel García Cobos.


Es muy lamentable, que de todas las calamidades e injusticias que suceden en nuestro alrededor y en cualquier parte del mundo, se culpe a Dios:

Si un niño enferma y muere; Si una  persona atropella con su carro a otra; Si un hombre abandona a  su familia para irse con otra mujer; Si una persona va pasando por una construcción y le cae algo pesado y lo mata; Si tiembla la tierra; Si hay una explosión; Si despiden a alguien del trabajo y no tiene para alimentar a su familia; Si no hay empleo; Si el vecino maltrata a su perro; Las matanzas en Siria y Afganistán; Los millones de personas de África muriendo de hambre; De todo se culpa a Dios.

Uno como ser humano se quiere lavar las manos de todo lo que pasa en este cada vez más triste planeta. No parecemos  personas que razonamos, sólo buscamos culpables.

Pero esta calumnia contra Dios no es nueva. 

En  el Edén  el hombre pecó y Dios le preguntó lo que había sucedido, le contestó que la mujer que  le había dado hizo que  comiera la fruta prohibida, y cuando interrogó a la mujer su respuesta fue que la serpiente la engañó, en ambos casos Dios quedó mal, como culpable.

El que hizo con tanto amor el universo, quien fue un artista para crear este hermoso planeta con su fauna, flora, clima, el hombre y luego la mujer, que todo hizo perfecto, conforme está registrado en el libro de Génesis, recibe un colosal pago del ser humano, culpándolo, no admitiendo su desobediencia, rebeldía e ingratitud, muerde la mano de  su Creador, de ese  ser infinito que hablaba cara a  cara con él, instruyéndolo en las cosas que quisiera saber, incluso  lo puso en aviso del ángel de luz que se había revelado a su régimen y que seguramente, los acosaría para ponerlos  en contra de él. Y así sucedió.

Desde entonces, Lucifer emplea la mentira para difamar a Dios, para poner en tela de juicio sus actos. El libro de Job, el más antiguo que escribió Moisés, nos da suficiente luz del conflicto cósmico que nos lleva a este mar de lágrimas, sufrimiento y horror que se ha convertido nuestro planeta.


El ejemplo de Job.

 En este libro se describe a Job, un hombre próspero y justo, que ponía a Dios en primer lugar, honraba a su autor, Job no sabía mucho de Dios como lo dice él mismo, pero sí lo suficiente para amarlo, servirle y esperarlo. Era su creador, proveedor y salvador. En el capítulo uno, se lee de su rectitud, riqueza y de sus 10 hijos, y que Dios  estaban realizando un concilio en el cielo, con los representantes de los mundos no caídos bajo el influjo del pecado, en este  congreso entró Satanás  representando a la Tierra, pues al hacer infringir a Adán le quitó esta preciada función.

¿Has visto a mi siervo Job que no hay otro como él? Le preguntó Dios enumerando  sus atributos. Dios   se sentía  orgulloso y reconoció sus virtudes.

Entonces el diablo difamó a Dios y a Job, afirmando que lo  quería por  toda la fortuna  que  le concedió. Esto me recuerda al refrán del conejo hablando de orejotas, pues era su caso, exhibiendo su ingratitud y egoísmo, pues Satanás antes de su rebelión fue Luzbel, un ángel perfecto, bello e inteligente,  exaltado en el cielo. (Isaías 14: 11 al 13: Ezequiel 28: 13 al 17).

Satanás ubicó a Job como un interesado y a Dios  carente de inteligencia, que gobernaba mal al darle excesiva riqueza, lanzando un dardo mortal contra los oyentes, con ello sembró la semilla de la duda y dio ejemplo a todos los que acusan a Dios injustamente: _”Quítale lo que tiene y te maldecirá.”

Entonces, Dios se lo permitió. ¡Qué privilegio! Fue útil, su equipo  para ganar el mundial y desenmascarando.  Sabía  que lo amaba y  era leal. No sé si Satanás pensaba ganar o solo causar daño, lo que sí sé, esto lo pinta tal como es, egoísta y cruel, quiere  la desgracia y pobreza del ser humano.

En un solo día aniquiló con crueldad: sus reses vacunas, asnas, ovejas, camellos, siervos, la casa de su primogénito y a sus 10 hijos. ¿Qué hombre soportaría un dolor así? Pues bien, transcribo la respuesta de Job que son sus palabras más recordadas que reflejan su grandeza. (Job 1: 20 y 21).

“Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.

Qué persona tan consagrada, un ejemplo a seguir. Con valor agregado, su reputación se vino abajo, pues es común que del árbol caído cualquiera hace leña, y la gente  seguramente pasó horas  discutiendo y asegurando que  todo lo que le pasó era el resultado de su maldad. 

No conforme con su crueldad, quiso matarlo, pero Dios se lo prohibió, y en cambio lo enfermó con una especie de sarna  de lo peor, así que no solo se quedó en la calle sino imposibilitado para trabajar.

A pesar de esta nueva prueba, Job no  culpó a Dios, simplemente no entendía lo que le estaba pasando, tenía absoluta confianza en Dios, su esperanza era volverlo a ver en  la resurrección. (Job 19: 26).


La obra tiene capítulos filosóficos acerca de la vida y la creación, aparecen 3 amigos molestos que aumentaron su angustia y dolor, finalmente Job razona que Dios es Todopoderoso y omnisapiente, que tiene soberanía para actuar como a él le plazca porque es amor, y él Job muy insignificante, por lo tanto no le dice por qué sufrió tanto, pero lo ratifica justo y lo restaura.

De la lectura de este libro, llegamos a saber, que hay un conflicto cósmico, entre el bien y el mal, entre la creación  de Dios y el odio destructor  del diablo, debemos de buscar a Dios por amor, en agradecimiento  a  su sacrificio expiatorio en la cruz.

Existe el diablo, y al no poder vencer a Cristo, quiere perjudicar a la raza humana con dolor y muerte.  Esto lo podemos encontrar en las Sagradas Escrituras, te recomiendo leerlas cotidianamente con oración,  pidiendo la guía del Espíritu Santo.

Dios no produce dolor, enfermedad ni muerte, envió a su hijo Jesucristo a restaurar la imagen del Padre,   a enseñarnos a vivir con amor, fe y esperanza,  a darnos vida eterna.



Fragmentos de la misión de Jesucristo:


Juan 3:16 Reina-Valera 1960 (RVR1960).
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.


Isaías 61:1-2Reina-Valera 1960 (RVR1960)
El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados.

Juan 10: 10 LBLA. 
El ladrón sólo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Juan 14 Reina-Valera 1960 (RVR1960).

1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.

2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.

3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

4 Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.

5 Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?

6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

7 Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.

8 Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.

9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?

10 ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.

11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.

12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.

13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.






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